Crónicas de la ciudad

Los desconocidos cañones del fuerte de El Perchel

Del desaparecido fuerte de San Andrés, junto al convento perchelero del Carmen, sobreviven dos cañones con una curiosa historia detrás

Uno de los dos cañones de la batería del Perchel se conserva en este parterre ajardinado próximo a Parque Mediterráneo.

Uno de los dos cañones de la batería del Perchel se conserva en este parterre ajardinado próximo a Parque Mediterráneo. / A. V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Hace unos días hablábamos de que la defensa que los colectivos vecinales de El Perchel hicieron del convento carmelita de San Andrés, que a finales del siglo pasado no tenía protección arquitectónica en el PGOU, hizo que terminara protegido y en nuestros días, rehabilitado.

También se sumó la siempre activa Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831, que hoy cuenta con un merecido espacio en el antiguo refectorio o comedor de los frailes, y eso que unas obras en la parcela vecina le pegaron hace lustros un ‘bocado’ a la vieja construcción.

Por suerte, el convento resistió tanto al ‘boom’ del ladrillo como al brumoso conocimiento histórico-artístico de algún cargo público.

También hablamos del contiguo y hoy desaparecido fuerte de San Andrés, que protegía de los piratas ese ‘finisterre’ de Málaga vecino del arroyo del Cuarto, cuando la playa estaba mucho más próxima.

Al hilo de esta batería perchelera, hoy recuperamos una historia que la sección semanal Mirando Atrás publicó hace seis años.

Porque en una zona ajardinada que está en el cruce de Luis Barahona de Soto con Sor Teresa Prat se encuentra un cañón que en realidad perteneció a este antiguo fuerte, que se levantó en 1625 y prestó servicio hasta 1811.

En 2016, fuentes municipales contaban que, unas tres décadas atrás, habían aparecido dos cañones durante las obras de cimentación de un edificio en la Explanada de la Estación.

El desaparecido fuerte se encontraba a muy pocos metros y es muy posible que la pareja de cañones quedara enterrada en la arena tras una fuerte avenida del arroyo del Cuarto.

Los dos cañones adornaron el parterre hasta que unos años atrás, uno o varios mamelucos quemaron la cureña (el soporte de madera) de uno de ellos y el Ayuntamiento optó por retirar el dañado, que adornó durante un tiempo la entrada del Archivo Municipal, hasta que fue traslado al MUPAM, para aderezar uno de sus espacios. Allí sigue todavía, informan del Ayuntamiento.

Tanto Antonio Lara Villodres como Francisco Cabrera Pablos han investigado a fondo la historia de la batería del Perchel. En 1785, los frailes carmelitas llegaron a pedir la cesión del abandonado fuerte porque allí sólo se ocultaban defraudadores y malhechores, cuenta Francisco Cabrera. Consultado Carlos III se negó, pero ya estaba en mente derribar la batería.

Sorteando siglos y guerras, dos cañones percheleros sobreviven, uno de ellos, en un precioso parterre junto a la urbanización Parque Mediterráneo.