Málaga

Por qué cambia tanto la temperatura del agua del mar en Málaga

Los biólogos advierten que el incremento continuado puede cambiar el ecosistema de la costa, provocando la proliferación de especies invasoras, como las algas, y la desaparición de otras autóctonas, sobre todo de peces

Foto de archivo de una playa de Málaga

Foto de archivo de una playa de Málaga / L.O.

Ana Barranco

En las últimas semanas, la posibilidad de bañarse en la playa es todo un misterio. El agua puede estar muy fría o más templada, puede haber medusas o estar totalmente despejada. Los cambios en el termómetro son una de las causas que explican este fenómeno, pero también es una cuestión del viento que sopla en la Costa del Sol, más especialmente en Málaga, y de la situación de la provincia junto al Mar de Alborán, en el Mediterráneo.

Uno de los mejores ejemplos de este constante cambio del termómetro en la bahía de Málaga fue protagonista ayer en el espacio meteorológico del Telediario de TVE1, presentado por Silvia Laplana. El vídeo que ha compartido a través de su perfil de Twitter aporta las claves de este fenómeno que explicó con una recreación 3D de la costa:

La ola de calor que sufre toda la provincia es la primera de las causas, llamada, en esta ocasión, bajo el nombre de 'Zoe' y que ha provocado que la capital haya rozado los 40 grados en las horas principales del día y los 29 durante la noche, mientras que el agua del mar se ha enfriado. Hoy ya se espera que el termómetro no suba de los 33 grados de máxima, que mañana podría pasar a ser de 29, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Sin embargo, el principal causante de que el agua de las playas tengo unos grados u otros es la situación de la Costa del Sol "en el corazón del Mar de Alborán", como razona el biólogo Juan Jesús Martín, docente en la Universidad de Málaga. Este "va desde el Estrecho de Gibraltar hasta Cabo de Gata. En él, entra agua en superficie del Atlántico que se mezcla con el agua del Mediterráneo".

Es esta integración de las aguas del océano que baña la zona este de la Península y el mar, que baña el oeste, la que "crea unas corrientes en espiral que hace que suba agua de profundidad hacia la superficie", razona el biólogo, quien es el coordinador del máster de educación ambiental de la UMA. Esto se combina con la tercera causa que explica el cambio de la temperatura, los vientos. "Cuando sopla de poniente, el terral, aleja el agua de la superficie de la orilla (que es la que está más templada, debido a la incidencia de los rayos del sol) y es reemplazada por agua de profundidad que es mucho más fría". Este proceso es lo que se conoce como 'afloramiento'.

Además, y como consecuencia del contraste de temperatura entre la superficie y el mar, se produce el taró, un fenómeno de condensación del agua que ocasiona una especie de niebla y que ayer se dejó ver en la capital. Aunque el agua también cambia de grados centígrados con frecuencia en parte de la costa de Cádiz, de Granada y de Almería, esta situación es mucho más acuciada en Málaga por estar rodeada de montañas, que hacen que "el aire sea mucho más caliente", justifica Juan Jesús Martín.

La subida general de la temperatura del agua

"La temperatura del mar está aumentando y eso está incidiendo en el equilibrio entre las especies". Estas palabras de este biólogo malagueño alertan del problema que ya señalaron los científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en un estudio que publicaron en marzo del año pasado y que sostenía que "la temperatura del mar Mediterráneo aumenta dos grados centígrados por siglo".

Las consecuencias negativas que puede tener este incremento, ocasionado en gran medida por el cambio climático, son principalmente la proliferación de especies marinas invasoras y la desaparición de algunas autóctonas, especialmente de los peces, que, necesitan unas determinadas condiciones climáticas para sobrevivir. El profesor de la universidad así lo explica: "Están proliferando algas invasoras, de origen tropical o subtropical (...). No son propias de aquí, por ejemplo vienen pegadas en los cascos de los barcos, y la temperatura más elevada les favorece a que puedan colonizar y desplazar a las especies de aquí". Estas se acumulan en las orillas de las playas, se pudren y pueden obstaculizar o impedir el baño: "Cada vez son más en la Costa del Sol".

Por su parte, la pesca, como actividad comercial, podría verse resentida debido a que muchas especies podrían incluso desaparecer. Y es que, el agua a temperaturas muy elevadas "altera los procesos reproductivos de los peces porque la mayoría son animales de sangre fría, la temperatura les influye muchísimo para su actividad y su alimentación", aclara el biólogo, que declara: "Puede hacer que desaparezca una gran parte de las especies marinas (...). Afectaría a la pesca como actividad comercial".