Obituario

Muere Juan Titos, el gran impulsor de la lucha antifraude en Málaga

El inspector jefe, muy querido dentro y fuera de la Comisaría Provincial, fallece a los 70 años dejando un enorme legado en el área de delitos económicos

Juan Titos, durante la presentación de una operación de billetes tintados en 2008.

Juan Titos, durante la presentación de una operación de billetes tintados en 2008.

Ha muerto Juan Titos, el hombre que hizo de la Sección de Fraudes y Delitos Tecnológicos de la Comisaría Provincial de Málaga una de las más prestigiosas del país. Jubilado en 2017, el inspector jefe que todo el mundo adoraba ha fallecido de un cáncer dejando un legado que va mucho, mucho más allá de lo profesional.

Natural del municipio granadino de Guadahortuna, Titos ingresó en la Policía Nacional en 1974 y pasó por Reus (Tarragona), Puente Genil (Córdoba) y Granada capital antes de llegar a Málaga, donde ascendió a inspector jefe en 1994 y formó parte de la Brigada Provincial de la Policía Judicial como jefe de Área de Delincuencia Económica en la que desarrolló una brillantísima etapa que se le reconoció con una Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo, dos con distintivo blanco y más de un centenar de felicitaciones públicas. Antes de esto, en 1987, participó en el operativo que permitió liberar a la pequeña Mélodie Nakachian, secuestrada en Estepona. En 2011 fue nombrado secretario general de la Comisaría Provincial, puesto que ocupó hasta retirarse.

Luchador incansable contra la piratería, estuvo al frente de operaciones históricas como Nilo o Intelhorce. Él mismo decía que la primera, con 330 detenidos por las estafas nigerianas, fue la más conocida, pero la segunda fue la que más le marcó tras más de dos años y medio investigando las irregularidades en el proceso de descapitalización de la empresa textil malagueña y que supuso un escándalo de calado nacional.

Su reputación cruzaba fronteras. «Cuando he representado a España en encuentros de Interpol me he encontrado que delitos que para otras policías eran muy novedosos aquí ya eran normales. Eso significa que estábamos a la altura», dijo a La Opinión en 2011 en una entrevista repleta de anécdotas en la que ya miraba su carrera por el retrovisor. Divertido, didáctico y siempre con mil chascarrillos que contar, su despacho estaba abierto para todo el que asomara la nariz por la puerta. Por eso todo el mundo le quería, respetaba y admiraba, también el redactor que hace doce años se movía por la comisaría como elefante en cacharrería.

Su funeral se celebrará a las 17:30 horas de este martes en Parcemasa.