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Málaga tiene una nave espacial contra el cáncer

La AECC cuenta con una docena de pisos destinados a alojar a pacientes que vienen de otros lugares y a sus familias durante su tratamiento oncológico - ‘La Nave’ es un piso destinado a menores, que ocupan ahora Mario y sus padres

Uno de lo pisos que ofrece la Asociación Española contra el Cáncer está decorado como una nave espacial. | L.O

Uno de lo pisos que ofrece la Asociación Española contra el Cáncer está decorado como una nave espacial. | L.O / MARTA ROMÁN. MÁLAGA

La luna y las estrellas protagonizan esta aventura espacial. Entrar en ‘La Nave’ es abandonar el planeta Tierra y sumergirse en un viaje por el espacio exterior. Pilotar el vehículo desde los sillones del puesto de mando, observar el cosmos en el sofá o vislumbrar la tierra a lo largo del pasillo. Todo esto es posible en el piso que la Asociación Española Contra el Cáncer transformó en una nave espacial hace ya tres años.

Desde entonces, son muchos los menores que se han convertido en astronautas durante su tratamiento oncológico. La AECC dispone de una docena de pisos, distribuidos por toda la capital, destinados a alojar a pacientes que vienen desde fuera y tienen que pasar una larga temporada en Málaga después de recibir el alta. Pero este, sin duda, es el más ‘espacial’: «Teníamos este piso desde hace tiempo, cedido de forma gratuita por una familia. Era bonito pero normal, entonces vimos la necesidad de adaptarnos a los niños, hacer algo diferente. Son niños que de repente empiezan a ver que ocurren en su vida cosas que no le ocurren al resto de niños. Nosotros decidimos convertir esa exclusividad en algo positivo: han sido seleccionados para vivir una aventura en el espacio», explica Pedro González, gerente de la AECC en Málaga.

‘La Nave’ acoge cada año a una veintena de menores junto a sus familiares. Ahora, su piloto es Mario, un jienense de tan solo tres añitos. José y Cruz son de un pueblo de Jaén, donde su pequeño fue intervenido hace algo más de tres meses por una infección provocada por una otitis. Tras varias revisiones, derivaron a la familia al Hospital Materno Infantil, donde se confirmó el diagnóstico.

La asociación cuenta con una veintena de pisos repartidos en zonas cercanas al Materno Infantil. | L.O

La asociación cuenta con una veintena de pisos repartidos en zonas cercanas al Materno Infantil. | L.O / MARTA ROMÁN. MÁLAGA

Mario empezó el tratamiento hace dos meses. «Estamos muy agradecidos, si no hubiera sido por este piso yo no podría estar aquí, porque no podría costearlo. Tenemos una hipoteca y no podemos mantener otra casa», señala José Bayona. Con el objetivo de ayudar a familias como la de Mario nace este tipo de servicio: «Hay muchos niños con enfermedades oncológicas que vienen a Málaga de otras provincias y no tienen donde quedarse cuando reciben el alta, el hospital nos va pasando los datos de la familia que va a necesitar alojamiento», explica Olga Santiago, trabajadora social de la AECC.

Y la demanda es alta, asegura. La duración dependerá del tipo de tratamiento. En el caso de Mario se estima que se prolongue durante más de un año y medio. Por eso es importante que los pequeños se sientan como en casa. Asimismo, Olga incide en la necesidad de que «esté toda la familia junta. Cuanto menos impacto de separar a la familia y más unidos estén, mejor. Es importante no romper la rutina familiar».

De ahí la importancia de contar con estos pisos. «Cuando los niños vienen aquí lo primero que hacen es abrir la boca, se olvidan de todo y pueden llevar una vida normal y corriente», asegura Fátima Zymbioui Bajja, traductora de la AECC. Este es precisamente el fin con el que se creó ‘La Nave’. «Mi hijo flipó cuando vio este cohete espacial», confiesa José. Cuidado hasta el más mínimo detalle, la cuarta planta de este edificio de la capital te en el protagonista de una película espacial.

Las luces simulan a la perfección el interior de una nave. El decorado de las puertas y las paredes, la iluminación de cada uno de sus rincones, los techos aguardillados, enormes sillones y ventanales que dan al espacio exterior... todo ello bajo un manto de estrellas que cubre los techos de este piso de tres habitaciones. El objetivo es que ellos sientan que están viviendo una aventura diferente. Van al médico en su nave espacial, las pruebas que les realizan los médicos les preparan para ser astronautas... Que tengan la sensación de que están viviendo algo diferente pero chulo», señala Pedro González.

AECC ha acogido en sus pisos a unas doce familias en lo que va de año. | L.O

AECC ha acogido en sus pisos a unas doce familias en lo que va de año. | L.O / MARTA ROMÁN. MÁLAGA

Apoyo y asesoramiento

Además de este servicio de alojamiento, la Asociación Española Contra el Cáncer acompaña a las familias durante todo el proceso. «El apoyo que estamos recibiendo vale muchísimo. La ayuda psicológica por parte de una psicooncóloga, el asesoramiento que nos están dando, nos llaman para preguntar si necesitamos algo... estamos muy agradecidos», asegura José.

La AECC ofrece una atención psicológica personalizada y a demanda, tanto a los pacientes como a los familiares. Asimismo, la asociación se muestra a disposición de los familiares tanto para asesoramiento como cualquier tipo de asistencia: «Es una gran ayuda porque llevar todo esto solos es muy duro. Si no fuera por ellas no podríamos, cuesta muchísimo» confiesa el padre de Mario.

Por su parte, la Junta de Andalucía ofrece profesores para que los pequeños puedan seguir con su educación reglada a partir de primero de Primaria: «Se procura que el niño haga su vida lo más normal posible. Valoran mucho el poder seguir con su escolarización», explica Olga.

Voluntariado

Además, la AECC desarrolla otro tipos de actividades fuera de estos pisos. Excursiones y salidas lúdicas en las que los pequeños pueden relacionarse entre sí, al tiempo que los padres pueden hablar y compartir experiencias. «Hace poco los llevamos al Bioparc de Fuengirola y al Jardín Botánico. Y ahora estamos organizando un campamento de fin de semana en Ronda», señala la trabajadora social de la AECC.

En todo ello, el voluntariado es la clave del engranaje. Tanto en el hospital como en los pisos o en las actividades lúdicas, los voluntarios y voluntarias de la Asociación Española Contra el Cáncer juegan un papel fundamental: «Están súper motivados con lo que hacen y están muy bien formados, saben bien como lo tienen que hacer».

Tras meses fuera de los centros hospitalarios por la pandemia de Covid-19, los voluntarios de AECC han vuelto a darle vida a estas plantas. «Han estado tiempo sin estar y se ha notado un montón. Ahora su presencia se les nota tanto a los niños como a los padres», asegura Olga: «Es una labor muy importante la que realizan, tanto dentro como fuera».

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