Carpintería de ribera
El sueño de construir un bote para la Primera Comunión
Con sólo 8 años, Rafael Calderón y su padre Rafael iniciaron en 2019 la construcción de un bote para seis personas en los Astilleros Nereo como regalo para su Primera Comunión. La pandemia aplazó el proyecto y ahora, con 11 años, le da los últimos toques a su embarcación, que espera estrenar en breve
Cuando a Rafael Calderón, de 11 años, se le pregunta si le fue trabajoso pintar y lijar su embarcación se le escapa una sonrisa. Este alumno de 6º del Colegio San Estanislao invita entonces a tocar el bote mientras informa: «Le he dado nueve capas de pintura».
Todo empezó tres años antes, cuando Alfonso Sánchez-Guitard, responsable de los Astilleros Nereo de Pedregalejo, vio cómo se las manejaba el niño, entonces de 8 años: «Nos pusimos a hacer cuerda y le vi tal nivel de atención y concentración que le propuse la idea a su padre», recuerda.
Era marzo de 2019 y la propuesta que lanzó a su padre, Rafael (Chico) Calderón, economista y antiguo compañero de clase de Alfonso Sánchez-Guitard en San Estanislao, fue que padre e hijo se embarcaran, nunca mejor dicho, en la construcción de un bote de remos para seis personas y 3,5 metros de eslora.
«Faltaban tres meses para su Primera Comunión, así que en lugar de darle una ‘play station’, que se hiciera el barco», cuenta el padre.
Dicho y hecho, el pequeño Rafael y su padre se pusieron manos a la obra. Como guía tuvieron en todo momento los planos de la embarcación realizados por Juan Antonio Sánchez-Guitard, el padre de Alfonso, en concreto un bote modelo ‘Pescador’ de 1969.
«Estuvimos unos meses intensivos para llegar a la Primera Comunión pero no lo conseguimos. En esa época estuvimos muchas tardes trabajando», cuenta el padre, que detalla que el objetivo era que las dos familias, los Sánchez-Guitard y los Calderón, cuyos hijos van al mismo colegio, salieran a navegar en sendos botes idénticos (los Sánchez-Guitard cuentan con uno del mismo modelo).
Pero vino la pandemia e importantes encargos para el Astillero así que la construcción se paralizó hasta hace poco, cuando padre e hijo ultiman ya su obra. Como explican, partieron de cero, aunque Chico Calderón es un ‘manitas’. Su hijo, por cierto, se atrevió hasta con las cuadernas del barco: «Son las partes más complicadas porque hay que curvarlas con agua caliente y si se te parten, hay que empezar de cero», explica.
A falta sólo de los remos (de pino de Oregón) y detalles como la figura de un caballito de mar, los Calderón han empleado entre otros materiales pino de Sierra Bermeja, bálsamo de Panamá, madera de sapelly y chapón marino. Por cierto que entre los nombres que baraja Rafael hijo para su bote está el de Rocío, su madre.
Ya queda poco para que salga a navegar, en su merecido regalo de Primera Comunión, este carpintero de ribera de 11 años.
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