La hostelería de Málaga prevé repercutir este verano los altos precios del pescado o del aceite

Los hoteleros ya advirtieron, después de la pasada Semana Santa, de incrementos para esta campaña derivados de la inflación que han registrado las materias primas o los combustibles

Un grupo de turistas almuerzan en el exterior de una terraza

Un grupo de turistas almuerzan en el exterior de una terraza / F. E.

Fran Extremera

Fran Extremera

La hostelería en la provincia de Málaga ya hace números de cara a la próxima campaña estival. Y, al igual que ya advirtieron los hoteleros, nada más concluir la Semana Santa, no se descarta un incremento en el precio de las raciones en virtud de los altos precios en origen que registra el pescado o el aceite.

La inflación ha reducido también los márgenes en bares y restaurantes, así como en chiringuitos y otros establecimientos de la Costa del Sol. Por este motivo, fuentes del sector consultadas por este periódico «ven inevitable que se repercuta parte de ese recorte en los beneficios en el consumidor final».

Aunque las estrategias de cada empresa son diferentes, la opinión es generalizada y algunas voces piden a la patronal hostelera, Mahos, que haga pública esta necesidad. Miguel Sáez, copropietario de un beach en Benalmádena, es contundente en este sentido: «No podemos salir de una pandemia y encima entrar en pérdidas entre semana».

En este sentido, muchos establecimientos abrieron sus puertas en abril y todavía no pueden rentabilizar su apertura fuera del fin de semana. Uno de los motivos que argumentan desde el sector «es la falta de liquidez de muchas familias. Hemos detectado una reducción del ticket medio en las pasadas fiestas, pese a que haya excepciones puntuales».

La subida de los precios desde el estallido de la guerra en Ucrania, con un histórico índice de inflación a estas alturas del año, mantiene muy preocupados a la mayoría de agentes consultados. Ahí entran los hosteleros, pero también los propios intermediarios en el sector pesquero.

En nuestra visita a los mercados mayoristas de la capital, algunos vendedores de pescado fresco alertan: «Está entrando género desde Grecia o Turquía, a un precio mucho más bajo, y es la única solución para aquellos restaurantes que no quieren subir el coste de sus raciones».

No obstante, en la actualidad también hay pescado de la bahía malagueña a precios ajustados, como es el caso de sardinas o boquerones. «No podemos generalizar. Además, la subasta en la lonja de pescado es a la baja y si baja la demanda pueden desplomarse algunos precios de cara a la temporada alta», expresan los propios distribuidores de la materia prima en bares y restaurantes.

Todos inciden además en la apuesta por la calidad que han emprendido los establecimientos de la capital malagueña, aupados por la desestacionalización conseguida con la apertura de nuevos hoteles y el crecimiento exponencial del turismo cultural. Asimismo recomiendan el consumo de pescado fresco cerca de los principales puertos de la provincia, como por ejemplo en restaurantes próximos a Caleta de Vélez, Torre del Mar, Torrox, Nerja, Fuengirola, Benalmádena o Marbella.

El sector pesquero, pendiente de nuevos acuerdos con Marruecos

La inflación es uno de los factores que condiciona la venta de pescado en la hostelería. Pero mar adentro, los propios pescadores también están pendientes de otras circunstancias que pueden hacer oscilar los precios en subasta de sus capturas. Por ejemplo, desde septiembre pasado, el convenio de pesca hasta 2023 entre la Unión Europea y Marruecos está suspendido por una resolución del Tribunal Europeo.

La flota malagueña también está pendiente así de unos acuerdos que fueron tumbados en virtud de la situación del Sáhara Occidental y de las aguas adyacentes. De hecho, los pescadores consultados aluden a que el Ejecutivo español ha girado en sus políticas respecto a Marruecos por las presiones del resto de Europa.

Cabe recordar que, a cambio de un montante de 208 millones de euros, el acuerdo anulado en septiembre permitía faenar a 128 buques de hasta 11 países europeos: España, Portugal, Francia, Alemania, Lituania, Letonia, Países Bajos, Irlanda, Polonia, Italia y Reino Unido.

Todos ellos podían sumar un montante en capturas de hasta 375.000 toneladas de pescado. Son precisamente las cofradías andaluzas y canarias las más perjudicadas por la situación actual. Y los armadores que tradicionalmente han acudido a aguas de Marruecos, en base a estos convenios, reconocen que la situación actual también condiciona el precio de algunas especies en lonja (al no disponer de esas toneladas adicionales).

No obstante, no hay una opinión consensuada respecto a esta problemática, debido a que también hay barcos andaluces que faenan en aguas de Argelia.

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