Mirando atrás

Diego Ramírez de Villaescusa, el obispo promotor de las artes

El historiador del arte madrileño Alejandro Sáez Olivares publica su tesis doctoral sobre el obispo de Málaga Diego Ramírez de Villaescusa (1459-1537), capellán de Juana ‘la Loca’ y promotor de la portada de la Iglesia del Sagrario de Málaga y de la Colegiata de Antequera

Detalle de la puerta del Sagrario, con el Apóstol Santiago y arrodillado, el obispo Diego Ramírez de Villaescusa, una posibilidad que plantea el historiador del arte Alejandro Sáez en su tesis..

Detalle de la puerta del Sagrario, con el Apóstol Santiago y arrodillado, el obispo Diego Ramírez de Villaescusa, una posibilidad que plantea el historiador del arte Alejandro Sáez en su tesis.. / Álex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Todo comenzó en 2006 con la visita casual a un pueblecito de Cuenca que ronda los 500 habitantes: Villaescusa de Haro. Allí, Alejandro Sáez Olivares (Madrid, 1980) descubrió una capilla tardogótica «espectacular» y un palacio renacentista.

A partir de ahí, este historiador del arte quiso saber más sobre el personaje que estaba detrás de estas obras: Diego Ramírez de Villaescusa, nacido en este pueblo en 1459 y fallecido en Cuenca en 1537. Entre sus numerosos cargos fue el segundo obispo que tuvo la ciudad de Málaga, tras la conquista por los Reyes Católicos y el responsable de que la capital disfrute de la esplendorosa portada de la iglesia del Sagrario.

El historiador del arte madrileño Alejandro Sáez Olivares, autor de la tesis doctoral sobre el obispo de Málaga.

El historiador del arte madrileño Alejandro Sáez Olivares, autor de la tesis doctoral sobre el obispo de Málaga. / Archivo del autor

Alejandro Sáez cuenta por teléfono a este periódico que se ha pasado «14, 15 años con un señor que murió hace 500 años rondando constantemente mi cabeza», ríe. En realidad, fueron años de mucho trabajo y documentación, con el nacimiento de sus hijas mellizas de por medio. El resultado es una tesis doctoral finalizada en 2020 y publicada el año pasado por la Universidad Rey Juan Carlos, donde trabaja, con el título El obispo Diego Ramírez de Villaescusa y su papel como mecenas de las artes’. 

Como explica, sus directores de tesis, Félix Labrador y José Eloy Hortal, le animaron no sólo a centrarse en el mecenazgo del obispo «sino a completar su biografía porque había muchas lagunas y sobre todo, a crear un gran capítulo para mostrar sus relaciones sociales y de poder».

De esta forma, el libro ofrece un retrato completísimo de un personaje que estuvo en la cúspide de su época, aunque en el último tramo de su vida se le escapara el cardenalato.

Retrato del obispo Diego Ramírez de Villaescusa en el retablo de la capilla de la Asunción, anexo a la iglesia de San Pedro, Villaescusa de Haro (Cuenca).

Retrato del obispo Diego Ramírez de Villaescusa en el retablo de la capilla de la Asunción, anexo a la iglesia de San Pedro, Villaescusa de Haro (Cuenca). / Archivo del autor

De Diego Ramírez de Villaescusa se sabe que estudió en Salamanca, se licenció en Teología y que su vida cambió para siempre a finales de 1486, cuando los Reyes Católicos visitaron esta Universidad y el veinteañero conquense sorprendió a los monarcas por su oratoria durante un acto académico, por lo que le otorgaron varias prebendas, con vistas a contar con él «en el proyecto diocesano (...) para el futuro reino cristiano de Granada», puede leerse en la tesis. Ese mismo año fray Hernando de Talavera, confesor de Isabel la Católica, lo nombró arcediano de Olmedo y en 1492, cuando el fraile fue nombrado arzobispo de Granada, le hizo deán.

Doña Juana y el emperador

Poco después, Diego Ramírez de Villaescusa sería nombrado capellán de Doña Juana, la hija de los Reyes Católicos y con ella marchó a los Países Bajos para asistir a su boda con Felipe el Hermoso. De hecho, fue quien bendijo la unión de la pareja, para que consumasen, aunque dos días más tarde les casara el obispo de Cambray.

