Iglesia

Jesús Catalá: "Benedicto XVI ha sido tal vez el mejor teólogo del siglo XX"

El obispo de Málaga envía un mensaje a los fieles de la diócesis con motivo de la muerte del Papa emérito, del que destaca que "ha sido un regalo para la Iglesia, ejerciendo su servicio desde el estudio y la enseñanza"

Benedicto XVI y Mons. Jesús Catallá se saludan en una audiencia en 2012.

Benedicto XVI y Mons. Jesús Catallá se saludan en una audiencia en 2012. / Diócesis de Málaga

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

El obispo de Málaga, Jesús Catalá, ha hecho público un mensaje de pésame por la muerte este sábado en el Vaticano del Papa emérito Benedicto XVI. El prelado ha destacado que el Santo Padre "ha sido un regalo para la Iglesia", y no duda en señalarle como "uno de los mejores teólogos del siglo XX".

"Acabamos de conocer con pesar que el papa emérito Benedicto XVI ha fallecido en el Vaticano. Rezamos para que el Señor lo acoja en su Reino de Paz y de Inmortalidad", comienza Catalá su escrito dirigido a los fieles de la diócesis, a los que invita a orar por su alma.

Desde su punto de vista, Benedicto XVI ha ejercido su servicio sacerdotal desde el estudio y la enseñanza de la teología. "Con su ministerio episcopal, ejercido primero en Alemania y después en la Santa Sede, enriqueció el magisterio eclesial bajo el pontificado de san Juan Pablo II", expresa. "Y como obispo de Roma ayudó a toda la Iglesia a poner a Dios como fundamento de la vida humana". 

Catalá lamenta que muchas personas no hayan conocido su figura en profundidad, ni su pensamiento teológico, "ni su cordial delicadeza de trato personal". Según resalta el prelado malacitano, Ratzinger era "respetuoso y exquisito en sus relaciones, como pude comprobar muchas veces en mis encuentros personales con él y en las reuniones de trabajo". 

Momentos de sufrimiento

"No le faltaron momentos de sufrimiento por la fragilidad pecadora de algunos colaboradores y por problemas eclesiales. Pero lo supo asumir con gran humildad y firmeza a la vez", concluye Catalá, que agradece a Dios "el gran regalo de su persona y de su obra como sacerdote, teólogo, obispo y papa (...) un humilde trabajador de la viña del Señor", como el propio Benedicto XVI se definió.