Mirando atrás

Domingo Sánchez: medio siglo unido al Colegio San Estanislao

El veterano paleño entró a trabajar en el Colegio del Palo con 14 años, primero en el mantenimiento y luego en la portería. Ahora, casi medio siglo más tarde, dejará el centro que ha sido gran parte de su vida. Domingo Sánchez ha sido además campeón del mundo de futbolín

Domingo Sánchez, a la entrada del Colegio San Estanislao de Kostka hace unos días.

Domingo Sánchez, a la entrada del Colegio San Estanislao de Kostka hace unos días. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Medio siglo lleva Domingo Sánchez González, de 63 años, en el Colegio San Estanislao de Kostka, donde para muchos profesores y religiosos siguen siendo ‘Dominguillo’ o ‘Dominguito’, porque entró a trabajar con sólo 14 años.

En realidad, el azar lo vinculó al Colegio del Palo porque poco antes de nacer, su padre, que era pescador, se quedó ciego. «Yo nunca he estado en un colegio matriculado, sólo estuve dando clases particulares con don Francisco Haro porque el resto del tiempo estaba con mi padre, llevándole a vender los cupones porque no podía salir a la calle», explica.

Cuando terminaba de echarle una mano, el pequeño Domingo se marchaba a trabajar a un polvero regentado por dos hermanos para ayudar a su familia, que vivía en las Viviendas Protegidas del Palo. El caso es que el padre de estos hermanos, Rafael Miguel Fernández, trabajaba de albañil en el Colegio San Estanislao «y pidió a sus hijos un chiquillo que fuera formal para echarle una mano». Le recomendaron a Domingo pero él contestó que no podía porque debía atender a su padre con los cupones.

Sin embargo, el albañil convenció al progenitor, quien le animó a entrar a trabajar «en el convento de los jesuitas», como muchos conocían el colegio en El Palo.

El joven Domingo, cuando empezó a trabajar en el Colegio de los Jesuitas en los años 70.

El joven Domingo, cuando empezó a trabajar en el Colegio de los Jesuitas en los años 70. / Archivo Domingo Sánchez

Comenzó en 1973 y como explica, con la primera nómina, 5.700 pesetas, «cogí el sobre entero, se lo di a mi padre y me dijo: ¡si ganas más dinero que yo!». Eso animó a Domingo a aconsejarle que se jubilara, porque él podría ayudar a la familia con su sueldo.

En esos años, el colegio todavía contaba con un gran internado pero en 1976 se produjo la gran reforma, cuando se eliminó el internado y otras zonas y se crearon nuevas. De esa época son las artísticas puertas de hierro junto a la capilla, realizadas por el hermano jesuita Adolfo Rodríguez con la ayuda del joven paleño, que en esos años también colaboró en la realización de elementos por todo San Estanislao que hoy forman parte de su imagen.

Las artísticas puertas de hierro junto a la capilla, un trabajo en el que colaboró con el hermano Adolfo en los 70.

Las artísticas puertas de hierro junto a la capilla, un trabajo en el que colaboró con el hermano Adolfo en los 70. / Miguel Ángel Delgado

Como recuerda, en ese tiempo su jornada empezaba a las 7 de la mañana con una misa en la capilla del colegio, «luego preparábamos un poco de faena de albañilería y nos íbamos a desayunar a la cocina; me iba otra vez hasta las 12.30 y a esa hora había que ayudar en los comedores y en la cocina hasta las 3.30, cuando me iba otra vez de peón hasta las 5, que era cuando me enganchaba con la reforma grande del colegio».

En 1979 marchó a la mili, a San Clemente Sasebas, en Gerona, pero a los seis meses cayó enfermo por una hernia y fue excluido del servicio militar, así que volvió a San Estanislao. Ya por entonces, Rafael Miguel se había jubilado y Domingo estaba a las órdenes del mencionado hermano Adolfo, una de las personas que más le han marcado.

