Entrevista | José María Páez Juez decano de Málaga

«El poder judicial está descabezado, parece que la justicia puede aguantarlo todo»

El representante de los jueces malagueños se basa en su propia experiencia y en la situación del Consejo General del Poder Judicial para asegurar que en España «la justicia no se toma en serio» y «no se le presta la misma atención que a otros servicios»

El juez decano de Málaga, José María Páez.  | ÁLEX ZEA

El juez decano de Málaga, José María Páez. | ÁLEX ZEA / CRISTÓBAL G.MONTILLA. Málaga

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

A José María Páez (Málaga, 1964) le duele el colapso que distorsiona la rutina a la hora de administrar justicia en los tribunales. Es juez desde hace más de tres décadas y en sus comienzos sufrió condiciones incluso peores que las actuales. Lamenta que los juzgados malagueños estén en una situación de quiebra técnica. Su camino empezó en la «mítica» facultad de Derecho de El Palo.

Hace unos días, lanzó un mensaje de SOS sobre la situación de quiebra técnica en la que están los juzgados malagueños, ¿siente que predica en el desierto o confía en una reacción sensata del Ministerio de Justicia?

No tengo la sensación de predicar en el desierto. Pero es verdad que, cuando se repite una cosa tantas veces en el tiempo y no se obtiene resultado, hay una cierta desazón. Nosotros estamos acostumbrados a realizar un trabajo muy duro y no nos desanimamos fácilmente. Ser el representante de los jueces de Málaga conlleva un plus y no está permitido desanimarse fácilmente. Yo voy a seguir predicando, aunque sea en el desierto. Confío en que, al final, se le dará la vuelta a la tortilla.

La Ciudad de la Justicia se ha quedado pequeña, no se hizo una planificación a largo plazo

¿Llegan a ser los ciudadanos conscientes de la saturación con la que se administra la justicia o lo fácil sigue siendo echarle la culpa a los jueces?

Hay un poco de todo. Al ciudadano se le anima continuamente a acudir a la justicia. En los países civilizados, no resolvemos las controversias a porrazos sino, como dice la ley, en los tribunales. El ciudadano español sabe que tenemos una democracia consolidada y que la manera de resolver los conflictos es esa. Lo que pasa es que nosotros no tenemos capacidad para dar respuesta a toda la demanda que hay. Cuando el ciudadano entra aquí, y averigua los plazos que tiene la justicia, se lleva en cierto modo una decepción. Porque ellos necesitan una respuesta más inmediata en el tiempo. Estamos hablando de temas muy sensibles. Si una persona se mete en su casa y hay que resolver ese tema, eso no puede durar años. O si usted tiene un problema de la Seguridad Social, no le están pagando una pensión o ha sido despedido, qué cara se le queda cuando le decimos que su juicio va a ser dentro de dos años. Eso nos preocupa mucho a nosotros como profesionales y como ciudadanos.

¿Cree que el caos de los juzgados es un reflejo de la sociedad en la que vivimos?

Creo que no. No creo que la sociedad esté colapsada. Ha experimentado un crecimiento enorme. El mundo avanza y está cada vez mejor. No soy pesimista en ese aspecto. La justicia, simplemente, no ocupa el lugar que le corresponde o que debería ocupar. No tiene la atención que se la da a otros servicios públicos. Los gobiernos que van pasando tienen claro que deben tener una hacienda pública potente o que la Seguridad Social tiene que funcionar como un reloj. Además, son administraciones que generan dinero. Tienen también claro que la sanidad y la educación deben ser cada vez más importante. Pero todavía no se tiene claro que la justicia es un pilar básico de la democracia. Parece que eso aún no ha calado. Parece que la justicia puede aguantarlo todo: la falta de presupuesto, la falta de medios, la falta de planificación... No se la toman en serio. El poder judicial está descabezado. Estamos todo el día viendo cuál es la situación en la que se encuentra el Consejo General del Poder Judicial. No se ha renovado desde hace tres años y se le han cercenado sus funciones principales. No puede hacer nombramientos. Tenemos vacantes en el Tribunal Supremo, las audiencias provinciales y en los tribunales superiores de justicia. Y que eso sea así lo han decidido el poder ejecutivo y el poder legislativo. ¿Qué situación ocupamos entonces nosotros? El poder judicial está ahí para controlar al resto de los poderes. Se ha avanzado mucho en España -y Málaga es un ejemplo de ello- pero nosotros nos hemos quedado atrás. El verdadero problema es que se han quedado atrás los derechos de los ciudadanos porque nosotros no podemos defenderlos.

