Mirando atrás

Un rincón para Pepe Bravo, el querido alcalde de La Trinidad

Un grupo de vecinos de La Trinidad, con el respaldo de los hijos de Pepe Bravo (1912-2001), promueve el que quien fuera alcalde honorífico del barrio y paño de lágrimas de los vecinos tenga un espacio a su nombre, una promesa de hace 21 años de Francisco de la Torre

Antonio Hurtado (izq), Antonio, Juan Luis y José Bravo junto a Antonio Arlandi, en La Trinidad con una foto de Pepe Bravo, en uno de los espacios que proponen que lleve el nombre del alcalde del barrio.

Antonio Hurtado (izq), Antonio, Juan Luis y José Bravo junto a Antonio Arlandi, en La Trinidad con una foto de Pepe Bravo, en uno de los espacios que proponen que lleve el nombre del alcalde del barrio. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Estuvo tres años en la cárcel por republicano y sin embargo, durante cerca de 14 años fue alcalde honorífico de La Trinidad en pleno Franquismo. Además, su nombre está ligado a la Peña de Bañistas de la Malagueta, con la que durante años promocionó el clima de Málaga.

Fue Pepe Bravo Espinosa, un trinitario nacido en Ardales en 1912. Cuando falleció en 2001, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, prometió a su familia que dedicaría un espacio con su nombre en el barrio por el que tanto luchó, recuerda Antonio Bravo, hijo mayor de Pepe.

Pepe Bravo en el año 2000, en su casa de La Malagueta.

Pepe Bravo en el año 2000, en su casa de La Malagueta. / La Opinión

21 años después de esta promesa, un grupo de vecinos ha vuelto a relanzar la iniciativa, con el apoyo de los tres hijos del alcalde honorario de La Trinidad y la asociación de vecinos del barrio. «Nos parece muy bien porque cada vez queda menos gente coetánea, aunque los mayores sí lo recuerdan», cuenta Antonio Bravo, de 76 años.

Quien comanda la iniciativa es el trinitario Antonio Arlandi, que ya consiguió que el Ayuntamiento dedicara un espacio en El Perchel al locutor Domingo Mérida y que en 2016 le dedicó a Pepe Bravo una exposición de fotos y maquetas en el Centro de Día de La Trinidad. Entre medias, un libro de 2020 de historias de La Trinidad y El Perchel, del trinitario Antonio Hurtado, también ha reivindicado su figura.

Para saber mejor quién fue Pepe Bravo, su hijo mayor, Antonio, con la ayuda de sus dos hermanos, José y Juan Luis, repasan su figura.

Pepe Bravo Espinosa nació en Ardales en 1912, hijo de un carnicero que dejó el pueblo «por problemas políticos y medio políticos», cuenta Antonio Bravo. La familia estuvo primero unos años en Melilla y en 1927 recalaron en Málaga, en un corralón en la calle Trinidad, 45.

Pepe Bravo con su mujer, Encarna y sus tres hijos, Antonio, José y Juan Luis, a finales de los 50 en la plaza de la Constitución.

Pepe Bravo con su mujer, Encarna y sus tres hijos, Antonio, José y Juan Luis, a finales de los 50 en la plaza de la Constitución. / Archivo familiar

En la capital el adolescente Pepe empezó a trabajar en una fábrica textil y poco después de camarero en el café Español de calle Larios. Republicano convencido, la toma de Málaga por las tropas de Franco le lleva a huir por la Carretera de Almería, en Almería permaneció dos años como oficial republicano del cuerpo de Intendencia. Finalizada la Guerra Civil, el joven estuvo preso en la cárcel provincial de Málaga de 1939 a 1942. «Tuvo un buen destino, era el ordenanza de la puerta y eso le permitía pequeñísimas comodidades dentro de la cárcel», recuerda su hijo mayor.

En 1942 le otorgaron la libertad condicional aunque durante años «tuvo un límite para desplazarse, tenía que pedir permiso aunque fuera para ir a un pueblo», explica Antonio Bravo.

Como el antiguo preso no encontró trabajo en Málaga capital, se marchó un par de años a Ardales, donde «algunas cosillas pudo hacer para sobrevivir».

