Crónicas de la ciudad

La promesa de la unión verde con Parque del Sur

En 2005 la Junta anunció un parque mirador entre Mangas Verdes y Parque del Sur que mejoraría el entorno del puente del arroyo Aceiteros. Se hace esperar

El entorno del puente de Aceiteros, del Acueducto de San Telmo, la semana pasada.

El entorno del puente de Aceiteros, del Acueducto de San Telmo, la semana pasada. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En junio de 2005, año y medio después de que la Fundación San Telmo diera el visto bueno al futuro Parque del Cau, en Mangas Verdes, que a estas alturas del siglo todavía está sin finalizar, la Junta de Andalucía tomaba impulso y anunciaba una nueva zona verde en el entorno, en este caso el llamado parque-mirador de San Telmo.

Se trataba de 4.000 m2 de parque entre Mangas Verdes y la vecina barriada de Parque del Sur que irían desde la calle Manuel Laguna, en el primer barrio, hasta conectar con el centenario puente del arroyo Aceiteros -junto al segundo barrio- y que forma parte del Acueducto de San Telmo.

La administración autonómica ya reconocía hace 17 años que la zona estaba muy deteriorada porque, aprovechando la diferencia de altura entre Mangas Verdes y Parque del Sur, los más incívicos voleaban sus escombros cuesta abajo, así que el entorno del famoso BIC del Siglo de las Luces estaba manga por hombro.

Ha llovido poco desde entonces pero el tiempo sí que ha volado y el anuncio autonómico ha quedado simbolizado en el líquido más decepcionante de todos: el agua de borrajas.

El puente del arroyo Aceiteros desde Mangas Verdes en marzo de este año.

El puente del arroyo Aceiteros desde Mangas Verdes en marzo de este año. / A.V.

No hay ni rastro del parque anunciado en 2005 ni tampoco del mirador, de ahí que el paseante que desde Mangas Verdes quiera disfrutar de las excepcionales vistas de los altos bloques de Parque del Sur y más allá deba andarse con cuidado. No sólo porque en seguida el terreno se vuelve traicionero, también porque la aspereza de la tierra sólo la hace apta para que los dueños paseen a sus perros y estos suelten sus abonos.

Un precario murete separa la zona civilizada de aquella en la que el personal se puede despeñar al menor descuido, aunque alguien se apiadó y un poco antes realizó cerca una tosca escalera. Pero para bajar sin cuerda ni botas de alpinista, mejor dar un rodeo y utilizar las empinadas escaleras que comunican con la calle Moisés, pues también es menester comprobar el estado del puente del arroyo Aceiteros.

Pintadas en el BIC.

Pintadas en el BIC. / A.V.

A él sólo se puede acceder saltando al cauce de hormigón en su último tramo o adentrándose por una selva de matas y -de nuevo- abono canino, por detrás del antiguo colegio Salvador Rueda, donde monta guardia, nadie sabe de qué dinastía de faraones, una motocicleta oxidada.

Si echamos un vistazo al vano del puente comprobaremos que los grafiteros más neandertales han dejado su zarpa en forma de pintadas. En definitiva, que la actual Junta podía retomar la incumplida promesa de 2005 y hacerla realidad para mejorar este deteriorado entorno. Ánimo.  

Vista del puente desde el cauce, en Parque del Sur.

Vista del puente desde el cauce, en Parque del Sur. / A.V.

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