Costa del Sol

Piden la prisión permanente revisable para los suecos acusados de asesinar al Maradona y al Zocato en Marbella y Estepona

La Fiscalía también solicita 12 años de cárcel para otras cuatro personas por complicidad con el sicariato liderado por Amir Mekky en los crímenes cometidos entre mayo y agosto de 2018 - El juicio se celebrará entre el 19 de septiembre y el 21 de octubre

Escena del crimen en la que fue asesinado Diego Ávila. | L.O.

Escena del crimen en la que fue asesinado Diego Ávila. | L.O. / jose torres. Málaga

La Fiscalía pide prisión permanente revisable para los tres ciudadanos de origen sueco y otro danés a los que acusa de asesinar a tiros en 2018 a David Ávila alias Maradona en Marbella y a Sofian Ahmed Barrak el Zocato en Estepona. Según el escrito de acusación al que ha tenido acceso La Opinión, estos cuatro hombres, entre los que se encuentran el supuesto líder del grupo Amir Mekky y su hermano Fakhry, estarían al mismo nivel de autoría pese a que las dos ejecuciones se atribuyen al mismo hombre, uno de los miembros de la otra pareja de hermanos que completaban la banda. El fiscal se basa en los artículos 27 y 28-1 del Código Penal que otorgan la misma responsabilidad del crimen a los que ejecutan el delito y a los cómplices directos, así como a los que los realizan conjuntamente, por medio de otro y a los inductores. Para la prisión permanente revisable, la petición se ciñe al artículo 140, que reserva uno de sus puntos a aquellos que perpetren el asesinato perteneciendo a una organización criminal. El ministerio fiscal añade a su petición otros dos años de cárcel para cada uno por tenencia ilícita de armas.

En el juicio, cuya celebración está prevista por la Audiencia Provincial de Málaga entre el 19 de septiembre y el 21 de octubre, y que será con jurado popular, también se sentarán en el banquillo otras cuatro personas. El fiscal solicita 12 años de prisión para cada uno de ellos por complicidad en el asesinato de Ávila y la misma pena para otro varón por el mismo delito en el crimen del ceutí Sofian. En el escrito acusa a los tres primeros de ayudar al grupo en asuntos logísticos y al cuarto, de facilitar su identidad para alquilar el coche con el que planificaron y realizaron seguimientos a la segunda víctima. En cuanto la responsabilidad civil, cifra la indemnización en 300.000 euros para las viudas y herederos de ambas víctimas.

El primero de los crímenes ocurrió el 12 de mayo de 2018. El escrito de la Fiscalía relata que uno de los acusados aprovechó que David Ávila se marchaba con su familia de la primera comunión que uno de sus hijos acababa de hacer en la iglesia Virgen del Rocío de San Pedro Alcántara. Cuando la víctima, su mujer, los dos hijos de ambos y un amigo se subían al coche que el primero había aparcado en la calle Toledo, un pistolero vestido de negro y con un casco integral en la cabeza se acercó al coche por la puerta del conductor y alcanzó cinco veces a la víctima con una pistola automática de 9 milímetros parabellum. El Maradona murió en el acto y el agresor, identificado por los investigadores como Ahmad Abdul Karim, la mano derecha de Amir, huyó en una Yamaha TMAX blanca que había aparcado unos metros más adelante. Giró a la derecha en la calle Linda Vista, llegó a la avenida del Mediterráneo (N-340) y se dirigió hacia Estepona hasta la salida de la vía de servicio del Centro Comercial de Diana. Así llegó hasta la urbanización Cortijo del Mar, donde Fakhry Mekky, el único que no tiene la nacionalidad sueca (es danés), alquiló el año anterior un piso en el que vivían los cuatro investigados.

El segundo crimen ocurrió la madrugada del 20 de agosto en la zona de El Campanario de Estepona. Tras haber estado en la zona de bares de Puerto Banús con el acusado Amir Mekky, Sofian Ahmed Barrak regresó en taxi a su casa a las 3.03 horas y diecinueve minutos después salió de la vivienda para accionar la puerta de un coche estacionado. En ese momento, según el relato de la Fiscalía, el mismo hombre que disparó a Maradona y que acechaba al Zocato salió a su encuentro. Lo mató de nueve balazos del mismo calibre que usó con Ávila. Luego cogió la bicicleta con la que llegó hasta allí y que había escondido entre unos contenedores y huyó por la calle Priorato, donde dos vigilantes que oyeron los disparos intentaron interceptarlo. El encapuchado les apuntó con el arma y les obligó tirarse al suelo, lo que le permitió continuar su huida hasta la urbanización Cortijo del Mar en la que residía con sus compinches a escasos 500 metros del crimen.

La Udyco-Costa del Sol siempre relacionó los dos crímenes a un sicariato de origen nórdico que actuaba por encargo de otros criminales asentados en la Costa del Sol e incluso vinculó a los acusados con los ataques con explosivos que se produjeron en octubre de ese mismo año en la vivienda de un narco en Benahavís y en uno de sus negocios en el polígono de San Pedro Alcántara, entre otras acciones. Tres de los cuatro principales acusados fueron detenidos en una primera fase ese mismo año, mientras que Mekky, muy escurridizo, logró huir a Dubái, donde fue detenido casi dos años después en virtud de una orden internacional.