Crónicas de la ciudad

Los dos contenedores perdidos de la calle Orfila

Desde que algún plantígrado quemó dos contenedores de reciclaje hace un año junto al Parque Huelin, faltan de su domicilio y los vecinos piden que los sustituyan

Julio Retamero con dos vecinos señala el único contenedor de reciclaje que sobrevive en su sitio, un año después del incendio.

Julio Retamero con dos vecinos señala el único contenedor de reciclaje que sobrevive en su sitio, un año después del incendio. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La semana pasada La Opinión estuvo con los vecinos de Huelin, que tienen dos problemas en las inmediaciones de la calle Orfila, uno de los laterales del Parque Huelin.

En esta calle hay un jardín abandonado, el dedicado a la monja del Cottolengo, la Hermana Sabina. La promotora en teoría a cargo del jardín sostiene que, tácitamente, ya lo ha recepcionado el Ayuntamiento pero Urbanismo responde que para ponerlo a punto se cobrará los avales que le entregó la promotora.

Y a dos metros se encuentra el abandonado Pasaje Ferrería de Heredia, el antiguo camino a los altos hornos de La Constancia, hoy parte de los terrenos del Parque Huelin. El pasaje, en su mayor parte, es un terrizo privado lleno de basuras perpetuas que se utiliza de aparcamiento.

Pero hay un tercer problema en las inmediaciones, justo frente a este pasaje, en la acera de la calle Orfila que da a la zona verde. Allí ha sido tradicional que al lado de los tres contenedores de basura orgánica descansara el lote completo de contenedores de reciclaje: vidrio, papel y plástico. Así mandaba la tradición hasta que hace justo un año, hacia las 21.30 del 23 de septiembre del año pasado, algún plantígrado con carné de identidad se dedicó a incendiarlos.

Incendio de los contenedores el 23 de septiembre de 2021.

Incendio de los contenedores el 23 de septiembre de 2021. / Archivo Julio Retamero

Todavía podemos ver la huella de esa salvajada en el tronco de un árbol. Pero como recuerda Julio Retamero, vecino de calle Orfila, es la segunda vez que algún desalmado prende fuego a los contenedores de reciclaje.

El caso es que, o bien por hartazgo o bien por estrategia u olvido, el Ayuntamiento no ha repuesto los contenedores quemados y sólo mantiene, junto a los de basura orgánica, el verde del vidrio, que se libró, nunca mejor dicho, de la quema.

El resultado de esta acción u omisión es evidente, José Francisco, vecino de la zona, cuenta que como ahora los contenedores de reciclaje le quedan tan lejos, los envases los separa en bolsas aparte pero los tira en los contenedores de basura orgánica.

Rafaela, otra vecina, explica por su parte que ella sí hace el esfuerzo de tirar la basura en los contenedores de reciclaje más próximos, que se encuentran en la calle Ayala y no precisamente a la vuelta de la esquina, detalla Julio, que también hace lo mismo, pero como recuerda José Francisco, son muchas las personas mayores de la zona que no están para andar tanto cargadas con bolsas y cartones.

Frente a los pirómanos y vándalos el Ayuntamiento no debería desistir o cuando menos, debería plantearse reponer esos dos contenedores cerca para que volvieran a esta calle.

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