Naturaleza

Una ruta por diez piscinas naturales de Málaga

Estos espacios son perfectos para que malagueños y turistas se refresquen durante el verano en un entorno natural y muy alejado del bullicio de la playa

El pantano de El Chorro.

El pantano de El Chorro. / L. O.

Emma Naranjo Smidt

Málaga cuenta con un gran número de piscinas naturales, pozas, cascadas y ríos, lugares perfectos para que se puedan refrescar tanto los vecinos de la provincia como los turistas para sus vacaciones veraniegas.

Rodeados de un entorno natural espectacular, estos espacios son un punto habitual durante estas fechas, ya que muchos tienen un fácil acceso y están equipados con todo tipo de servicios, lo que permite pasar un día estupendo con la familia y amigos en plena naturaleza. De esta forma, se encuentra una alternativa en el interior, muy diferente, de las habituales playas del litoral malagueño.

Piscina natural El Chorro (Ardales)

Esta piscina natural, que se alimenta de las aguas del río Guadalhorce, está situada en El Chorro, en la zona de los pantanos del Guadalhorce y en término municipal de Ardales. Se encuentra cerca del Desfiladero de los Gaitanes y del Caminito del Rey, ambos conocidos por sus vistas espectaculares.

Es un lugar ideal para hacer un picnic o una barbacoa, puesto que cuenta con todos los medios y servicios para ello. Después del almuerzo, además de darte un buen chapuzón, puedes alquilar hidropedales, canoas y tablas para hacer paddle surf. 

Pantano del Chorro: Centenario de la presa del Conde del Guadalhorce

Piscina natural El Chorro, en Ardales. / L.O.

Piscinas del río Chillar (Nerja)

Estas piscinas, ubicadas en el término municipal de Nerja, están formadas por las aguas del río Chillar, que se caracterizan por ser frías y cristalinas. 

Esta zona, que pertenece al Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, es muy recomendada para los aficionados al senderismo y, en general, para los amantes de la naturaleza.

Charca de las Nutrias (Estepona)

Situada en el término municipal de Estepona, la charca de las Nutrias es conocida por la profundidad de su agua, una característica que no es muy frecuente en este tipo de lugares. Este peculiar rasgo hace que sus bañistas se lancen a ella desde lo alto de sus rocas. La poza solo cubre las zonas centrales, por lo que saltar desde una de sus paredes laterales supone un grave peligro, tanto por el salto como por la complicación de acceder a la plataforma.

Su acceso se puede hacer únicamente a pie, lo que se convierte en una oportunidad para descubrir las zonas cercanas con saltos de agua y vegetación. Uno de sus grandes atractivos es el descenso del río por el propio cauce, lo que permite disfrutar del resto de las pozas.

La única zona para apostarse es la orilla central, cubierta por pequeños y medianos cantos rodados. Se debe tener en cuenta que no suele haber sombra, lo que hace que el sol incide casi todo el día, por lo que no te olvides la crema solar en casa.

La Charca de las Nutrias, en Estepona

La Charca de las Nutrias, en Estepona. / L. O.

El charco de las Viñas (Ojén)

Esta zona de baño natural está situada en el término municipal de Ojén, un pueblo muy próximo al municipio marbellí.

El charco de las Viñas, que se encuentra muy próximo al cementerio de Ojén, tomó el papel de piscina municipal durante décadas. El paraje es del río Tejar, un afluente del río Real, siendo un lugar de fácil acceso desde el pueblo, bajando a pie unas escaleras ubicadas junto al camposanto. A pesar de ello, no suele estar muy frecuentada.

Pozas del Padrón (Estepona)

Al igual que la charca de las Nutrias, estas pozas se encuentran en el término municipal de Estepona y, normalmente, se conocen bajo el nombre de charca de las Extranjeras. Como no se puede acceder a las piscinas en coche, se ha habilitado una amplia zona de aparcamiento a 300 metros de la primera piscina natural. 

La charca es de medianas dimensiones y, además, solo cubre en la parte central. La escasa altura de las rocas que tiene alrededor tienta a los bañistas para que salten al agua, por lo que hay que tener cuidado y, antes de saltar, se debe cerciorar de que en el fondo no haya rocas con las que golpearnos.

Su orilla es muy pedregosa, lo que hace que su estancia no sea la más cómoda. No obstante, la estrechez del cauce y las laderas que nos contornean el lugar proporcionarán sombra dependiendo del sitio.

Pozas del Padrón, en Estepona.

Pozas del Padrón, en Estepona. / L.O.

