Málaga de un vistazo

¿Distopía contemporánea?

Infografía promocional de la Torre del Puerto

Infografía promocional de la Torre del Puerto / L. O.

Angelines de Lorenzo

Angelines de Lorenzo

No divagues papá, yo sé porqué se construyó la Torre Rascacielos del Puerto. Era prosperidad para Málaga y participé orgulloso. -¡Claaaro! Y me dirás que militaste para impulsar la ciudad, buscando el bien común… bla, bla. Me pregunto cuánto has traicionado tus supuestos ideales por intereses propios o de partido. ¿A dónde quieres llegar? He trabajado mucho y estoy muy satisfecho de lo conseguido. -No calculaste que me enamoraría del catarí que me presentaste en la inauguración de aquel supuesto hotel rascacielos del puerto. No, pero tu matrimonio te encumbró a un estatus. Disfrutas de cosas al alcance de pocos, aunque tristemente no puedas ejercer tu carrera y te vea poco. -Me enseñaste a adorar el boato, pero no debí obnubilarme, ni acatar este islam mal entendido... Creí que él comprendería que las mujeres mueven el mundo, el progreso... Le dije ayer que yo podía ser política en democracia… Me contestó:

¡Ponte la hiyab ahora mismo o no sales de casa! ¡Agradece que no te imponga el burka! Tu democracia vale poco cuando políticos como tu padre nos vendieron los intereses de su propio pueblo. Ahora estamos posicionados en las instituciones por su avaricia y su adocenada sociedad. Explotaremos a placer, gracias a la debida interpretación de vuestras normas, que ya cambiaremos, nuestro dinero someterá inexorablemente voluntades, tal es vuestra democracia. La hiyab os cubrirá a todas. China, EEUU, Rusia… ya extendieron fronteras allende banderas y Europa, herida, es títere a la que dejamos interpretar su papel de potencia, absorta en luchas identitarias, torpes alianzas y políticos vanidosos, irresponsables…

Papá, me he revelado, desconozco ya mi destino. Me arrepiento de muchas decisiones, por eso actúo y te ruego que lo hagas tú, oponte a esta locura, hay que recuperarlo todo, empezando por el sentido común, el honor… Te perdono…

Suscríbete para seguir leyendo