Coronavirus

Retraso en el desarrollo motor y del lenguaje oral, la huella de la pandemia de Covid en los niños

Los expertos alertan de un mayor número de consultas fisioterapéuticas y logopédicas a raíz del confinamiento, que afectó directamente a la motricidad y al habla de los más pequeños - La socialización y los problemas de salud mental son otras de las secuelas más latentes entre ellos

Imagen de un grupo de menores en un colegio de la provincia.

Imagen de un grupo de menores en un colegio de la provincia. / Álex Zea

Ansiedad, depresión, problemas psicomotores, retraso en el desarrollo del lenguaje oral o dificultad para establecer relaciones sociales. Estas son solo algunas de las secuelas derivadas de la pandemia que se están observando entre la población infantil. La huella de la Covid-19 entre los menores abarca unas dimensiones que cada día preocupa más a los profesionales.

Los meses de confinamiento siguen haciendo mella entre los más pequeños. El hecho de estar encerrados sin posibilidad de salir y moverse en entornos naturales o relacionarse con iguales deriva hoy en día en una alteración de su desarrollo a todos los niveles.

«Ha habido mucha menos experimentación de la motricidad durante estos meses, esto ha hecho que el desarrollo motor de algunos niños se haya visto afectado», explica Gabriel Guerrero, fisioterapeuta infantil. El de los más pequeños es uno de los colectivos en los que más se están notando las consecuencias derivadas de esta situación excepcional, ya que aún a día de hoy continúan interfiriendo en su día a día.

Mayormente afectados se están viendo los nacidos durante estos dos años de pandemia, ya que la forma de desarrollarse que han experimentado no ha sido la habitual en todos los casos. Es por ello que el número de menores con necesidades en su desarrollo motor se ha incrementado de manera considerable en los últimos meses.

Desde el Equipo SIDI, centro integral infantil y juvenil, desarrollan lo que se conoce como la práctica centrada en la familia: «Este modelo consiste en que nosotros trabajamos con el niño pero también con su familia, para empoderarla y que luego ellos sepan qué hacer en su día a día con los niños, para que ellos mismos puedan también favorecer el progreso de sus hijos», señala Gabriel Guerrero.

El número de menores con necesidades en su desarrollo motor se ha incrementado durante los últimos meses

El contexto en el que vivimos desde la irrupción de la Covid-19 ha motivado, además, la aparición de problemas en el desarrollo de lenguaje y la socialización. Así, los profesionales advierten de un incremento en la cantidad de niños que están presentando dificultades en estos dos campos. «Muchas profesoras de escuela infantil nos cuentan que algunos niños están tardando más en desarrollar el lenguaje oral o les está costando un poco el iniciar relaciones sociales», advierte Guerrero.

El uso de la mascarilla ha jugado -y continúa haciéndolo- un papel fundamental en la proliferación de estas secuelas. «Cuando los niños están desarrollando el lenguaje se dejan llevar mucho por los movimientos de la boca que ven en el adulto, la forma que tenemos de colocar los labios y la lengua. El usar mascarilla a diario resta un poco la información que ellos reciben», informa Gabriel Guerrero.

De esta problemática se hace eco el Colegio Oficial de Logopedas de Andalucía. Su decana, Adela Corrales, alerta de la falta de estimulación general en los menores. «Los niños necesitan inputs auditivos y visuales para su aprendizaje. Con el uso de la mascarilla falta esa estimulación, ese apoyo visual de como debe pronunciarse un determinado fonema», explica Corrales.

Esta profesional advierte de un aumento de consultas posteriores a la pandemia debido a estas patologías: «Hay padres que ven como normal algunos procesos del habla infantil y no los estimulan adecuadamente. Pero últimamente sí hemos visto que ha habido muchas más consultas de padres que traen a sus hijos porque notan que no hablan bien».

La falta de relaciones sociales influye directamente en el desarrollo del lenguaje oral

Ambos profesionales coinciden en afirmar que la falta de relaciones sociales influye, también, de manera directa. «Todos los aprendizajes que se desarrollan tienen una parte de imitación y esa parte se pierde cuando el número de personas con las que contactas disminuye», asegura Gabriel Guerrero.

En sus consultas, los esfuerzos se centran, por tanto, en dotar a los pacientes de todas las herramientas que, por las circunstancias, no pueden adquirir de manera natural. «En las sesiones usamos muchos recursos interactivos que puedan reemplazar lo que se produciría normalmente, como vídeos en los que se muestra cómo se posiciona la boca para pronunciar tal fonema, porque es que lo tienen que ver para aprenderlo», indica Adela Corrales.

Salud mental

Durante el confinamiento, el 46% de la población española manifestó un aumento del malestar psicológico. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad, un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental, siendo la ansiedad, en un 43,7%, y la depresión, en un 35,5%, el motivo de estas consultas.

Estas preocupantes cifras se trasladan, como no podía ser de otro modo, a la población infantil. El 85,7% de los padres y madres percibieron cambios en el estado emocional y el comportamiento de sus hijos durante la cuarentena.

Entre los síntomas más frecuentes, la dificultad para concentrarse, aburrimiento, irritabilidad, inquietud, nerviosismo, sentimientos de soledad, malestar y preocupaciones, informa la confederación Salud Mental España.

Todas estas sensaciones son más difíciles de canalizar y asimilar por los menores, que se muestran más sensibles hacia este tipo de cambios. «Los niños y niñas también pueden sentirse deprimidos, pero suelen expresar su sufrimiento de manera distinta al de las personas adultas», trasladan desde Cruz Roja Española. La entidad está llevando a cabo una campaña con motivo del Día Mundial de la lucha contra la Depresión, celebrado el pasado 19 de enero.

Cruz Roja alerta de que este tipo de problemas de salud mental no solo afecta a la población adulta: «En los niños suele manifestarse de manera diferente mediante la irritabilidad, menor tolerancia a la frustración, llanto frecuente, disminución o ausencia de juego, apatía o aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse y trastornos de la alimentación o del sueño».

Por ello, la entidad incide en la importancia de fomentar la salud mental en la infancia. Y lo hace, además, siguiendo el patrón de empoderar a las familias en el desarrollo de esta misión. «Debemos crear un vínculo de seguridad y confianza entre los niños y niñas y las personas que los cuidan. Además de disfrutar del tiempo libre con juegos y actividades lúdicas», informan.