Educación

Innovación con premio para un proyecto malagueño de FP Básica

Más de 2.400 estudiantes están matriculados este curso en FP Básica en Málaga, una formación que pretende que quienes no han obtenido un título a los 16 años puedan hacerlo o incluso continúen estudiando - Es un alumnado difícil al que cuesta motivar, un objetivo cumplido con este proyecto en el que seis alumnos del IES Belén han aprendido no sólo cómo reparar un móvil sino competencias emprendedoras y de comunicación que serán claves para su futuro laboral

Uno de los seis alumnos participantes en el proyecto llevado a cabo en el IES Belén.

Uno de los seis alumnos participantes en el proyecto llevado a cabo en el IES Belén. / L. O.

La Formación Profesional está ganando prestigio día a día. Los centros públicos no dan abasto y acumulan listas de espera y las empresas se disputan al alumnado de muchos de los ciclos de sectores como el tecnológico. No ocurre igual con la FP Básica pero hay profesores que trabajan para que esta formación brille también. Es el caso de Miguel Ángel Ronda, que acaba de ganar uno de los prestigiosos premios del Salón Internacional de Tecnología e Innovación Educativa, SIMO.

El Proyecto de empresa-taller de reparación de smartphones en clase, puesto en marcha por este docente el curso pasado en el IES Belén de la capital malagueña, ha sido elegido como la Mejor Experiencia de Sostenibilidad en SIMO.

Es más sencillo hacer algo llamativo con alumnado que ya tiene una preparación, que incluso a veces tiene experiencia laboral. Pero se nos olvida que hay chavales que están intentando escalar y que hay que ver qué podemos hacer para que mejoren

«Es más sencillo hacer algo llamativo con alumnado que ya tiene una preparación, que incluso a veces tiene experiencia laboral. Pero se nos olvida que hay chavales que están intentando escalar y que hay que ver qué podemos hacer para que mejoren», explica el profesor.

Las clases de FP Básica están formadas por el alumnado mayor de 16 años que no ha obtenido aún el título de la ESO, ha repetido ya uno o varios cursos y está desmotivado. El objetivo es que titule y, mejor aún, que se reenganche a la educación. En Málaga este año hay 2.403 alumnos en FP Básica entre primero y segundo.

Pero no basta con tenerlos en el aula un par de años más. Proyectos como el de Miguel Ángel Ronda son una herramienta que no sólo les hace trabajar un amplio espectro de competencias educativas sino que, además, mejora su autoestima y motivación.

Pensando en las prácticas que debían hacer sus seis alumnos del segundo curso de Informática y Comunicaciones, este docente pensó por qué no crear una empresa dentro del aula en la que aprendieran algo tan útil como reparar móviles, un conocimiento que les daría experiencia para hacer prácticas fuera del aula e incluso para lograr un empleo en el futuro.

Para ello, Miguel Ángel no dudó en aprender primero él mismo, fuera de su horario de trabajo, con la ayuda del dueño de una tienda de reparación de móviles. «Estuve yendo en octubre y noviembre, antes o después de entrar a clase, y aprendí lo básico», explica.

Tras recibir una subvención de 600 euros para proyectos innovadores con la que pudieron comprar el material necesario, montaron la ‘tienda’ Androide roto y ofrecieron sus servicios a alumnos y profesores del IES Belén. De hecho, el lema de la empresa era ‘Te lo reparamos mientras tú estás en clase’.

Miguel Ángel Ronda llevó esta iniciativa más allá de la parte técnica haciendo que sus alumnos aprendieran todo lo imprescindible para montar una empresa, desde la creación del logotipo, el diseño de la web, las campañas publicitarias o la presentación de sus servicios clase por clase.

El profesor Miguel Ángel Ronda, en Manzana Rota. | L.O.

El profesor Miguel Ángel Ronda, en Manzana Rota. | L.O. / susana fernández. málaga

«Trabajamos muchas más competencias, la comunicativa, la escrita, el emprendimiento, el trabajo en equipo, la colaboración e incluso el inglés al subtitular los vídeos de las reparaciones que subían a su canal de YouTube», detalla el profesor.

Los estudiantes obtuvieron así una experiencia única que pudieron demostrar durante los tres últimos meses del curso en empresas como Manzana Rota. Todo un logro teniendo en cuenta que, como admite este docente, no es tan fácil encontrar prácticas en empresas para los alumnos de FP Básica. «Muchas veces yo no decía que eran de FP Básica porque como les explicara qué era no los cogían, pero luego no se daban ni cuenta», defiende.

Dar visibilidad a esta formación es uno de los aspectos positivos que Miguel Ángel Ronda cree que tiene recibir premios como el de SIMO o el ‘Reimagina tu centro’ que también ha obtenido.

Hemos intentado darle un poco de visibilidad porque hay gente que no sabe ni lo que es e, incluso, tiene reparos a la hora de entrar a dar clase. Por lo menos, así, se habla de FP Básica

«Hemos intentado darle un poco de visibilidad porque hay gente que no sabe ni lo que es e, incluso, tiene reparos a la hora de entrar a dar clase. Por lo menos, así, se habla de FP Básica», afirma.

En su caso, tras pasar por la empresa privada donde trabajaba como programador, entró directamente como profesor a este tipo de formación. Así, desde 2010, ha tratado con estos alumnos que, según dice, aunque suelen tener muchos problemas lo que más necesitan es «cariño, comprensión y mano izquierda».

Este curso, Miguel Ángel, profesor vocacional que soñaba de pequeño con «corregir un examen», da clase en el nuevo centro integrado de FP de Málaga pero no descarta volver a la FP Básica. Eso sí, cree que hay aspectos por mejorar como hacerla mucho más práctica o «darle una vuelta» a las asignaturas porque «este tipo de alumnado es imposible que esté seis horas mirando mientras tú hablas».

Además, hace hincapié en la necesidad de «alinear» estos estudios con la empresa como se hace en los ciclos medios y superiores. «En la FP Básica nadie habla de las empresas, nadie ha pensado si los contenidos son aptos para ir a una empresa. Tenemos que ver qué necesitan las empresas para estos niveles de conocimiento», plantea.

Asegura que estos jóvenes también son a veces «cantera» y explica el caso de algunos de sus estudiantes que han seguido formándose y ahora son programadores. En el caso de los seis que han participado en el proyecto Androide roto, algunos están ahora en un grado medio de Informática.

Esto es, precisamente, lo que este docente cree más motivador de la enseñanza: «el ver que lo que haces tiene una repercusión en los demás, que tus actos pueden ayudar a las personas y eso en la FP Básica pasa mucho porque ellos te ven como un referente».

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SIMO ha premiado el proyecto de Empresa-taller de reparación de smartphones en clase en la categoría de Mejor Experiencia de Sostenibilidad por dar una segunda vida a los móviles y enseñar así a los alumnos que es una forma de cuidar el planeta al consumir menos recursos. Además, esta actuación educativa también ha tenido una vertiente solidaria ya que los donativos que los alumnos recibían por arreglar los móviles se han donado a dos ONG: ACAE-Payasos de Hospital y ASIT. Esta última recoge y arregla material tecnológico para donarlo a familias necesitadas y, en este caso, se han donado a refugiados ucranianos.

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