Memorias de Málaga

Los sanatorios y casas de socorro en Málaga

Pasaron de moda los sanatorios y casas de socorro. En nuestros días hay hospitales, clínicas y servicios de Urgencias, aunque los malagueños acortan las denominaciones oficiales de muchos de estos centros

Vista de la actual sede de la Subdelegación del Gobierno y antiguo Sanatorio 18 de Julio.

Vista de la actual sede de la Subdelegación del Gobierno y antiguo Sanatorio 18 de Julio. / Guillermo Jiménez Smerdou

Guillermo Jiménez Smerdou

Guillermo Jiménez Smerdou

En Málaga hasta hace nada utilizábamos la palabra ‘sanatorio’ para referirnos a los hospitales y clínicas. Para un malagueño de no hace demasiado años, el vocablo elegido para designar un hospital era sanatorio, que es correcto, porque se trata de un establecimiento en el que se cura a los enfermos, o sea, se sanan.

Hace cincuenta o sesenta años, en el curso de una conversación con un súbdito dominicano, al decirle que mi mujer estaba en aquellos momentos en un sanatorio, muy preocupado se interesó por su estado. Le aclaré que no estaba enferma sino simplemente que había dado a luz un par de días antes. El hombre respiró tranquilo porque la palabra ‘sanatorio’ en Cuba, la República Dominicana y otros países del entorno se utiliza solo para establecimientos dedicados a enfermos afectados por males como la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas. Un sanatorio para sanar; para una intervención quirúrgica, un hospital. Y para traer una criatura al mundo, una maternidad. Efectivamente llevaba razón. En Málaga utilizábamos más la palabra sanatorio que otras más idóneas, como hospital o clínica. En aquellos años decíamos con la mayor tranquilidad del mundo el sanatorio Gálvez, el del doctor Lazárraga, el sanatorio Bustamante, el marítimo de Torremolinos, El Pilar… y después el Sanatorio 18 de Julio, Carlos Haya… La palabra hospital estaba reservada al Civil, cuya denominación completa era Hospital Civil San Juan de Dios.

Las cosas fueron cambiando lentamente desterrándose la palabra sanatorio, como el Antituberculoso de Campanillas. Al erradicarse la tisis o tuberculosis de entre los males más extendidos en la sociedad malagueña, la palabra sanatorio prácticamente quedó obsoleta. En Málaga ya no hay sanatorios… salvo uno dedicado a la reparación de plumas estilográficas y bolígrafos de alta gama.

los sanatoRios y casas de socorro

Rocío Pastor, enfermera del Hospital Gálvez, baña a la recién nacida Sofía en 2007. / Guillermo Jiménez Smerdou

Nuevas formas

La eliminación de sanatorio ha puesto un poco de orden en la sanidad malagueña. Aunque cada centro luce en su entrada el rótulo que lo identifica, la praxis -¡qué palabra más bonita que todavía no ha sido sustituida por una inglesa!- lo reduce todo al mínimo. La denominación Hospital Clínico Virgen de la Victoria se identifica como El Clínico; el Materno Infantil, como El Materno; el Hospital Psiquiátrico San Juan de Dios, como San José; el Centro de Especialidades San José Obrero, como Barbarela; el Hospital Regional Universitario, como Carlos Haya; el Hospital Vithas Parque San Antonio, queda reducido a Parque San Antonio…, aunque no sea un parque; el Complejo Hospital Integral Privado, El Chip… y el CARE, el Pascual, ‘Las Locas’, el Quirón y el «Si lo sé no vengo», que se le endilgó al Hospital Comarcal de Vélez-Málaga.

Ya no hay casas de socorro

Exactamente no recuerdo cuántas Casas de Socorro había en Málaga capital. La más conocida y utilizada para curar una chifarrá, una caída, una hemorragia, un dolor del miserere, una pedrada en una pedrea de bandas juveniles… era la denominada oficialmente Casa de Socorro del Hospital Noble. Estaba abierta las veinticuatro horas del día, con médicos de guardia que al pie del cañón estaban dispuestos a afrontar los casos más insólitos y variados. Uno de esos médicos que atendía la Casa de Socorro del Noble era muy aficionado al teatro. Y como el Teatro ARA estaba a tiro piedra del puesto de trabajo, se escaqueaba de vez en cuando para ver las obras representadas por la compañía que dirigía Angelita Rubio-Argüelles. El doctor (aquí eludo el nombre) escribió y estrenó una obra que en su día comenté en el espacio dedicado a los estrenos teatrales en Radio Nacional.

La segunda Casa de Socorro que recuerdo estaba ubicada en un edificio que no sé si sigue existiendo en el Llano de la Trinidad. Atendía a la numerosa población de los barrios de El Perchel y La Trinidad. Desplegaba una gran actividad asistencial porque se producían muchas incidencias que exigían la intervención de médicos y practicantes, la antigua denominación de los hoy ATS (Ayudantes Técnicos Sanitarios). El trío lo completaba la Casa de Socorro de El Palo, también muy concurrida por un sector de la Málaga marinera.

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Sala de espera de Urgencias. / Guillermo Jiménez Smerdou

Ahora, Urgencias

El cierre de este servicio de primerísima necesidad en una Málaga con una numerosa población que precisaba de atención médica de urgencia se produjo al crearse el servicio de Urgencia en los hospitales públicos y privados.

La Urgencia de Carlos Haya es la más utilizada y valorada. De ello puedo dar fe porque he tenido que acudir en más de una ocasión para ser atendido. Aprovecho esta ocasión para expresar mi agradecimiento a todo el personal que me atendió, desde los celadores a los enfermeros, desde los ATS a los médicos, desde los camilleros a los responsables de laboratorio, rayos… A todos debo poder estar escribiendo estas líneas.

Sé el trabajo que desarrollan, los problemas de saturación, el contacto con familiares de los enfermos… y de los casos de ‘Juzgado de Guardia’, como la noche que se presentó en Urgencias un individuo para que le atendieran porque tenía ¡caspa!. La madre que lo parió.

Por distintas fuentes me llegan con frecuencia referencias del uso y abuso de la Urgencia del ahora Hospital Regional. Como es gratis, ¡hala!, al Carlos Haya y, si no me atienden ‘deseguía’ monto el pitote, insulto al enfermero, a la médica, al médico y a quien se ponga por delante.

En otras urgencias no sé si se repiten escenas, como he apuntado, de Juzgado de Guardia. Me temo que sí. Por desgracia leo de vez en cuando noticias de agresiones a médicos, a enfermeras, a celadores…y concentración de sanitarios en señal de protesta.

La sanidad española es de primera categoría. En la pandemia del Covid-19 ha dado pruebas de su entrega y sacrificio; lo que no es de primera categoría es una parte de la población. Ni de primera, ni de segunda… Gentuza.

Mil gracias a los que me han atendido últimamente.

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