Piscinas naturales Barranco Blanco (Coín)

Estas piscinas, que se caracterizan por su gran tamaño y por las aguas del río Alaminos, están situadas en plena Sierra de Mijas. Se trata de en un Lugar de Interés Comunitario (LIC), un paraíso natural entre Alhaurín El Grande y Coín que actualmente se encuentra cerrado.

Aguas cristalinas y piedras blancas son algunas de las características de este espacio natural. Estas piscinas se enorgullecen de contar con una vegetación generosa, entre la que destacan algarrobos, pinos, grandes adelfas y palmitos, además de la presencia de diversas especies protegidas de fauna y flora. Es común diversas especies de libélulas, caracoles, y mariposas que aún disfrutan del lugar.

No se puede acceder al Barranco Blanco en coche, por lo que su llegada debe hacerse a pie o en bicicleta, lo que hace que los usuarios que las visitan puedan darse paseos junto al río. 

Las piscinas naturales Barranco Blanco, en Coín.

Las piscinas naturales Barranco Blanco, en Coín. / L. O.

Charco del Canalón (Istán)

Este baño natural se ubica en el término municipal de Istán, un pueblo que se encuentra en la ladera de la Sierra de las Nieves y a quince minutos de Marbella. El charco del Canalón está cubierto por paredes calizas y una feraz vegetación, en la que se pueden observar alcornoques, pinos, enebros, brezales y jaras.

Su poza principal es alargada, estrecha y profunda, mientras que aguas abajo hay una más pequeña que es idea para sus visitantes más pequeños. Al ser la poza de gran profundidad, suele estar catalogada como inapropiada para aquellos que no sepan nadar bien, puesto que no hay muchas agarraderos en la orilla. Asimismo, hay que tener cuidado con la cascada, ya que pega con fuerza y puede hacer daño.

En pleno valle del río Verde, cuenta con abundantes pozas, algunas tranquilas y otras con corrientes. Este río cuenta con una gran cantidad de verdín cubriendo las rocas, lo que supone una dificultad al caminar, ya que resbala bastante. Los usuarios que visiten el charco podrán encontrar aparcamiento sin dificultad en sus alrededores.

El charco Frío (Benaoján)

El charco Frío se encuentra en la localidad de Benaoján, en el corazón de la Sierra de Grazalema. Siendo un gran atractivo también para los aficionados al senderismo, esta piscina se caracteriza por tener unas aguas muy frías, ya que se origina en una zona subterránea. 

Está junto a la Cueva del Gato, un lugar muy frecuentado por espeleólogos y en la que hay numerosas cascadas. A no ser que sean profesionales o personas entrenadas, no se aconseja a los usuarios que se introduzcan en la cueva, debido a que cuenta con considerables corrientes. 

El Charco Frío, en Benaoján.

El Charco Frío, en Benaoján. / L. O.

El Charco Azul (Jubrique)

El charco Azul, cuyas aguas proceden del río El Quejigo (afluente del río Almarchal), se encuentra en el término municipal de Jubrique, en plena Sierra Bermeja

La poza se caracteriza por su ubicación, entre altos desfiladeros y rodeada de espesos pinares, además de que su agua cae en ella a través de cascadas. 

Su suelo está compuesto de rocas peridotitas, de color azulado que en contacto con el aire se oxidan adquiriendo un color pardo-rojizo. Desde ahí, se puede ascender por el curso del río hasta el charco Encantado o charco de María Teodora. Si se sigue ascendiendo, se verán nuevos estanques y la unión de dos arroyos que desembocan en el río, el arroyo del Estercal y el del Higuerón, que desembocan y forman el río Almárchar.

El Charco Azul, en Jubrique.

El Charco Azul, en Jubrique. / L. O.

Charca de las Mozas (Benahavís)

Este conjunto de tres piscinas naturales en el municipio de Benahavís es muy frecuentado por jóvenes locales y familias. Gracias a su gran profundidad, muchos aprovechan para lanzarse desde las rocas que se sitúan a una mayor altitud. 

Bañistas en la Charca de las Mozas, en Benahavís.

Bañistas en la Charca de las Mozas, en Benahavís. / L. O.

El descenso del cañón del Guadalmina pueden realizarlo aquellos que tengan casco, un traje de neopreno fino y una cuerda de seis metros para asegurar la bajada en una pequeña presa. Esta travesía tiene una duración de dos horas, cuyo regreso puede hacerse a pie por la pasarela peatonas que discurre en paralelo a la carretera.

Su grado de ocupación se califica como alto, lo que posiblemente se deba al hecho de que se encuentran bastante próximas al casco urbano.