La luminosa vida de Cristóbal Herrero

Algunas personas que experimentan las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte), además de contar que sobrevuelan la sala de operaciones, cruzan un túnel y contactan con sus familiares más queridos, describen a unos seres de luz que les transmiten paz y gozo, con lo que concluyen que lo grave no es marcharse al otro mundo sino seguir viviendo en este como autónomo.

Sin necesidad de llegar a estas experiencias extremas, la vida también nos puede regalar terrenales seres de luz, personas con un halo especial, forjado a base de tesón, bondad y generosidad con el prójimo.

Una de estas personas es sin duda Cristóbal Herrero García, un malagueño nacido hace 91 años en Zurgena, Almería y que el pasado jueves, en su querida Escuela Oficial de Idiomas, presentó sus memorias: ‘Noventa años vividos en primera persona 1931-2021’ (Ediciones del Genal).

Amigos, familiares, compañeros y antiguos alumnos de Cristóbal acompañaron a este hombre de acción, a quien el paso de los años no ha hecho que se rebaje un ápice su imbatible vocación de servicio.

Por eso, sus memorias trascienden la recopilación de anécdotas y el paso de etapas para convertirse en un ejemplo de vida.

Compañero de estudios del Rey Emérito y de Jesús Hermida, alumno de la primera Formación Profesional que se impartió en España, de Derecho, Magisterio y Filosofía; unido como profesor de alemán a la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga desde su segundo curso de existencia, librero veinte años en El Palo... Cristóbal hizo posible que cerca de mil alumnos sin recursos pudieran recibir formación en otros países de forma gratuita; puso en marcha el Club de Leones Málaga-Limonar, fue gobernador de España de esta ONG mundial de los Leones y no hay día en que no esté trabajando en una acción solidaria para ayudar a una familia necesitada, ya viva en Málaga o en Ucrania.

Durante la presentación de estas recomendables memorias, en su tradicional tono desenfadado y sin darse la más mínima importancia, Cristóbal Herrero desgranó alguno de los momentos de su larga existencia y hasta sus nietos más pequeños, Irene y Guille, se animaron a hacerle preguntas al abuelo.

En estos tiempos oscuros en los que el mundo se enfrenta a un dictador que sigue la senda criminal de Stalin y Hitler, no todo está perdido. Afortunadamente entre nosotros viven personas que nos iluminan el camino de una vida recta y ejemplar, volcada en los demás. Enhorabuena, querido Cristóbal.

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