Historia

¿Quién fue Anita Delgado, la malagueña convertida en majaraní de Kapurthala?

La bailarina, una mujer adelantada a su época, fue la única española que se casó con un príncipe de los estados de la India

Imagen de Anita Delgado con un tocado indio.

Imagen de Anita Delgado con un tocado indio.

Paula Tamayo

Muchas veces se dice que Málaga no es madre, sino madrastra con sus vecinos más famosos. Con Anita Delgado ocurrió así durante muchos años, que por casarse con un príncipe indio fue vista con displicencia y dureza por muchos malagueños. Eso ha ido cambiando con el tiempo y la ciudad honra ya su memoria con una placa situada en la calle Peña 17, dirección donde vivió, y es la representación más evidente que recuerda que Anita Delgado nació en Málaga. Pero para muchos, sobre todo los más jóvenes, Anita Delgado es una completa desconocida, pese a que fue una adelantada a su época y vivió experiencias que estaban al alcance de muy poco gente en su época, escribiendo una historia de superación difícilmente igualable.

Ana María Delgado Briones, más conocida como Anita Delgado, nació el 8 de febrero de 1890 en Málaga y se convirtió en majaraní de Kapurthala entre 1908 y 1925, siendo la única española que se casó con uno de aquellos príncipes de los estados de la India.

La infancia de Anita Delgado transcurrió plácidamente entre la Calle Peña, la Plaza del Siglo; donde sus padres regentan el popular café, La Castaña; el colegio de las Esclavas y la academia de Música y Buenas letras que Narciso Díaz de Escobar dirigía. De familia muy humilde, desde pequeña se decantó por el baile, lo que le fue abriendo las puertas del mundo artístico. Primero en el café La Castaña y, posteriormente, otros escenarios.

El café La Castaña tuvo que cerrar por problemas económicos lo que llevó a la familia a mudarse a Madrid, donde Anita Delgado conocería al Marajá de Kapurthala. Anita conformó, junto a su hermana, el dúo de Las Camelias, una pareja que actuaba en un café de Madrid cuando la capital de España se llenó de la comitiva de extranjeros que llegó para el enlace de Alfonso XIII con María Victoria de Battenberg, nieta de la Reina Victoria. Uno de ellos fue el marajá de Kapurtala, que se enamoró de Anita, que contaba con 16 años en aquel momento. Ante la negativa de los padres, comenzó una relación epistolar que fue afianzando la relación entre el marajá y la malagueña. Así comenzó una de las historias más fascinantes de aquel principio de siglo.

Su boda por lo civil en París y, posteriormente en la India, por el rito Sij, no gustó a la sociedad malagueña de la época, que miró con escándalo esta relación. De hecho, Anita Delgado donó a la Virgen de la Victoria en 1927 un rico manto bordado, muy por encima de lo que se estaba acostumbrado. Sin embargo, la pieza fue guardada durante años y nunca se usó. Aunque ahora se puede admirar en el museo de la Basílica de la Victoria, a punto estuvo de ser tirado al mar por venir de quien venía la donación. No obstante, también es una buena muestra de que Anita nunca olvidó sus orígenes malagueños y siempre mantuvo una gran devoción a la Virgen de la Victoria.

Anita Delgado tuvo una intensa vida artística en Madrid,

Anita Delgado tuvo una intensa vida artística en Madrid,

Vida de lujo

Comenzó así una vida de lujos, viajes por Europa y Estados Unidos, pero también por su nuevo país, que años más tarde la propia princesa reflejaría en el libro 'Impresiones de mis viajes por las Indias'. Anita Delgado se convirtió en una mujer cosmopolita, habla idiomas, viaja con su marido por cuatro continentes y asistía a importantes acontecimientos históricos como explicaba en su propio libro. “Yo hago lo que un hombre. Pinto acuarelas, escribo cuentos, voy de cacería, juego al tenis, al golf, al billar…, bebo champán, bailo flamenco y visto a la europea. Soy motivo de escándalo, pero qué importa. Viajo sin parar porque este país es de alucinar. Es como si visitaras otro planeta. Tengo suerte de tener un marido moderno, porque yo no podría resistir ni 24 horas de vida en esta cárcel dorada", explicaba.

Sus idas y venidas ocupaban portadas de revistas, convirtiéndola en un símbolo de elegancia y sofisticación. La princesa se rodeaba también de artistas, pintores, escritores e intelectuales de la época como Valle Inclán o Pío Baroja.

Pero su actividad fue mucho más allá: durante la I Guerra Mundial la maharaní se encargó personalmente de reclutar a un conjunto de tejedores para que confeccionaran en su palacio, y de su propio bolsillo, ropas para los soldados sijs que combatían en el frente y cuyos uniformes no eran suficientes para hacer frente al frío de Europa. De hecho, tras la guerra llegó a recibir dos diplomas, uno del estado francés y otro de la Cruz Roja, por su aportación.

Tras 18 años de matrimonio y un hijo en común los príncipes de Kapurthala se separan manteniendo relaciones muy cordiales. También en esta faceta de su vida privada, Anita Delgado se revela como una mujer adelantada a su tiempo.

El 7 de julio en Madrid fallece la princesa de Kapurthala. “Silenciosamente ha fallecido una princesa”, así titulaba la prensa del momento la crónica de su muerte. Sobre su sepultura están presentes tres símbolos que reflejan la simbiosis de culturas en la que trascurrió su vida: un crucifijo, testimonio de su religión; una espada sij, en recuerdo del pueblo que tanto amó, y una corona porque el cuerpo que reposa en el lugar pertenece a la realeza.

Suscríbete para seguir leyendo