Prevención del suicido

Más de 760 menores han pedido ayuda al Teléfono de la Esperanza este año en Málaga

El programa piloto de la ONG ‘El Chat de la Esperanza’, que comenzó a funcionar en marzo, atiende «sobre todo temas de suicidio y autolesiones». Las llamadas se han triplicado desde 2020

El Teléfono de la Esperanza recibió su primera llamada en 1976.

El Teléfono de la Esperanza recibió su primera llamada en 1976. / ana barranco. málaga

Ana Barranco

Ana Barranco

«Después de la pandemia que se ha pasado hay muchísimos más problemas (...). Las personas estamos muy desorientadas». El Teléfono de la Esperanza ha atendido desde marzo, cuando inauguró ‘El Chat de la Esperanza’, a 3.660 jóvenes, un 21% de ellos menores de 18 años, es decir, en torno a 768. Las atenciones, según indica la ONG a La Opinión en una entrevista telefónica, han sido «sobre todo por temas de suicidio y autolesiones», como apunta su vicepresidenta, Julia Alonso.

El programa piloto, que solo está en marcha en Málaga, y que responde a atender a un sector de la población «que no llama por teléfono», «ha dado un resultado tremendo», según su responsable.

La importancia de la iniciativa, un chat al que se accede mediante la app Conéctate.social, se percibe con los datos del Instituto Nacional de Estadística que el año pasado notificó 187 defunciones por suicidio, frente a las 163 del año 2020. Sobre la incidencia de esta problemática entre los adolescentes advierte Julia Alonso: «Yo no sé lo que está pasando. Que gente con 14 y 15 años tenga ideas suicidas es una cosa que aterra muchísimo (...). Raro es el día que no sabemos de una persona joven que se ha suicidado. Nos llaman de los colegios y los institutos para que vayamos a dar charlas para prevenir», aclara la vicepresidenta de Teléfono de la Esperanza.

Hasta ahora, la ONG cuenta con 18 voluntarios en el chat, a los que se sumarán los que están preparándose: «Estamos formando a gente joven que termina la carrera de Psicología para atenderlo». El objetivo de la entidad para el año que viene es aumentar el número de profesionales para que el programa funcione las 24 horas, como ya lo hace el teléfono.

El triple de llamadas que en 2020

Al ‘Chat de la Esperanza’ se suma el teléfono, que en 1976 recibió su primera llamada. La entidad señala que la atención de sus voluntarios no para de crecer. Así, respecto a 2020, el número de llamadas recibidas se ha triplicado. Este año asciende a 924, mientras que en el año del confinamiento por la Covid fueron 310.

«Hemos recibido más de 900 llamadas con ideas suicidas (726), situación de crisis (163 en total) o actos en curso (35)». Sobre estas últimas, la profesional apunta: «Algunas veces se consigue llegar a tiempo y salvarla y otras no sabemos lo que pasa. Cuando se corta la comunicación ya no sabemos», sentencia Julia Alonso.

En total, la ONG ha recibido desde enero de este año 19.803 llamadas. Su temática no responde solo al suicidio, sino también a asuntos relacionados con la soledad, la falta de sentido vital y los problemas de salud mental. «Vamos subiendo potencialmente. Hace dos años tuvimos 13.000, en 2021, 17.000 y este año vamos a llegar a los 20.000», indica la responsable de la ONG.

«Hay que prevenir entre todos, no solo en el sistema sanitario»

La evidencia de que cada año son más los problemas de gestión emocional que afectan a los jóvenes lleva a los profesionales del sector a advertir de que sí que «hay más desesperanza»: «Las consecuencias de un factor contextual de una crisis social, sanitaria y política tan amplia puede tener consecuencias a largo plazo, las que estamos viviendo ahora», apunta Miguel Guerrero, psicólogo clínico y responsable del ‘Programa Cicerón’, una iniciativa del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga para ayudar a los adolescentes con ideas suicidas.

Guerrero destaca que los jóvenes «tienen un factor de riesgo»: «Lo han pasado mal y no han pedido ayuda o no han recibido (...). En el sistema de salud tenemos más problemas para dar respuestas de calidad».

Aún así, y «afortunadamente, el impacto consumado de suicidios no se traduce en la mortalidad», es decir, aunque no deja de ser un «problema de salud pública», como señala el psicólogo, «no se puede hablar de una pandemia»: «Si fuera así lo avisaríamos».

Ciertamente, el suicidio es la principal causa de muerte no natural en España desde el año 2008. Estas son «muertes evitables», como las denomina Miguel Guerrero.

Prevención a todos los niveles

El responsable del Programa Cicerón detecta que se debería crear un plan nacional para prevenir esta problemática: «Estos planes, dotados con recursos humanos y financieros, y de manera sostenida (...). Los resultados no son cortoplacistas», sentencia. Entre las iniciativas, cita las campañas para educar en «salud física y emocional».

Suscríbete para seguir leyendo