¿En qué momento empezó a percatarse de que la Ciudad de la Justicia de Málaga se estaba empezando a quedar pequeña?

Desde el momento en el que no hay una planificación a largo plazo. Todo el mundo sabe que un edificio no se puede empezar por el tejado. Y nadie hace un edificio con dos plantas y dice ‘bueno, ya en el futuro haremos la tercera y la cuarta’. No. Hay que tener una previsión, pero no existe. Sólo se vive para el corto plazo. Sólo interesa qué se va a hacer el año que viene. Y ese es el cúmulo de todos los males. Nadie ha decidido hacer un estudio serio. Aunque nosotros sí lo tenemos hecho. Si yo necesito diez y tú haces una infraestructura pensando en cinco, es evidente que el primer día ya se va a quedar pequeño. Por los trámites necesarios, estamos hablando de diez años para hacer un edificio de estas características. Si no hay planificación, al final pasa lo que pasa. A nadie se le ocurre comprarse un ordenador del año de la pera porque, enseguida, lo tiene que tirar.

No hay capacidad para atender la demanda, los derechos de los ciudadanos se han quedado atrás porque nosotros no podemos defenderlos

Vienen alertando al Ministerio de Justicia de que solo en Málaga harían falta casi una treintena de juzgados más, ¿hay ahora mismo sitio para ubicarlos?

No. Pero, lo mismo que estamos reclamando eso, reclamamos que la Junta de Andalucía comience los trámites para hacer otro edificio en el solar que tenemos dentro de esta parcela. Aquí hay un solar de 5.000 metros vacío. Ahí está previsto, al menos nosotros lo pensamos así, un edificio que solucione los problemas que tenemos a medio y a largo plazo. Nosotros ya no pedimos juzgados. Pedimos plazas judiciales. Jueces. El juzgado es una estructura que se considera antigua porque lleva un juez, un letrado y ocho o diez funcionarios. Últimamente se ha trabajado más en la gestión, ha llegado la informática y ya no está el papel. Pero, al final, todo esto acaba en un embudo y lo tiene que resolver una persona, que es un juez. El Ministerio de Justicia siempre nos habla de mejorar la gestión y en Málaga siempre se asume. Ahora nos están hablando de inteligencia artificial, que eso es para dentro de 30 o 50 años y no los veremos. Pero ahora mismo esto no da más de sí y nosotros lo que pedimos son más jueces, que son quienes tienen que resolver las cuestiones.

El juez decano de Málaga, josé María Páez, posa para una entrevista.  | ÁLEX ZEA

El juez decano de Málaga, josé María Páez, posa para una entrevista. | ÁLEX ZEA / CRISTÓBAL G.MONTILLA. Málaga

Tras una docena de años como juez decano, ¿tiene la sensación de que los políticos solo vienen a los juzgados a hacerse la foto y no ofrecen soluciones?

Lamentablemente, en parte sí tengo esa idea. Lo que pasa es que quiero confiar en que no todos van a ser así. Algún día, llegará nuestro momento. Evidentemente. Estamos convencidos. No queda otra.

¿Le duele especialmente el calvario innecesario al que esta falta de juzgados condena a las víctimas de violencia de género?

