«Llevo viviendo aquí desde 1998 y cuando compré esto, aquí lo que iba era una redonda», cuenta José Rodríguez, dueño de una vivienda de autoconstrucción al final de la calle Distinción, una vía sin salida en Monte Dorado.
El PERI (plan de reforma interior) para urbanizar el barrio, sin embargo, no contempla nada de esto sino la prolongación de la calle para unirla, tras un importante desnivel, con calle Distancia y la calle Arroyo Aceiteros, la divisoria con Mangas Verdes. Conclusión: para hacer esta unión la casa de José Rodríguez tendría que ser derribada.
Estuvo a punto de suceder el pasado 21 de abril, durante un Consejo de la Gerencia de Urbanismo, informa el concejal socialista Mariano Ruiz: «Uno de los puntos era un proyecto de reparcelación por cooperación y contemplaban el derribo de una vivienda con una compensación mínima», destaca.
Fue el propio concejal quien pidió que la decisión se pospusiera y se atendiera a la situación de esta familia, que José Rodríguez resume así a La Opinión: «Tengo 62 años y vivo con mi mujer, de 61 años y mi cuñada, de 56, que es invidente».
«¿Dónde me meto?»
Además, según ha podido saber José, a través de la Asociación de Vecinos de Monte Dorado pues no ha recibido ninguna notificación, por la expropiación de su vivienda recibiría, al parecer, una parcela próxima y 66.000 euros. «Con ese dinero que me quiere dar el Ayuntamiento no tendría ni para pagar el movimiento de tierras. No tendría dinero para hacerme una casa y con la edad que tenemos y mi cuñada invidente, ¿dónde me meto?», se pregunta preocupado.
Tanto la asociación de vecinos como los vecinos de la calle Distinción comparten su preocupación pero también presentan una alternativa que no implica el derribo de la vivienda: «Al Ayuntamiento le damos una opción, al lado de esa casa hay un solar privado y la calle podría bajar por ahí», explica Miguel Campos, de la asociación de vecinos .
El concejal socialista Mariano Ruiz respalda la propuesta y señala que «hay que ser un poco empático y buscar una solución alternativa».
Oposición a la calle
De cualquier forma, ni los vecinos de calle Distinción ni la asociación de vecinos ven con buenos ojos esta reforma de la calle, que en su segundo tramo es un camino de tierra sin asfaltar. De hecho, en 2018 Bernardo Sánchez, vecino de la calle, envió un escrito al alcalde, firmado por casi todos los vecinos, en el que le trasladaba «el malestar» por la reforma.
Una de las críticas tiene que ver con la apertura al tráfico de toda la vía: «la estrechez de la calle y la falta de acera, si le dan salida a la calle para vehículos, nos pone en peligro al salir de nuestra casa», señalaba el escrito.
Para corroborar la estrechez, los vecinos extienden una cinta métrica y miden el ancho del tramo terrizo: 3 metros y 90 centímetros.
«Esta va a ser una calle por la que entre quien le dé la gana; la van a convertir en una carretera de 3,90 de ancho», lamenta Salvador Rojas, presidente de la asociación de vecinos.
La preocupación por la reforma también la comparte Marlyn Santiago, que compró una casa en calle Distinción y había solicitado una plaza para personas con movilidad reducida, pues su marido va en silla de ruedas. Marlyn teme que la apertura de la calle le deje sin ella: «Había solicitado la plaza, está en trámite el permiso pero la perdería; si me encuentro con esa carretera no sé cómo voy a poder bajar a mi marido en silla de ruedas del coche», remarca.
Respuesta de Urbanismo
El concejal de Urbanismo, Raúl López, respondió a las quejas de los vecinos que el proyecto de urbanización «viene de un PERI aprobado hace mucho tiempo, cuando se evaluaron todas las afecciones posibles».
Raúl López señaló que «partimos de unas parcelas de autoconstrucción que es necesario vertebrar y comunicar».
Además, subrayó que en la elaboración del PERI «hemos empatizado todo lo posible y me he reunido personalmente con los vecinos, incluso ha llegado a estar el gerente de los años 90».
Por este motivo indicó que es «materialmente inviable» cambiarlo «y las afecciones que tiene se saben desde hace mucho tiempo».
Raúl López, por último, señaló que «no pueden pagar unos por otros, porque aquí mucha gente necesita el desarrollo de sus fincas y venderlas» y se preguntó «cómo las van a vender si no se les puede dar licencia» y concluyó que «todo lo que conlleve perjudicar a la mayoría por el interés de una minoría es un error».