Cuando regresó a Málaga en el 44, contrajo matrimonio en la iglesia de San Pablo con su novia, Encarnación Paz, natural de Ardales aunque la conoció porque era vecina de su corralón de calle Trinidad.

La pareja, por cierto, se mudó a La Trinidad, 55. En esos años Pepe Bravo abrió una tienda de comestibles y a pocos metros, haciendo esquina con calle Jaboneros, una alpargatería. En 1950 conoce a un vecino de calle Mármoles, Salvador Sánchez Calvo, presidente de la Junta de Festejos de La Trinidad, que termina nombrándole tesorero.

Como recuerda Antonio Bravo, la junta de festejos no se limitaba a organizar las fiestas del barrio, sino que también tenía una faceta social, para intentar ayudar a los vecinos en apuros, «que en aquella época eran todos».

En 1956, Salvador Sánchez Calvo deja la junta y Pepe Bravo es nombrado presidente de la junta de festejos del barrio.

En la Feria de La Trinidad, con el gobernador Antonio García Rodríguez-Acosta y el alcalde Francisco García Grana.

En la Feria de La Trinidad, con el gobernador Antonio García Rodríguez-Acosta y el alcalde Francisco García Grana. / Archivo familiar

Dos años más tarde, coincidiendo con la llegada a la alcaldía de Francisco García Grana, es nombrado alcalde del barrio de la Trinidad, un cargo que ya existía en los años 20. «García Grana simpatizó mucho con mi padre, que le ayudó mucho», cuenta su hijo.

Al parecer, el nombramiento se hizo oficial en un pleno dos años después, en 1960, con protesta incluida del gobernador Rodríguez-Acosta por el pasado republicano de Pepe Bravo, aunque el primer edil lo mantuvo en el puesto.

Con cuatro alcaldes

Pepe Bravo ostentaría este cargo con cuatro alcaldes (García Grana, Rafael Betés, Gutiérrez Mata y Cayetano Utrera), una etapa en la que la semana de festejos en La Trinidad, con motivo del Corpus Chiquito y la Santísima Trinidad, fue una de las principales fiestas de Málaga, parada obligada para turistas, visitantes y hasta ministros. «Los recuerdos que tengo son imborrables, mi padre conseguía que viniese el Regimiento de Borbón con su banda a acompañar el Corpus y mucha gente del Centro venía a verlo. Devolvió el prestigio a La Trinidad completamente», subraya Antonio.

En la entrega de un trofeo en una carrera ciclista.

En la entrega de un trofeo en una carrera ciclista. / Archivo familiar

Gracias a Pepe Bravo, además, se puso coto a los entierros ‘por Dios’, la estampa tan común de los vecinos pidiendo dinero porque no tenían para enterrar a un familiar. El alcalde de La Trinidad logró que el Ayuntamiento costeara estos sepelios.

Y como recuerda su hijo, las llamadas de vecinos eran constantes, no importaba la hora del día o de la noche e innumerables veces Pepe Bravo tenía que dar fiado de su negocio.

Pepe Bravo, con el príncipe Juan Carlos en 1972

Pepe Bravo, con el príncipe Juan Carlos en 1972 / Archivo familiar

En 1972, coincidiendo con la visita de los Príncipes de España, Pepe Bravo dejó su cargo a raíz de un comentario del alcalde que lo desautorizó, aunque ningún pleno lo cesó.

Por esos años el trinitario cambió su barrio por La Malagueta, donde en 1973 fundó la Peña de Bañistas del barrio, que publicitó durante años en los medios de comunicación el envidiable clima de la capital de la Costa del Sol. Pepe Bravo falleció en el año 2001, a los 88 años. Su mujer, Encarna, lo haría casi dos décadas después, en 2020, a los 96.

Pepe Bravo, en el centro, en La Malagueta, en una jornada con su peña de bañistas en 1984, paella incluida.

Pepe Bravo, en el centro, en La Malagueta, en una jornada con su peña de bañistas en 1984, paella incluida. / Archivo familiar

Ahora, los vecinos de La Trinidad creen que ha llegado la hora de que el alcalde de Málaga haga realidad su compromiso y proponen, entre otros posibles espacios con su nombre, la actual plaza de Jesús Cautivo una vez la Casa Hermandad deje este emplazamiento, como tiene previsto.

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