Entrevista | Rafael Torres Columnista

"He escrito recién salido de operaciones, en trenes y en sepelios"

El escritor y periodista madrileño afincado en Marbella publica en Algorfa ‘Demuestre que no es un robot’, una selección de sus mejores columnas de los últimos 18 años. El hilo conductor es «un alegato contra la estupidez de la vida moderna»

El periodista y escritor Rafael Torres.

El periodista y escritor Rafael Torres. / Rufo Mulas

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Como un gran templo griego del Periodismo, Rafael Torres (Madrid, 1955) tiene en su haber más de 15.000 columnas literarias, algunas de ellas publicadas en La Opinión de Málaga, así como cuarenta años de oficio. Los mejores artículos de los últimos 18 años los ha reunido en un libro con un título con segundas: ‘Demuestre que no es un robot’, en la editorial malagueña Algorfa y con prólogo de Rafael de la Fuente.

¿Se atreve con una definición de ‘columnismo’?

Es un género híbrido que participa de dos: la poesía y la novela. De la primera, por la necesidad de encontrar, por su brevedad, la palabra más evocadora. De la segunda, un poco por la necesidad contraria, la de desarrollar la exposición, el nudo y el desenlace de cualquier asunto o historia en tan solo 33 líneas.

¿Y cómo ve la vida un columnista?

Como decía Camba, allá donde cualquier persona ve una catedral o un paisaje, un articulista ve un artículo sobre una catedral o sobre un paisaje. Te lo juro.

¿Cuándo escribe piensa en alguien o en un colectivo en concreto?

Para mí lo más bonito que he hecho ha sido siempre el poder escribir para toda España, que aparte de ser un sitio completamente insondable, enigmático, absurdo en ocasiones es la cosa más variada que existe y el reto y también el placer ha sido el escribir inteligiblemente para vascos, gallegos, canarios, catalanes... en el mismo texto. 

Respecto al título de su libro, ¿cree que hace falta mucha humanidad para escribir columnas en la prensa?

Lo primero que hace falta es buena salud. En 42 años de columnas diarias y días alternos no he faltado ni una sola vez. No lo digo en mérito mío, es que uno no puede fallar. He escrito recién salido de operaciones, en trenes, en sepelios.... porque es lo que demanda el oficio. No se puede fallar. ¿Humanidad?, todo lo humano que pueda ser uno en la parte buena y en la parte mala. Y también un sentido del trabajo como algo sagrado, quizás heredado de mi padre, que en 50 años jamás faltó un solo día y muchos de ellos se fue arrastrando, como hacen tantos trabajadores hoy, no digamos los autónomos.

Reincidiendo en el título, ¿llegaremos a leer columnas escritas por la inteligencia artificial?

Me conformaría con que pudiésemos leer columnas escritas con inteligencia. Pero ten en cuenta que España, siendo el país casi donde más libros se publican es al mismo tiempo y simultáneamente donde menos se lee. Con respecto al título, el hilo conductor de todas esas columnas, en el fondo, es una alegato contra la estupidez de la vida moderna y desde la perspectiva de un oficio en extinción, si es que no extinguido definitivamente que es el de escritor de periódicos, algo que me ha permitido vivir de la literatura y que difícilmente se consigue.

¿A quiénes considera sus maestros?

Primero, a Shakespeare y a Cervantes (risas), porque ellos ya lo dijeron todo, incluida la actualidad pero como columnistas, la generación inmediatamente anterior a mí: los Vicente Verdú, Manuel Vicent... tengo compañeros maravillosos como Juan José Millás y qué te voy a contar del padre de todos nosotros que es Julio Camba. Sería interminable la lista porque todos vivimos de nutrirnos unos de otros. Uno por sí mismo sería incapaz siquiera de crearse un estilo propio.

¿Se ha quedado alguna vez in albis a la caza de algo interesante que contar?

Te diría que la mitad de las veces (risas). Es una cosa muy complicada porque uno se levanta y pese a todo el trabajo que ha hecho el día anterior, aunque ahora con internet ya no hay hoy ni mañana, pese a eso te enfrentas al reto de en 33 líneas contar una historia; además, una historia que no la haya contado nadie más y desde tu perspectiva, aparte de procurar regalar al lector algo que le compense de la pérdida de su tiempo al leerla. Así que imagínate, yo me angustio cada día y llevo 42 años escribiendo columnas.

¿Qué criterio ha empleado para seleccionar 18 años de artículos de opinión?

Ha sido un poco al azar porque entre 7.000 columnas... Sí he seleccionado algunas que quedaron en mi memoria como lector, porque un escritor de periódicos o de libros es fundamentalmente un lector. Es más, yo soy escritor para escribir aquello que me gustaría leer y que nadie había escrito antes. Se corresponden por otro lado con estos 20 años de irrupción de internet en nuestras vidas de una manera salvaje y eso me ha guiado un poco como hilo conductor a elegirlas.

Y hablando del rey de Roma, ¿cómo ve el futuro de internet?

Los escritores de periódicos ahora tenemos el propósito ilusorio de rescatar nuestros artículos de internet, como antes hacíamos recopilando los artículos de papel en un libro; pero creo que internet tarde o temprano estallará, desaparecerá. Es un invento militar que terminará militarmente también.

Por cierto, se muestra irónico con el ‘saber Google’.

Es muy curioso porque todo lo anterior a Google no existe, sólo como contenido en algún libro; basta hacer la prueba, pero no existe como referencia al momento que vivimos hoy, cuando las claves de todo lo que nos pasa hoy están en el inmediato pasado -los dos o tres siglos anteriores-. Eso se nota también en esa necesidad que parece tener la gente del ‘carpe diem’ en todos los aspectos. Pues no, hombre, ya que somos mortales tenemos que aspirar a la inmortalidad.

Dedica un capítulo entero al ‘procés’. ¿Lo ve más cercano a la épica o a ‘La escopeta nacional’ de Berlanga?

El ‘procés’ se corresponde más con una cosa tan elemental como es la tramontana, el viento que nace en el valle del Ródano. La tramontana hace que al catalán que es una persona con ‘seny’, tan pragmática, tan laboriosa y sensata de pronto se le vaya la olla. Además, quienes capitanearon el procés fueron unos aventureros políticos de la catadura de Puigdemont. Aquello fue muy triste.

Asegura en una de las columnas que Trump es un trasunto de Nerón. ¿Volverá a ofrecernos una serenata con lira en la Casa Blanca?

Trump es un producto típicamente americano. Aquí se habla de las dos Españas pero también hay dos Norteaméricas y Trump es alucinante; es más, su Gobierno -por llamarlo de alguna manera- explica los desafueros de Putin, que lo vio clarísimo después del paso de Trump y gente de su catadura como Boris Johnson.

¿Qué impresión de la política española, de la vida diaria y del mundo se llevará el historiador o el lector que lea su libro dentro de un siglo?

Pues encontrará unos cuantos dioramas de unos años que yo creo que son cruciales ya que coinciden con el nacimiento de internet que es el cáncer del mundo actualmente y ya depende de quiénes lo lean, que sepan discernir y ser buenos historiadores para ponerse en el lugar de lo que hemos estado viviendo. Pero yo me conformaría con que lo leyera alguien hoy, solamente para refrescar la memoria.

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