Guerra de Ucrania

Cinco madres ucranianas y sus seis hijos ya están de camino a Málaga

La expedición de malagueños que ha viajado a la frontera rebaja el ritmo de carretera para adaptarse a las necesidades de los menores, entre los que hay bebés

Malagueños al rescate en Ucrania: Cinco madres y sus seis hijos ya están de camino a Málaga

La Opinión

No hubo tiempo para descansar. Tras llegar ayer a su destino y descargar el material humanitario en un campamento cercano a la frontera entre Polonia y Ucrania, la expedición malagueña puso de nuevo rumbo a Varsovia. Se llevaron a una madre y sus cuatro hijos que necesitaban ir a la capital polaca y por el camino recogieron a tres de las once personas que traerán hasta Málaga para que se reencuentren con sus familiares. 

Llegaron a la gran ciudad sobre la una de la madrugada con un frío terrible y un cansancio que ya va pasando factura, pero la imagen que se le quedó marcada al grupo estaba en la estación de autobuses. "El éxodo. Miles de personas tumbadas esperando a ser rescatada. No tengo palabras", resumen Carlos Benito, el policía nacional que junto a varios bomberos del consorcio y otros voluntarios forman la expedición con un convoy de cuatro furgonetas que salió de Málaga la noche del pasado domingo. Recogieron en Varsovia al grupo de ocho refugiados que faltaban y buscaron de urgencia un hotel de carretera donde el grupo, ya de 21 personas, durmió de 2.00 a 8.00 de la mañana. En su audio, Carlos pronuncia la palabra cama de forma especial, ya que la última vez que durmieron tumbados (un par de horas) fue la madrugada anterior en la casa Raúl, el empresario malagueño residente en Varsovia que les dio techo. 

La presencia de cinco madres y sus seis hijos de entre 1 y 12 años obliga a viajar con otros tiempos, sobre todo por los bebés. Vladimir, presidente de Maydan, la asociación de ucranianos asentados en la Costa del Sol y compañero de viaje de Carlos, se encarga de que la comunicación fluya entre todos. La intención es seguir viajando hacia Málaga turnándose al volante y con paradas de dos horas para que los pequeños aguanten mejor. Si todo va bien, podrían llegar el sábado.

Tras desayunar, se han puesto en marcha, no sin antes revisar los neumáticos y los niveles de los vehículos para "garantizar la seguridad de estas familias". "Estamos en boxes, como en la Fórmula 1", comentaba Carlos sobre las diez de la mañana cuando estaban en un área de servicio de Rawa Mazowiecka, una población a unos 90 kilómetros al suroeste de Varsovia. A las 15.00 horas, su ubicación marcaba que a pocos minutos de alcanzar Zgorzelec, una pequeña localidad polaca cercana a la frontera con Alemania.