Entrevista | María López Parages Investigadora emergente de la Facultad de Ciencias de Málaga

"Es mucho más complicado para una mujer acceder a puestos relevantes"

«Te encuentras muchos más referentes de científicos hombres, entonces parece que las mujeres no hacemos ciencia. De manera que, aunque sea de manera inconsciente, crees que el que avanza es el hombre»

María López en uno de sus proyectos científicos.

María López en uno de sus proyectos científicos. / Paula Tamayo García

Paula Tamayo García

La escasez de referentes femeninas en la historia de la ciencia lastra la incorporación de las mujeres a la investigación y la ciencia. Probablemente no se conocería a Tales de Mileto o a Einstein si hubieran nacido mujer. Y es que los méritos de sus descubrimientos se los habría llevado algún compañero de investigación. Este fenómeno, que se conoce como ‘Efecto Matilda’ en honor a Matilda Joslyn Gage, la primera activista en denunciarlo, señala la injusticia que ha ignorado los hallazgos de brillantes científicas a lo largo de la historia.

María López Parages es investigadora emergente, seleccionada en la última convocatoria de ayudas a proyectos de I+D+i del Programa FEDER, del departamento de Ecología y Geología de la Facultad de Ciencias de Málaga. Actualmente, estudia como afectan a las algas marinas los cambios exteriores desde el punto de vista ecofísiológico y molecular. Con la celebración este pasado 11 de febrero del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, López reivindica el papel de la mujer científica.

¿Cómo de necesaria ve la reciente celebración del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia?

Es muy necesaria por varias razones. Primero porque, en general, la sociedad ve la ciencia como algo muy ajeno, como si fuese algo que no estuviese relacionado con el día a día de nuestra vida y para nada es así. La ciencia debe convertirse en algo muy cercano. Y luego, además, cuando nos llega alguna información siempre nos llega de forma masculina, siempre son los científicos, los vulcanólogos, entonces parece que las mujeres no hacemos ciencia. Creo que es fundamental celebrar este día para que los niñas y niños vean que la ciencia también está hecha por mujeres.

¿Hay pocas mujeres en la ciencia o solo están invisibilizadas?

En las aulas hay muchas alumnas pero, paralelamente, cada vez que vamos avanzando en la carrera académica y científica el número de alumnado femenino disminuye. Hay muchas alumnas, hay muchas becas, se leen muchas más tesis de mujeres pero el problema viene cuando buscas una cierta estabilización o quieres ascender a puestos más vinculantes en los que las mujeres dirigen sus propios proyectos o crean sus propios grupos de investigación, incluso, si te dedicas solo a lo académico, cuando vas a los departamentos normalmente hay muchos más hombres que son profesores titulares o catedráticos y, en cambio, hay muchas más becarias. Raro es el departamento donde hay más catedráticas y profesoras titulares mujeres que hombres.

¿Es muy notable todavía la brecha entre los hombre y las mujeres en la ciencia?

Sí, es notable. De todas maneras, he de decir que en la ciencia estamos inmersos en un sistema bastante competitivo que no es capaz de amortiguar cambios. Para poder dedicarte a la carrera científica de una manera más o menos estable y digna tienes que producir y publicar todos los años. No te puedes permitir abandonar tu carrera durante un año o dos porque afecta mucho. Esto adolece tanto a hombres como a mujeres, aunque, desfavorece más a las mujeres porque, por ejemplo, la maternidad solo la llevamos nosotras y, tristemente, hay pocos casos de compañeros del gremio que se cogen la baja porque saben que si te coges una baja de cuatro meses o seis meses eso, al final, va en detrimento de tu currículum.

¿Ha llegado a sentir algún tipo de prejuicio o trato diferente por el hecho de ser mujer?

Sí, he notado un trato diferente en la manera que tienen de hablarnos. Por ejemplo, si vas a una reunión y hay un hombre y una mujer normalmente piensan que la estudiante es ella y el profesor es él. Parece que está bastante instaurada esa idea, parece que sale natural, por el hecho de que todos los referentes que tenemos son hombres. Te encuentras muchos más referentes de catedráticos, jefes de grupos, cuando entras a un consorcio de varios proyectos internacionales los líderes son hombres entonces eso hace que tú misma consideres que es lo normal. Referentes de mujeres catedráticas hay pocas. De manera que, aunque sea de manera inconsciente, crees que el que avanza es el hombre.

¿Qué medidas cree que deben ser prioritarias para avanzar en el papel de la mujer en la ciencia y darle mayor visibilidad?

Creo que se deberían incentivar aquellos proyectos dirigidos por mujeres. Cuando pides proyectos a nivel estatal y hay igualdad de puntos, pesan más aquellos en los que hay más número de investigadoras pero estaría bien no tener en cuenta solo el número sino tener en cuenta el rol que ocupan esas mujeres. Eso sí que sería una buena medida, incentivar aquellos proyectos donde la investigadora principal sea mujer y, en general, poder flexibilizar la carrera investigadora para que no nos puedan penalizar si hay parones y tener en cuenta no solo la cantidad sino la calidad de las investigaciones que se hacen.

¿En cuanto a condiciones laborales, son muy diferentes entre los hombres y las mujeres científicas?

En cuanto a condiciones laborales no, la precariedad es la misma para ambos y la inestabilidad también. El sueldo que puede ganar un hombre y una mujer en el mismo puesto es el igual pero el puesto al que acceden no es el mismo. Es mucho más complicado para una mujer acceder a un puesto de relevancia que para un hombre. Asimismo, la estabilidad es diferente, es decir, quien se estabiliza primero, quien consigue primero una cátedra o una plaza de titularidad suelen ser ellos.

¿Qué papel pueden jugar las universidades en esta problemática?

La universidad es una pieza clave porque es una etapa final de formación de un alumnado que se va a incorporar al mundo laboral. Naturalizar y empoderar a esas futuras graduadas para que piensen que su puesto de trabajo debe ser tan digno como el de su compañero hombre es fundamental. Además, la universidad también cumple la función de formación y más influyente es, incluso, cuando desde tus clases le estás enseñando que la ciencia también la hacen mujeres, que los proyectos también lo dirigen mujeres. Es esencial la acción de la universidad para mostrar a las futuras mujeres científicas que podrán acceder a puestos vinculantes.