Exposición
Los cines de Málaga se pasan a la pequeña pantalla del naif
El pintor y escritor Diego Ceano se suma al XXV aniversario del Festival de Málaga con cuatro cuadros de cines desaparecidos de la ciudad en los escaparates de la veterana tienda de pintura Iberia Art, en Atarazanas. Para el próximo festival planea realizar 15 cuadros de cines y un libro sobre los cines malagueños
Nada más terminar la Guerra Civil, en la puerta del majestuoso y desaparecido Málaga Cinema un vendedor ofrecía unos dulces muy especiales porque, «como había mucha escasez de azúcar, le echaba por encima escayola para que tuviera un poco de blanco y la gente los compraba y se los comía», resalta Diego Ceano.
El artista malagueño, escritor y gran divulgador de Málaga, desvela un sinfín de anécdotas sobre los cines de la capital mientras posa delante de los cuatro cuadros que ha pintado los últimos meses para sumarse al XXV aniversario del Festival de Málaga.
Porque, durante todo el festival, en los escaparates de la veterana tienda de pintura Iberia Art, en Atarazanas, pueden verse cuatro cuadros de estilo naif, con sendos cines desaparecidos de Málaga: el Excelsior de calle Cristo de la Epidemia; el cine Pascualini de calle Córdoba; el Málaga Cinema de la plaza de Uncibay y el Goya de calle Calderería.
«Me he ayudado con fotos antiguas, aunque a veces hay pocas y están borrosas», explica Diego Ceano, que detalla que su pintura es ‘naif limpista’, caracterizada por perfiles muy definidos de lo que plasma, mucho puntillismo «y le da una sensación de limpio».
De los cuatro cines, sólo conoció dos , pues el Pascualini, el más antiguo, fue destruido por una bomba en el 37 que iba dirigida al vecino Banco de España -parte del cual se aprecia en su lienzo-; el segundo que no frecuentó fue el Excelsior, representado durante la etapa de 1937 a 1940, cuando llevó el nombre de el Cinema del Soldado, con entrada gratis para los militares.
Diego Ceano destaca lo lujoso y novedoso que fue el Goya, el primer cine que vendió tantas entradas como asientos, «porque antes se vendían más entradas que asientos y la gente veía la película de pie». El Goya también desterró las banquetas y sillas incómodas y ofrecía «butacas de madera forradas de cuero», además de aire acondicionado, lo que motivaba que más de un cliente viera la película varias veces «para echar la siesta fresquito.
Del Málaga Cinema recuerda las colas kilométricas para ver ‘Mary Poppins’ y cómo, cuando llegó a la taquilla, le vendieron una entrada «para la próxima semana».
El artista malagueño ya está embarcado en el reto de realizar 15 cuadros de cines desaparecidos, así como el de escribir una historia de los cines malagueños llena de anécdotas, «porque Mari Pepa Lara ya escribió una historia de ellos excelente». Su objetivo: tener listo el libro y los cuadros para el festival de 2023.
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