Sí. Estamos reclamando la creación de otro juzgado para que esta jurisdicción no se quede en simple propaganda. Vende mucho pero, a la hora de poner medios, se escamotea. Un juzgado más es la única manera de que hagan guardia y los jueces estén por la mañana y por la tarde. En muchas ocasiones, el detenido se presenta por la tarde y la víctima tiene que comparecer y no están los juzgados de violencia de género. La recibe el juzgado de instrucción, pero las medidas que adopta no son definitivas y cita a la víctima en el juzgado especializado a la mañana siguiente. Tras dar el paso de la denuncia, la víctima se encuentra con que aquí la maltratamos. Porque tiene que volver a contarle a otro juez lo mismo que ha contado. No es un servicio adecuado. La última propuesta del ministerio fue que se lo pensaría si incluimos aquí todos los casos de Coín, Torremolinos, Antequera, Torrox, Vélez-Málaga y Archidona. Entonces, en vez de poner un juzgado habría que poner cuatro más. Y tendrían que venir desde muy lejos. Tenemos que pensar en las víctimas. Para eso estamos.

¿Siente vergüenza ajena por la imagen que se da en las sedes judiciales de la Costa del Sol?

Sí. La Costa del Sol es un patrimonio de toda España. Es un escaparate espectacular. Pero si un extranjero tiene un problema tiene que acudir a juzgados como el de Estepona, en el que había uno que estaba encima de un chino. Hemos pasado de palacios de la justicia a ciudades de la justicia para no dar una imagen lejana de la justicia. Pero una cosa es una cosa y otra es otra. No se puede dar la imagen que se está dando. En Cádiz, los juzgados están debajo de las gradas del estadio. Y en Fuengirola, está todo el mundo en un pasillo de un piso. Aquí somos reyes al lado de eso. Es lamentable.

¿Duerme tranquilo un magistrado cuando trabaja con el doble de la carga que debe asumir?

Hay veces que no puede dormir porque la carga de trabajo afecta directamente a la salud laboral. Tenemos un ‘síndrome del quemado’ evidente. Te pueden pedir un esfuerzo extra un tiempo pero no siempre. Cuando se llega a cierta edad, no te pueden exigir el mismo ritmo que con 35 años. Aquí nos jubilamos a los 72 años porque la diferencia de la pensión con el sueldo es la más alta de todos los cuerpos del Estado. Hay gente que tiene que trabajar hasta los 72 y no puede con esa carga.

Reclamamos otro juzgado de violencia de género para que esta jurisdicción no se quede en simple propaganda

¿Sufre cada vez que un compañero pide la baja por enfermedad o la jubilación anticipada porque no aguanta tanto estrés?

Me preocupa y lo he denunciado repetidamente. Es un gran problema que no se tiene en cuenta. La gente piensa que el juez trabaja poco. Que hay tres magistrados en una sala y no hacen nada. No solo pasa en Málaga sino en la justicia a nivel nacional. Además, no se cubre la tasa de las personas que se jubilan o caen enfermas.

¿Ha pensado usted alguna vez en tirar también la toalla?

Nunca. No me ha llegado ese momento. Es más, soy candidato al Consejo General del Poder Judicial. Si yo estuviera quemado, no aspiraría a un puesto con esa responsabilidad. Se pueden hacer muchas cosas para mejorar esto y hay que estar en los organismos que dan la posibilidad de hacerlo.

La carga de trabajo nos está afectando a la salud laboral, hay gente que se jubila antes o cae enfermo pero encima la plaza no se cubre

¿Qué hará cuando agote en 2025 el mandato de juez decano?

Pasaré a la Audiencia Provincial, que es dónde tengo mi plaza. Esa es mi idea si no sale lo del Consejo. Cuatro mandatos ya es suficiente. Soy el más antiguo de los jueces exclusivos de España.

¿Sufren en sus carnes los jueces las manidas frases hechas que nos dicen que ‘la justicia es lenta’ o ‘quién hace la ley hace la trampa?

Claro. Somos ciudadanos, tenemos familiares y amigos. A mí no me gusta hablar mal de la justicia sino bien porque aquí la gente se deja el pellejo trabajando. No se les puede exigir más. Nos han llevado a esta situación. No sé si, no ponerle solución a esto, es una actitud calculada para desprestigiarnos. Da que pensar. En estas condiciones es muy difícil trabajar. Y tenemos que soportar que la sociedad vea lo que nosotros también vemos.

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