El arreglo de la electricidad

De hecho, nunca podrá olvidar aquella ocasión en la que le comunicó apurado que debía marcharse a las Protegidas porque su familia se había quedado sin luz.

«Vamos a ir a verlo, me dijo el hermano Adolfo. El hombre arregló toda la electricidad y al terminar preguntó por el cuarto de baño, pero nosotros sólo teníamos un váter antiguo y una palangana de agua. Cuando volvió al colegio se lo comentó al rector de entonces, el padre Osorio y a los dos días, en mi casa había tres albañiles poniendo un cuarto de baño y una cocina nueva».

Con compañeros del trabajo y junto al padre José Pablo Tejera, fallecido el año pasado, una de las personas que más le marcaron.

Con compañeros del trabajo y junto al padre José Pablo Tejera, fallecido el año pasado, una de las personas que más le marcaron. / Archivo Domingo Sánchez

Otro jesuita que no olvidará es el padre Tejera, «al que quería como un padre», subraya. José Pablo Tejera falleció en noviembre del año pasado.

Y Domingo tampoco puede olvidar al hermano Emilio Castillo, el administrador, pues como recuerda, en 1982 iba a casarse con Pepi, su novia -«que ha sido muy buena madre y muy buena mujer», subraya- pero no había conseguido ahorrar lo suficiente para el piso que planeaban comprar en el Cortijo de Torres y que costaba 500.000 pesetas. «Di cien mil pesetas que tenía en la reserva», comenta.

Por aquel entonces, trabajaba a contrarreloj para finalizar la reforma del salón de actos con un grupo de ayudantes, con vistas al centenario del colegio que también se celebraría en el 82.

En el salón de actos del colegio, una reforma que llevó a cabo con vistas al centenario del centro, en 1982.

En el salón de actos del colegio, una reforma que llevó a cabo con vistas al centenario del centro, en 1982. / Miguel Ángel Delgado

«El rector, José Ramón Rodríguez-Valdés (Rorro) me preguntó si el salón estaría listo antes de vacaciones, le dije que si me mandaba un par de personas por la tarde, seguro». Lo finalizó a tiempo: «Vinieron todos los curas a verlo, el salón estaba precioso».

Fue entonces cuando el hermano Castillo le preguntó qué había pasado con su futuro piso de casado. Domingo le contó que no había podido ahorrar lo necesario y para su sorpresa, «me dio un talón de 500.000 pesetas y me dijo que era para el piso, que era un regalo del colegio», cuenta todavía emocionado.

Ni que decir tiene que se casó en San Estanislao y que, con el tiempo, sus tres hijos estudiaron en el colegio.

En 1986 dejó el mantenimiento y se pasó a la portería, donde se encontraba trabajando su tocayo Domingo Núñez. Y hasta ahora.

Un as del futbolín

Con su compañero de futbolín, el profesor de San Estanislao Victoriano Fernández, tras ganar uno de sus muchos trofeos y con quien ha sido campeón del mundo.

Con su compañero de futbolín, el profesor de San Estanislao Victoriano Fernández, tras ganar uno de sus muchos trofeos y con quien ha sido campeón del mundo. / Archivo Domingo Sánchez

Pero su paso por San Estanislao también le brindó, de forma indirecta, alegrías deportivas, porque junto con el profesor Victoriano Fernández (don Víctor), formó una pareja de futbolín, en muchas ocasiones invencible. De hecho, como comenta, «a comienzos de los 90 Víctor se enteró de que en Punta Umbría se celebraba el campeonato del mundo, participamos y fuimos campeones».

Cuando a Domingo Sánchez González -‘Dominguillo’ o ‘Dominguito’ aún para muchos- se le pregunta por lo que le ha supuesto trabajar en el Colegio del Palo tantos años contesta sin dudar: «Cuando entré aquí se me iluminó toda la vida».

Suscríbete para seguir leyendo