Entrevista | Fernando Orellana Presidente de la Academia Malagueña de Ciencias

«Málaga sigue teniendo pendiente un Museo de las Ciencias»

El oftalmólogo malagueño, al frente de esta institución fundada en 1872, habla del papel de la Ciencia y de las academias en España, aboga por un Museo de las Ciencias, que podría ir en el Campamento Benítez y reclama mejores comunicaciones para el PTA

Fernando Orellana, en la sede de la Academia Malagueña de Ciencias con un cuadro de la Málaga de 1872.

Fernando Orellana, en la sede de la Academia Malagueña de Ciencias con un cuadro de la Málaga de 1872. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Desde 2006, el oftalmólogo malagueño Fernando Orellana preside la Academia Malagueña de Ciencias, una de las instituciones más antiguas de la ciudad, en funcionamiento de forma ininterrumpida desde 1872.

¿Están ultimando los actos por el 150 aniversario?

Para otoño estamos diseñando un encuentro de academias en el que se invitará a todas las academias nacionales y a algunas europeas. El Rey Felipe VI ha aceptado la presidencia del comité de honor. Lo que queremos es ver cómo están las academias, y no sólo la nuestra, en el siglo XXI y qué podríamos hacer para seguir siendo útiles a la sociedad. Con el esquema de las academias del XIX no tendríamos razón de ser alguna.

¿Y para qué sirve una academia en el siglo XXI?

En su tiempo fueron centros de saber. Hoy en día tenemos las universidades, hay muchos institutos de investigación y creo que no debemos aspirar a ese papel. Pero desde el principio las academias han tenido unas señas de identidad: la independencia de los poderes fácticos, el espíritu crítico para cuestionarse continuamente tanto lo propio como lo ajeno y el servicio a la libertad de conciencia y de expresión. Por eso creo que en el siglo XXI las academias son totalmente necesarias.

Espíritu crítico y también divulgación.

El otro pilar de las academias es la divulgación del conocimiento de forma rigurosa y sin perder la excelencia.

Cuentan con una nueva sección de Medio Ambiente y Territorio. ¿A nivel local se están haciendo bien las cosas para frenar el cambio climático?

Hace cinco años publicamos un tríptico sobre el cambio climático en Málaga y creo que estamos suspensos, los deberes están por hacer. No se puede decir que no haya conciencia de las administraciones pero como decía el secretario general de la ONU, estamos ya a contrarreloj y a punto del desastre. Todos, no sólo las administraciones, debemos ser mucho más coherentes y determinantes. Que te duches con menos agua o recicles la basura todo es importante porque todo va sumando. 

¿Y como está la salud de la Ciencia en Málaga?

Mucho mejor de lo que nos creemos. En la Universidad tenemos grupos de investigación de excelencia; en tecnología y la informática ya estamos viendo que viene Google; en el Parque Tecnológico me alegró mucho que reconociera la figura de Felipe Romera, el PTA ha sido un salto cualitativo apoyado por las administraciones y no somos conscientes de la verdadera riqueza que hay ahí. Allí está por ejemplo el Bionand, el centro andaluz de bionanotecnología en el que se hacen unas investigaciones que no tienen nada que envidiar a ningún otro centro de Europa; tenemos el Ibima en Oncología; en Química al profesor Javier Laserna que está participando en las misiones a Marte; en Astrofísica al profesor Alberto Castro-Tirado... Quizás fallamos en saber comunicar todo lo que se hace.

Ha mencionado el PTA, ¿qué le falta?

En cuanto al funcionamiento pienso que roza la excelencia pero la mejora de las comunicaciones sería fundamental. Que miles de personas cada día pierdan minutos preciados de su tiempo en desplazarse es una asignatura pendiente.

Y la ‘cantera científica’, el Centro Principia, ¿cómo la ve?

Hay que cuidarlo, mimarlo y potenciarlo porque es una labor titánica y casi heroica la que hacen los profesores y es muy importante concienciar sobre la Ciencia desde pequeñito. Es lo mismo que el proyecto ‘Como tú’, que se ha hecho por la Universidad y en el que participa la ACM para sensibilizar a las niñas e que pueden tener las mismas posibilidades en la tecnología y en la Ciencia. Los estereotipos se fijan con seis o siete años, por eso desde pequeños hay que enseñarla y hacerla amable.

Lo que seguimos es sin un Museo de Ciencia.

Es una espinita que tenemos. En 1873, justo al año de inaugurarse la Academia, se creó el primer Museo de Ciencia en Málaga y creo que sigue teniendo pendiente un Museo de las Ciencias. El planetario que se hará en el Campamento Benítez será un salto cualitativo, quizás no estaría mal, como allí hay terreno, hacer un Museo de las Ciencias.

¿Qué le parece a la ACM el plan Guadalmedina?

El Guadalmedina necesita una actuación de envergadura mucho mayor que el mismo plan. Nos sirve para adecentar la parte inferior y en la cuestión ecológica hay cosas que se podrían hacer mejor pero el Guadalmedina tiene el problema hidrogeológico de base que sigue pendiente desde hace siglos. Y con respecto a la reforestación de la zona más cercana, la labor del que fuera presidente de la AMC, José Ángel Carrera fue impresionante pero por falta de medios no se completó. Ahora se están dando pasos y hay que completarla.

Cumplen 150 años pero están en un local municipal y sin sede fija.

Al Ayuntamiento le agradecemos la cesión del local pero necesitamos con urgencia formalizar la concesión, porque está vencida; a este respecto hay que intentar que sea una prórroga por un periodo de tiempo considerable para seguir manteniendo la actividad. Nuestra antigua sede es el antiguo Colegio de San Telmo, gran parte de la planta baja estaba cedida de forma indefinida y gratuita a la ACM, que la ocupaba desde 1878, por una Real Orden de 1903. En 1972, por lluvias y unos desagües en mal estado, hubo que desalojarla. Creo que al ser una academia provincial, las administraciones podían ayudarnos a tener una sede. Es una pena pero en cuanto en el actual local pasamos de las 40 personas no cabemos y es un verdadero peregrinaje.

¿Qué le parecería el Convento de la Trinidad?

En el proyecto anterior iba allí una sede, no sólo para nosotros sino compartida.

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