Crónicas de la ciudad

El ajusticiamiento vandálico de la céntrica calle Pito

Hoolingans que denigran el movimiento feminista e idéntica tribu que lo insulta han convertido la calle Pito en una caricatura grotesca a dos pasos del circuito turístico

La calle Pito, ayer.

La calle Pito, ayer. / Alfonso Vazquez

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Aseguran algunos visitantes que patean nuestro Centro Histórico, que entre las cosas que les llama más la atención está lo cerca que tienen la ‘tramoya’ del circuito turístico más pateado.

Es decir, la cara oculta de la luna, calles de aspecto decrépito a escasos metros de las de relumbrón. Quizás esto cambie con los años pero ahora mismo es una realidad, pues más allá de la plaza de la Merced, el turista se topa con la aún declinante calle Lagunillas y a lo largo de calle Beatas o calle Comedias le aguardan sorpresas sólo con que callejee unos minutos.

Y así, las familias que visiten el estupendo e innovador Museo de la Música Interactiva, donde perdura la huella del recordado y admirado Miguel Ángel Piédrola, si continúan por calle Beatas hacia calle Granada se toparán con la decrepitud que desde hace años exhibe la calle Pito.

Su nombre es un misterio. Las teorías más diversas justifican el nombre porque antiguamente era una corta y estrecha calle sin salida, porque era proclive a que los malagueños más bravíos hicieran allí aguas menores e incluso por la presencia de casas de prostitución.

Otro rincón de calle Pito.

Otro rincón de calle Pito. / A.V.

Lo curioso es que en un plano de Málaga de 1883 se lee con relativa claridad calle Pita, como la planta -al lado estaba, por cierto, la calle de los Granados, luego acortada en calle Granados- aunque poco después, en otro plano de 1892 se cambia el género gramatical para quedarse en el ‘silbato’ de rigor.

¿Fue el Pito producto de un error, de una broma o un acto administrativo consciente de nuestro Ayuntamiento? Seguro que algún día alguien dará con la tecla, si no ha dado ya. Por desgracia, el gran Francisco Bejarano Robles no hace mención de ella en su famoso libro ‘Las calles de Málaga’.

Y acto consciente ha sido desde luego el asalto vandálico que sufrió hace unos años la calle por varios tarugos incívicos. Primero, se trató a todas luces de un acto reivindicativo feminista, todo un desaire para este movimiento, que ni mucho menos puede quedar representado en las tarugas que han tachado la palabra ‘Pito’ y han puesto en su lugar, con grandes letras la palabra ‘coño’ y ensuciado el resto de la calle, porque el gesto infantiloide se completa con más pintadas que convierten la lucha por igualdad de la mujer en una caricatura. Para rizar el rizo, otros tarugos han respondido a su vez con insultos antifeministas, ensuciando todavía más la calle.

Por lo demás, la vapuleada calle Pito se complementa con un surtido ingente de pintadas, entre las que destaca, en una exblanca pared, «Málaga la bella». Pura y céntrica tramoya.

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