Crónicas de la ciudad

Un ágora verde en mitad del barrio de Campanillas

La calle Seda esconde una gran parcela verde, un antiguo campo abierto que las casas han ido cercando con el paso de los años

La parcela verde de calle Seda.

La parcela verde de calle Seda. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Como saben, en ocasiones a los hacedores del callejero municipal les da por desembarcar de golpe en nuestra ciudad grupos de nombres con los que suplir una carencia, ya sea de obras musicales, artistas o capitales europeas.

Sin duda, uno de los grupos más extravagante, posible fruto de un apasionado de la Hacienda Pública, sea el de los diferentes tipos de tributos a lo largo de la Historia de España que encontramos en Campanillas.

En sus calles nos topamos con alcabalas, aduanas, diezmos y hasta con el almojarifazgo, una palabra que habrá puesto en más de un aprieto a quien mande cartas a este rincón de Málaga.

Pero en Campanillas tampoco faltan grandes pianistas como Arthur Rubinstein ni pintores de todas las épocas, desde Tiziano a Matisse.

Hoy, sin embargo, centrará esta crónica una calle próxima a las dos últimas mencionadas que, aunque parezca evocar un superventas de Alessandro Baricco, en realidad la calle Seda, que así se llama, recibe ese nombre desde 1972, casi 25 años antes de la publicación de la famosa novela ‘Seda’, así que a lo que homenajea es al tejido.

Pero la calle Seda tiene también una particularidad y es que esconde en su interior un ágora verde, una extensión aparentemente virgen de terreno, encerrada entre viviendas, casi con el aspecto de un triángulo irregular, aunque no sea completo.

Si uno examina las fotografías de los años 50 de esta zona comprobará que era puro campo, con algunos árboles en su interior. A finales de los 70 y comienzos de los 80 el ágora comienza a formarse a medida que las casas empiezan a levantarse a los lados y será en la década de los 90 cuando este espacio adquiera la forma que, tres décadas después todavía nos ofrece, aunque durante un tiempo, ya en este siglo, llegó a estar vallado para almacenar material de obra. 

Es toda una sorpresa callejear por este rincón de Campanillas y toparse con este inesperado prado verde (en primavera al menos), eso que los urbanistas, cuando se ponen ‘místicos’ llaman «el esponjamiento de la trama urbana» o el resultado de hacer «acupuntura urbana».

Detalle de unas casas junto a la parcela.

Detalle de unas casas junto a la parcela. / A.V.

Pero esto no ha sido ‘acupuntura’ sino pura causalidad, producto de compras y ventas de parcelitas, lo que ha dejado este espacio que recuerda algo a la plaza Triangular de Ciudad Jardín. Y junto a la sorpresa, el que al ágora se asomen algunas construcciones de otra época que evocan la casa de Jacques Tati en la maravillosa película ‘Mi tío’.

El PGOU contempla que una futura calle atraviese este foro campanillero. Disfrútenlo aún. 

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