Crónicas de la ciudad

Jardín vertical de poetas en la plaza de Pepe Mena

Las antiestéticas medianeras que tanto abundan en Málaga se combaten con murales artísticos o jardines verticales como el nuevo junto a Ollerías

Vista del nuevo jardín vertical en la plaza de Pepe Mena.

Vista del nuevo jardín vertical en la plaza de Pepe Mena. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Estos días se presenta el libro ‘España fea’ de Andrés Rubio, que recopila las salvajadas urbanísticas más llamativas, perpetradas a lo largo y ancho de España desde los últimos años de Franco hasta nuestros días.

La causa de tanto atentado paisajístico ya lo hemos apuntado en esta sección más de una vez: en nuestro país el paisaje no cuenta con una normativa efectiva de protección, al contrario que en Francia, y eso pese a que España firmó hace veinte años el (demasiado etéreo) Convenio Europeo del Paisaje. Este argumento, la falta de normativa eficaz, es justo el que acaba de emplear nuestro Ministerio de Cultura para justificar su cruzamiento de brazos ante la próxima salvajada del rascacielos del Puerto.

Málaga y su Costa del Sol, tierra bravía pese a que en la capital estemos en la cresta de la ola, ha sido especialmente fecunda en brutalidades constructivas, por eso, ante un rosario de tropelías tan ingente que, como la energía, nunca cesa sino que se transforma, sólo cabe arreglar o al menos camuflar como se puedan los estropicios que nos van dejando las sucesivas generaciones de políticos con la mente urbanística en Babia.

En Málaga capital, un clásico de los últimos lustros han sido los murales artísticos que camuflan y embellecen la miríada de medianeras que evidencian el caos de alturas en una misma calle o bien las operaciones urbanísticas mal resueltas.

Otra opción muy efectiva pero no tan presente en nuestras calles ha sido la de los jardines verticales. Lo comprobamos desde hace unos días en la plaza de Pepe Mena, asomada a Ollerías, con un jardín que resuelve la fea medianera del histórico edifico que hoy es la oficina provincial de la Cruz Roja Española.

Además de cubrir con plantas la medianera, la parte baja se ha reservado para homenajear a la Imprenta Sur, motor de la Generación del 27, y a sus famosos impresores, los poetas malagueños Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

Aunque la imprenta funcionó primero en la calle Tomás Heredia y luego en calle San Lorenzo, la Diputación la compró y hoy se encuentra, precisamente, en el vecino Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia.

Por la noche, en el jardín se iluminan los rostros de los dos poetas y las palabras de Altolaguirre que evocan la imprenta como un alegre barco lleno de aprendices y arte a raudales. La plaza de Pepe Mena, resultante a su vez de un antiguo derribo, gana así enteros y combate con plantas y evocaciones poéticas el riesgo de terminar en el lado feo de la historia.

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