Congreso del PP

Patricia Navarro, una presidenta pionera con el viento a favor de calle Génova

La elegida para suceder a Elías Bendodo como responsable provincial del PP sostiene un vínculo de casi un cuarto de siglo con la política en el que su antecesor y Juanma Moreno han sido para ella referentes y valedores

Bendodo y Navarro se abrazan durante el congreso del PP de Málaga que comenzó este viernes.

Bendodo y Navarro se abrazan durante el congreso del PP de Málaga que comenzó este viernes. / L. O.

Cristóbal G. Montilla

Cristóbal G. Montilla

En 1977, el año en el que sitúa su fundación el PP de Málaga bajo el paraguas de Alianza Popular, Patricia Navarro aún no había nacido. La primera mujer en presidir la formación de centro-derecha a nivel provincial vino al mundo en 1979. Hija de percheleros, dio sus primeros pasos en otros barrios de la capital malagueña como Miraflores de los Ángeles y Los Corazones hasta que a sus siete años se mudó con su familia a Rincón de la Victoria. Era la mayor de tres hermanos y ahora es ella quien allí, en este antiguo pueblo con mar, ve crecer a sus dos hijos y sale cada mañana de su casa para ejercer como delegada de la Junta de Andalucía en la provincia de Málaga. Desde este fin de semana, ya serán dos los despachos principales que ocupe en el centro de la capital malagueña. En la Alameda Principal, desarrollará sus funciones para el Gobierno de Juanma Moreno. Y algo más allá de El Corte Inglés, en la sede del PP de la Avenida de Andalucía, cambiará su rol de secretaria general por la presidencia provincial que ha heredado de Elías Bendodo.

Este liderazgo recién estrenado establece otro hito en una carrera a la que Juanma Moreno y el propio Bendodo le auguran un trecho aún mayor. De momento, se cierra un primer círculo que abarca una relación con la política de un cuarto de siglo. Habría que remontarse a la llegada de José María Aznar al Gobierno de España, que fue muy celebrada en su domicilio familiar, para entender que en 1999 se afiliara al 'partido de la gaviota'. Y no lo hizo en Málaga, sino en Granada dónde cursaba estudios de Ciencias Políticas en tiempos en los que sus compañeras de piso no eran, precisamente, ni de centro ni de derecha y ella colaboraba en una casa de acogida para mujeres maltratadas. En su facultad, se acercó al PP de la mano del antequerano José Ramón Carmona, que era uno de los cabecillas de una asociación estudiantil y ahora -en esas vueltas que da la vida- pasa a ser su secretario general en la nueva dirección de los populares malagueños. Juntos vivieron el asesinato a manos de ETA en tierras granadinas del fiscal Luis Portero, que era marido de su profesora de Sociología en la Universidad, Charo de la Torre, hermana del alcalde de Málaga.

Durante cuatro años, Navarro tuvo carnet del PP granadino y, en 2003, lo trasladó a la nómina de afiliados malagueños de la formación. Por aquel entonces, empezó a ganarse la vida en una entidad bancaria y, según sigue recordando, hacía coincidir sus vacaciones con los congresos de su partido y los demás compromisos políticos que iba adquiriendo. En 2006, la presidencia regional de Nuevas Generaciones la convirtió en una de las grandes promesas del PP andaluz de Javier Arenas. Y, un año después, se estrenó a nivel institucional con una responsabilidad que también ostentaron en sus inicios sus referentes Juanma Moreno y Elías Bendodo: el área de Juventud del Ayuntamiento.

Fue en este primer cargo dónde Navaro aprendió ya para siempre que en la política no existen misiones que duren para siempre y los planes cambian de una jornada para otra. No había transcurrido ni un año de las elecciones municipales en las que fue elegida concejala y solo habían pasado unos días desde había ampliado sus competencias con el Distrito Este, cuando fue elegida senadora por designación autonómica. En la madrileña Cámara Alta estuvo dos legislaturas, ya que en las siguientes elecciones generales fue elegida como senadora directamente en las urnas.

Ahora bien, el viaje de su trayectoria no se detuvo y, en 2015, recaló en el Parlamento de Andalucía para seguir una andadura institucional que aún perdura bajo el liderazgo de Juanma Moreno y la complicidad a nivel orgánico de un Elías Bendodo que pensó en ella como presidenta provincial en cuanto su ascenso con galones al aparato nacional de Feijóo fue, hace medio año, una realidad sin vuelta atrás.

De hecho, hace tiempo que Bendodo y Navarro viajan en un mismo barco y se defienden el uno al otro cuando más lo necesitan. La ahora presidenta provincial no tuvo problemas en expresar públicamente años atrás que el mejor alcalde posible de Málaga sería el hasta ahora presidente provincial, cuando se abrió un debate en la sucesión de Francisco de la Torre que terminó siendo estéril. Igualmente, Bendodo sacó pecho por su más fiel colaboradora en el anterior congreso del PP de Málaga, celebrado hace un año y medio en condiciones muy diferentes al actual. Aquel cónclave transcurrió en la sede del partido bajo las restricciones de la pandemia y con el castigo latente de la dirección nacional de Pablo Casado a los 'sorayistas' malagueños. De hecho, tras una reelección de Elías Bendodo en la que estuvo presente el entonces diputado por Málaga Pablo Montesinos, calle Génova aireó la existencia de incompatibilidades para que Patricia Navarro continuara como secretaria general de la formación. Sin embargo, la sangre nunca surcó el río y ella continuó como número 2 hasta un impulso a la presidencia provincial que ha llegado antes de lo previsto. Y, encima, con un novedoso factor que pone a su favor el viento que sopla ahora desde la dirección nacional.  

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