Crónicas de la ciudad

El 'Limonium carminis' se bate contra la administración española

Una planta única en el mundo y en peligro crítico de extinción trata de sobrevivir a nuestras letales administraciones, a veces tan mortíferas como el temporal más fiero

Estado de la plantación del 'Limonium carminis' tras el temporal de comienzos de abril.

Estado de la plantación del 'Limonium carminis' tras el temporal de comienzos de abril. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Ustedes comprenderán que el autor de estas líneas simpatice con una plantita costera de valor incalculable que en estos momentos trata de sobrevivir a la implacable y mortífera burocracia española.

Se trata, como algunos habrán adivinado, del Limonium carminis, una especie nueva, descubierta en enero de este año en el Balneario del Carmen por la botánica Blanca Díez Garretas, de la Academia Malagueña de Ciencias y por el botánico alemán Matthias Erben. El genitivo latino ‘carminis’ de su nombre científico homenajea a los Baños del Carmen, el único lugar del mundo en el que de momento se ha localizado.

Con anterioridad a este descubrimiento la planta ya tenía pedigrí, pues se consideraba que se trataba del Limonium malacitanum o siempreviva malagueña, otra especie muy rara descubierta por la propia Blanca Díez en 1981 y que por entonces estaba presente en los acantilados costeros entre Torremolinos y Almuñécar. El Limonium malacitanum está en peligro de extinción pero el Limonium carminis sólo está presente, hasta la fecha, en cien metros cuadrados del Balneario y por eso está catalogada como «en peligro crítico».

No se crean, sin embargo, que esta situación ha movido más resortes burocráticos de la cuenta. En 2019, cuando todavía era Limonium malacitanum, planta en peligro de extinción, la Junta valló el terreno por la insistencia de la Asociación de Vecinos de Pedregalejo.

Pero en este tiempo los temporales han arrasado con fuerza la plantación, la última de ellas este mes de abril con resultados catastróficos. ¿Por qué ocurre esto?, pues porque las valiosas plantas tenían de parapeto una caseta que fue demolida.

De nuevo por la insistencia vecinal Costas autorizó en 2019 una rocalla o cualquier elemento que hiciera de pantalla frente a las olas. Tres años después, deben estar proyectando una especie de gran Línea Maginot, porque delante del Limonium no se ha colocado aún ni una mísera roca.

Y así estamos. Lo más inteligente que ha hecho la Junta en este tiempo ha sido llevarse algunas plantas para preservarlas, mientras vuelve a vallar el espacio arrasado con el cartel de la especie anterior; Costas autorizó una medida defensiva que aún no se ha dignado aparecer y el Ayuntamiento promete un espacio botánico en los Baños bastante del montón.

Mientras, lo verdaderamente valioso, una planta única en el mundo y en peligro crítico de extinción trata de no irse al carajo, con perdón, en su lucha contra los elementos -los que ocupan algunos despachos, claro-.

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