Salud

El cáncer de piel está entre los cinco tumores más prevalentes en Málaga

La incidencia de carcinomas cutáneos continúa aumentando en la provincia hasta situarse en 51,45 casos por cada 100.000 habitantes - Durante el 2021 se detectaron 871 tumores en la piel, de los cuales 197 fueron melanomas, los más agresivos

Es esencial realizar una revisión periódica de manchas y lunares. | L.O

Es esencial realizar una revisión periódica de manchas y lunares. | L.O / marta román. málaga

La incidencia del cáncer de piel en Málaga se ha elevado hasta 51,45 casos por cada 100.000 habitantes. Este aumento de casi cuatro puntos lo sitúa entre los cinco tumores con mayor prevalencia en la provincia. Durante el último año se detectaron 871 carcinomas cutáneos.

Al hablar de cáncer de piel hay que distinguir entre varios tipos. Los principales son el carcinoma de células basales, el carcinoma de células escamosas y el melanoma. Los dos primeros son los más habituales, con una tendencia al aumento de la incidencia en los últimos años, advierte la Asociación Española contra el Cáncer. La tasa en Málaga se sitúa en 39,8 casos.

El carcinoma de células basales es la forma más frecuente de cáncer de piel, informa la AECC, constituyendo entre el 80% y el 90% de los tumores cutáneos. Estos aparecen mayoritariamente en las zonas del cuerpo expuestas al sol como la cara, orejas, cuero cabelludo, hombros o espalda. El segundo más frecuente es el carcinoma de células escamosas, que supone entre el 20% y el 25% de los carcinomas malignos en la piel. Este puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, con mayor tendencia en las zonas expuestas a luz ultravioleta, y tienen un aspecto de heridas con costra y bordes elevados.

Mientras, el melanoma es el tumor cutáneo más agresivo. Si bien es menos frecuente que los anteriores, en la provincia se detectaron durante el año pasado 197 casos. La incidencia de este tipo de cáncer de piel se sitúa en Málaga en 11,65 casos por cada 100.000 habitantes. La gran mayoría se originan en la piel pero, dada su agresividad, puede invadir el tejido sano que lo rodea y diseminarse a otras partes del cuerpo como la mucosa de la boca, del recto o la vagina.

«El daño provocado por la exposición solar en las células es acumulativo, por lo que el riesgo de padecer este cáncer se incrementa con la edad», indica la AECC. Es por ello que la incidencia del cáncer de piel aumenta a medida que pasan los años. En cuanto a su incidencia por sexo, en la provincia la tasa entre los hombres se sitúa en 64,31 casos y en las mujeres en un 39,12 casos. Cabe resaltar que la localización de los carcinomas varía, en la mujer predomina en los miembros inferiores y en el hombre en tronco, cara, cuello y hombros.

Asimismo, los fototipos cutáneos interfieren directamente en la posibilidad de padecer estos tumores. La Asociación Española contra el Cáncer asegura que «el riesgo de aparición de carcinoma es 20 veces mayor en personas de raza blanca». Las personas con fototipos más bajos -estas son las que tienen una piel muy pálida y mayor propensión a las quemaduras solares- tienen más probabilidad de padecerlos.

Prevención

La exposición a radiaciones ultravioleta es el principal factor de riesgo del cáncer de piel. Por tanto, evitar la exposición excesiva al sol y el uso de protección solar es fundamental para prevenir los carcinomas cutáneos. En esta línea, es importante también prescindir de las luces UV de las lámparas de cabinas bronceadoras.

Las recomendaciones para la prevención del cáncer de piel se repiten anualmente al aproximarse la temporada estival, pero es importante recordar y llevar a la práctica estas pautas: usar un protector solar adecuado para cada fototipo de piel y aplicarlo de manera abundante antes y durante la exposición al sol; evitar esta exposición durante periodos prolongados, especialmente en las horas centrales del día -de 12 a 16 horas-; usar barreras frente a la radiación como ropa, sombreros o gafas y no exponerse a los aparatos de bronceado.

Igual de importante que la prevención es un diagnóstico precoz. Las revisiones periódicas son fundamentales y cada vez más habituales entre la población. Acudir a un dermatólogo para que examine los lunares, marcas o áreas pigmentadas que hayan podido variar en su color, tamaño o forma puede ser clave para la detección de tumores cutáneos. En este sentido, cobra especial relevancia la autoexploración: «Es importante conocer las manchas y lunares de nuestra piel para poder informar al médico de cualquier cambio que se aprecie».

La AECC explica que la regla del ABCDE puede ayudar a distinguir un lunar normal de un melanoma. Asimetría, si la mitad del lunar no es igual a la otra mitad; Bordes irregulares o dentados; Color, varios colores diferentes en una misma lesión; Diámetro, cuando mide más de seis milímetros o aumenta de tamaño y Evolución, si el lunar experimenta cambios en cuanto forma o tamaño.

Si durante esta exploración se observa alguna alteración resaltable es imperativo acudir a un profesional para que examine y realice las pruebas necesarias, para determinar un diagnóstico definitivo. La detección temprana del cáncer de piel, cuando aún no se ha extendido o invadido en profundidad, facilitará un tratamiento eficaz y menos agresivo.

Principales factores de riesgo de tumores cutáneos

Los pacientes que ya han sido diagnosticados con cáncer de piel presentan una mayor probabilidad de volver a desarrollar un carcinoma cutáneo. Esto es así porque las células de la piel presentan daños solares irreversibles, y porque el fototipo cutáneo de estas personas es más sensible y vulnerable a las radiaciones ultravioletas.

La exposición previa a radiaciones ionizantes representa otro de los principales factores de riesgo. Los pacientes que hayan recibido un tratamiento de radioterapia tienen mayor propensión a tener tumores en la zona radiada. Del mismo modo, las enfermedades que causan inmunosupresión crónica aumentan la probabilidad de padecer cáncer de piel.

En el caso del melanoma, es importante conocer si hay historia de casos en la familia: «Aproximadamente el 10% de todas las personas con melanoma tienen antecedentes», informa la Asociación Española contra el Cáncer. Los otros tumores cutáneos no presentan carácter hereditario.

Lo que sí tienen en común todos los tipos de carcinomas son los antecedentes de exposición excesiva al sol. En este sentido, la AECC advierte de que «es especialmente importante la exposición solar durante los primeros años de vida, así como el hecho de presentar quemaduras en la piel en la infancia y adolescencia».

En esta línea, cabe prestar especial atención a las personas con multitud de lunares en la adolescencia. En estos casos, esta asociación insiste en que es obligatorio realizar revisiones periódicas y extirpar toda lesión que sea sospechosa.

Por su parte, existen antecedentes personales que aumentan el riesgo, como algunas enfermedades. Las personas que padecen la que se conoce como Xeroderma pigmentosum tienen un defecto genético que consiste en que sus células son incapaces de reparar los daños que ocasiona la radiación ultravioleta. Otras enfermedades que aumentan el riesgo son la Epidermodisplasia verruciforme, el Albinismo o el Virus del Papiloma Humano (VPH).

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