Entrevista | Israel Codina Coordinador de la Unidad de Salud Mental de Fuengirola-Mijas

«Es fundamental adelantar la llegada del paciente a Salud Mental»

Defiende la necesidad de involucrar a todos los agentes de la comunidad en la detección y el tratamiento de los problemas relacionados con la salud mental

Israel Codina, coordinador de la Unidad de Salud Mental de Fuengirola-Mijas.

Israel Codina, coordinador de la Unidad de Salud Mental de Fuengirola-Mijas. / L. O.

«Dale like a la salud mental. Por el derecho a crecer en bienestar». Este es el lema que acompaña este año al Día Mundial de la Salud Mental. Con él se pretende poner el foco en el cuidado y la protección de la salud mental infantojuvenil. El coordinador de la Unidad de Salud Mental de Fuengirola-Mijas, Israel Codina, defiende la necesidad de involucrar a la comunidad en esta importante misión.

El lema de este año pone el foco sobre niños y adolescentes.

Sí, lo que busca es colocarlos como los principales protagonistas. Una de cada siete personas de 10 a 19 años padece algún trastorno mental. Este eslogan busca enfocar el cuidado y la protección de la salud mental desde la infancia, no esperar a que los adultos desarrollen problemas de salud mental. En las primeras etapas de la vida hay muchas situaciones - desde abuso, acoso escolar, cibercullyng...- que crean un profundo malestar y que se van desplazando a lo largo de la vida.

¿Por dónde debe empezar este trabajo?

Si partimos de la base de que el 13% de los niños de 9 a 10 años padece un trastorno mental, según la OMS, es muy importante que estemos cerca de las personas que están compartiendo el espacio con ellos, que en esas edades son las familias y los centros educativos. Desde el programa que estamos desarrollando el equipo de Salud Mental de la zona de Fuengirola-Mijas hemos empezado a desarrollar proyectos y programas con los centros educativos, estamos haciendo mucha labor de educación emocional. Digamos que estamos trabajando para hacer una prevención orientada hacia la comunidad.

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¿Cuál es el papel de la comunidad?

Estamos en una situación en la que hay mucha sensibilización social pero todavía no han llegado los recursos. Lo que estamos haciendo es cambiar nuestro funcionamiento porque la salud mental tiene que salir de las consultas. Estamos en nuestros centros y nadie sabe lo que hacemos, por eso es importante que la red de salud mental no solo haga actividades dentro de sus consultas, sino que empiecen a apoyar a la comunidad con programas para detectar cualquier incidencias. Pero para eso es importante que haya más recursos.

Crece la demanda pero no aumentan los recursos...

Nosotros no podemos hacer una prevención en la comunidad si estamos saturados con listados infinitos de personas. En la zona que nosotros cubrimos sanitariamente hay 150.000 habitantes y en el equipo de Salud Mental somos 14 profesionales. Hemos reorganizado nuestros recursos de manera que estamos muy conectados para que fluya la información y podamos ver a quién tenemos que ver antes y a quién después. No podemos tener en una misma lista de espera a personas que tienen riesgo autolítico y a personas que tienen problemas con su vida cotidiana. Nuestra demanda siempre va a ser que haya más recursos en Salud Mental porque la situación ha explotado. Lo que nos falta, por ejemplo con el tema del suicidio, son planes estatales que aporten recursos específicos. Y campañas de concienciación como con la violencia de género o los accidentes de tráfico, con las que se demuestran que disminuyen los casos y se hace visible. La salud mental tiene el problema de que aparte del estigma, es poco visible.

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A nivel social, no obstante, en el último año ha aumentado 16 puntos la preocupación por la salud mental, hasta un 51%.

Sí, a nivel social ha habido un movimiento de mayor preocupación por la salud mental a todos los niveles, porque vivimos en una sociedad en la que no encontramos manera de cuidarnos. Una sociedad muy productiva que no nos enseña a cuidarnos bien y eso hace que aparezcan síntomas asociados a un sufrimiento dentro de la vida cotidiana. Un estrés que puede llegar a a trastornos del ánimo, y en este punto creo que es importante que esa preocupación se convierta en una sensibilización para que cada uno seamos responsables de nuestra salud mental.

¿Falta, por tanto, educación emocional?

Venir a salud mental se está planteando como una especie de ansiolítico, voy y me desahogo. Sin embargo, cuando pensamos en salud mental hay que pensar en qué puedo cambiar. El objetivo es que tengamos una mayor capacidad para educarnos emocionalmente. Para ello es importante que sepamos realmente qué es la salud mental y cómo se trabaja. Gran parte de los problemas que tenemos es que se nos hacen demandas desde el desconocimiento. Ahora, en el momento en el que tenemos un problema queremos que nos lo solucione un profesional y estamos perdiendo de vista que el primer apoyo que tiene una persona es la comunidad. El programa que nosotros estamos realizando está orientado a trabajar junto a servicios sociales, policía, y asociaciones de familiares y enfermos. Una cosa que tenemos muy clara es que las intervenciones sanitarias tienen escaso desarrollo si no van acompañadas de intervenciones socioeducativas, por eso estamos creando esta red sociosanitaria-educativa. Ponemos a disposición del paciente todos los recursos de la comunidad, porque así las intervenciones que hacemos desde las consultas son mucho más sostenidas en el tiempo.

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Este modelo también ayuda a dar visibilidad, ¿no?

Sí, el trabajo que estamos haciendo con la policía, trabajadores sociales, asociaciones... nos está ayudando muchísimo a llevar la salud mental hacia la comunidad. Esta labor nos facilita que nos conozcan y en el momento en el que se conoce la salud mental se desmitifican muchas cosas. Además, el programa que estamos promoviendo junto a todos estos agentes de la comunidad consiste en formarlos para que, en cuanto detecten alguna situación crítica, puedan contactar con nosotros y lleguen rápidamente a Salud Mental. Mientras que van al médico de familia pasa un tiempo que es vital, es fundamental adelantar la llegada del paciente a salud mental.

Existe mucho desconocimiento, también, sobre el uso de ansiolíticos.

El consumo de ansiolíticos genera problemas añadidos a los problemas. Desde las consultas de salud mental hacemos mucho hincapié en el uso moderado y adecuado de estos psicofármacos, sabiendo que la solución viene más de tener una concepción de que salud mental implica cambiar y cambiar es muy complejo. El uso de ansiolíticos al final acaba frenando el único motor de cambio que tenemos que es sentirnos mal. Estamos traduciendo un dolor como algo exclusivamente negativo, y se trata de una llamada de atención de que tenemos que cambiar cosas. Todo esto tiene que ver con esa gestión emocional, no tanto huir de las emociones como a tener más capacidad de poder ir afrontando las emociones a lo largo de la vida.

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