Retrato de Doña Juana, la hija de los Reyes Católicos.

Retrato de Doña Juana, la hija de los Reyes Católicos. / Wikipedia

Villaescusa se integró en la corte borgoñona a la perfección, hizo de intermediario con los Reyes Católicos desde Flandes y fue el primer hombre en tomar en brazos al futuro emperador Carlos I de España y V de Alemania, al nacer. Ocho años estuvo el conquense al servicio de la futura Juana I de Castilla.

Obispo de Málaga desde 1500

En 1504 comenzó a centrarse en su trabajo como obispo de Málaga, una dignidad eclesiástica otorgada por Isabel y Fernando en febrero de 1500, pero en realidad la Diócesis de Málaga la gestionó en ese tiempo desde Toledo y Madrid, mientras siguió vinculado a la princesa y de hecho, no visitó la ciudad hasta finales de 1502 o comienzos de 1503. Era el segundo obispado que ocupaba, tras dos años como obispo de Astorga (León).

«Málaga había sido destruida tras un asedio inmisericorde, tienen grandes problemas en las costas con los ataques berberiscos y lo primero es afianzar el territorio y como herramienta de la corona está el obispo», pone en contexto Alejandro Sáez.

Retrato de Diego Ramírez de Villaescusa. Palacio Episcopal de Cuenca, siglo XVIII.

Retrato de Diego Ramírez de Villaescusa. Palacio Episcopal de Cuenca, siglo XVIII. / Archivo del autor

Diego Ramírez de Villaescusa sucede al frente de la Diócesis de Málaga a Pedro de Toledo y comienza un duro trabajo, casi un «empezar de cero». «Lo primero es afianzar el territorio, reordena los barrios a través de las parroquias, trata el asunto de los conversos, ordena los diezmos, que es lo que te permite reconstruir o construir en ese territorio inmenso y además estás peleándote con Sevilla por Antequera», cuenta el historiador del arte, en referencia a que por entonces la Diócesis de Sevilla defendía que la ciudad del Torcal formaba parte de sus dominios. -el papa Inocencio VIII al final dio la razón a Málaga-.

Portada de la iglesia del Sagrario.

Portada de la iglesia del Sagrario. / Carlos Criado

Durante su obispado, que se prolongó hasta 1518, el conquense mandó levantar una torre vigía, hoy desaparecida, en la desembocadura del río Guadalmedina. Lo que subsiste desde sus tiempos al frente de la Diócesis de Málaga es la fachada retablo de la portada gótica de la actual Iglesia del Sagrario, finalizada en 1526 y conocida entonces como la ‘Puerta Nueva’. El vano en la antigua mezquita mayor ya estaba abierta desde la época de Pedro de Toledo y Villaescusa le añadió «la estructura arquitectónica y la decoración escultórica», señala la obra.

Alejandro Sáez no descarta que el obispo arrodillado junto al apóstol Santiago fuera el propio Ramírez de Villaescusa, por su larga vinculación con el patrón de España.

Por otra parte, amplió las casas de Aben Omar en las que se alojaron los Reyes Católicos, las casas episcopales donde hoy está el Palacio del Obispo -en su época la entrada principal daba a la calle Molina Lario- y concedió tierras para que se fundara el convento de Santa Clara en la ciudad, además de comenzar las obras de la iglesia de los Mártires.

Real Colegiata de Santa María la Mayor, en Antequera.

Real Colegiata de Santa María la Mayor, en Antequera. / CELIA PAREDES

Por otro lado, la escasez de sacerdotes cualificados empujó al prelado a pedir el permiso de los Reyes Católicos para erigir en Antequera una iglesia colegial, que aunque no llegó a culminarse, sentó las bases para la actual de Santa María la Mayor, que comenzó a levantarse en 1530, ya sin Villaescusa en la diócesis.

Mucho se ha quedado en el tintero, como sus roces continuos con el cabildo catedralicio, el que compaginara el obispado con la presidencia de la Chancillería de Valladolid, su ayuda para hacer posible el Hospital de Santo Tomé o Tomás, su nombramiento como obispo de Cuenca... todo esto y mucho más en esta trabajada obra.

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