Urbanismo

La reforma de Carretería es «como otra pandemia»

Las quejas principales de los comerciantes de la zona por las obras son las pérdidas económicas y de clientela, la falta de ayudas municipales y el déficit de personal para ejecutar el proyecto

Pasillo de Santa Isabel y Carretería con un pequeño tramo de acceso para peatones.

Pasillo de Santa Isabel y Carretería con un pequeño tramo de acceso para peatones. / Evelyn Herrera

Mariví Pérez

La continuación de las obras en Carretería tras el parón en Semana Santa mantiene a los comercios en apuros. La solución para que los tronos pudiesen pasar por la Tribuna de los Pobres fue asfaltar provisionalmente el terreno, hecho que ha atrasado las obras. Eduardo, dueño de Del Rosal, afirma que «es como otra pandemia porque las ventas han caído en picado. Acaba la pandemia y empalmamos con la obra, es un alargamiento de la pandemia».

«Hemos tenido dos años de pandemia y las obras se podrían haber hecho durante la pandemia, porque después de estos dos años, yo que tengo trajes de flamenca, tras dos años sin feria, abrimos la tienda y en octubre empezaron las obras, con todas las pérdidas que han conllevado», reflexiona María del Mar Ortega, dueña de María del Mar Ortega Flamenca y Comunión.

Para algunos comerciantes como para Mari Carmen Bernan, propietaria de Nazareno de Málaga, este parón de Semana Santa «ha sido un pequeño respiro». Para María del Mar Ortega la Semana Santa también fue un respiro y añade que gracias a la acera tienen «un poquito de normalidad». Sensi Mercedes, encargada de Cudeca, recalca que durante la Semana Santa «se notó una barbaridad que la obra no estaba». Sin embargo, Silvia Gil, propietaria de Silvia Gil Selección, afirma que en Semana Santa no recuperaron nada porque «cerraron el acceso».

Las principales quejas de los comerciantes son las pérdidas económicas y de clientes. Mari Carmen Bernan afirma que les «han quitado un 60 o 70% de clientela». Mari Luz González, dueña de Pleximar, explica que «la gente que viene ve las vallas y se da media vuelta porque piensan que está cortado». Mari Carmen Bernar lo corrobora explicando que al estar cortada la escalera «todo el mundo tiene que dar la vuelta», lo que conlleva que la gente pase por la calle Cisneros.

Otro problema que recalcan es la falta de personal. Mari Carmen Bernar explica que hasta Semana Santa había cinco o seis personas trabajando. Mientras, Mari Luz González admite que a veces se pone a observar a los trabajadores y «hay uno trabajando, otro fumando, otro que ha ido a por un café. Hay veces que les hemos preguntado que por qué no meten más personas a trabajar y la excusa es que no entran más personas en la obra».

En lo que sí están de acuerdo los comerciantes es que se les ha abandonado a su suerte y que no han recibido ningún tipo de ayuda por parte del Ayuntamiento. Bernar se entristece cuando afirma que «los sufridores somos nosotros porque nadie nos ha tenido en cuenta». González señala que la oposición pidió «una ayuda pero se negaron».

Se estimaba que la obra duraría 18 meses pero los comerciantes no saben cuándo terminará. Al comercio de Virginia, Arte Cofrade Hermanos Martos, todavía no ha llegado la obra pero sentencia que cuando llegue a su tienda «será mortal para el negocio».

Respecto a la utilidad de las obras, las opiniones son diversas. Bernar explica que entiende que Málaga tenga que avanzar y se tenga que modernizar pero sin perder «ni nuestra esencia, ni nuestras raíces, ni nuestros edificios emblemáticos». González por su parte no ve necesaria la obra ya que «no es una calle principal como la calle Larios». En este sentido, Anselmo, un malagueño que prefiere no decir su apellido, recuerda que por «el cierre de la calle Larios tuvieron lugar muchas protestas y luego se ha visto que ha sido una maravilla» y que de esta forma «se está revalorizando todo el Centro Histórico». Encarni, otra malagueña, cree que «el ruido es horrible» pero que para «el día de mañana esto será mejor para todos».

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