Sanidad

Ser enfermera en Navidad: «Sin duda me quedo con la gratitud»

A sus 23 años, Lucía Márquez explica como están siendo las primeras navidades que pasa trabajando en un hospital privado y cubriendo vacaciones en uno público: «Está siendo una Navidad atípica»

Lucía Márquez, enfermera malagueña, vive estas navidades trabajando en dos hospitales.

Lucía Márquez, enfermera malagueña, vive estas navidades trabajando en dos hospitales. / L. O.

La Navidad es, sin duda, una de las épocas más especiales del año. Las calles se inundan de luces que acompañan villancicos, se respira un ambiente singular, las casas se convierten en centro de reuniones y reencuentros... Son unas fechas para disfrutar y compartir la alegría y la ilusión con familiares y amigos. Por desgracia, no todo el mundo tiene la suerte de vivir unas navidades idílicas, y son muchas las personas que tienen que pasar estas fiestas ingresadas en un hospital. Es en estos momentos cuando el trabajo de los enfermeros y las enfermeras que velan por su salud cobra más significado que nunca.

Para Lucía Márquez, esta no es la primera Navidad que pasa trabajando como enfermera en un hospital, pero sí es la primera vez que lo hace doblando en un centro público y en uno privado. Esta malagueña se encuentra actualmente trabajando en un hospital privado, a la vez que cubre lo que se conoce como contratos de Navidad, para cubrir vacaciones dentro de la sanidad pública. «Este año está siendo brutal», confiesa.

A sus 23 años, Lucía vive con ilusión un sueño que ha conseguido hacer realidad a base de trabajo y esfuerzo. Dos años han pasado ya desde que terminase la carrera y comenzase a dar sus primeros pasos dentro del mundo de la enfermería. No ha sido un camino fácil, como no lo es para muchos profesionales sanitarios, y no es la primera vez que ha tenido que trabajar de manera simultánea en dos hospitales. Sin embargo, nunca antes lo había hecho durante la Navidad.

«Están siendo unas navidades atípicas. Me tocó trabajar en la pública la tarde-noche de Nochebuena y en la privada la noche de Nochevieja y las noches del día 1 y también trabajaré la del 5 de enero. Te toca trabajar en muchos festivos en los que tu familia se reúne y tú no puedes estar. Es bastante triste, dejas a tu familia preparándolo todo para reunirse por la noche y tú tienes que irte a un hospital con gente que no conoces», explica.

Al ser contratos puntuales, «somos gente nueva que no nos conocemos, al principio te sientes un poco sola». Sin embargo, esa sensación se desvanece al ver como todos hacen piña y se apoyan unos a otros: «Al fin y al cabo todos estamos en la misma situación, todo el mundo te acoge». Tanto es así que Lucía asegura haber vivido una Nochebuena en familia. Lejos de quedarse con el lado más negativo de trabajar en estas fechas, ella y sus compañeros decidieron organizar su propia cena.

«Nos organizamos para llevar algo cada uno, hicimos una cena entre todos e íbamos por el hospital con gorros de Navidad. A los pacientes también les trajeron un menú especial por ser Nochebuena, todo eso a ellos también les alegra. Son cosas tan simples que para nosotros son tonterías pero para ellos es un mundo».

Y es que, sin duda, la parte más bonita y gratificante es poder ayudar y acompañar a sus pacientes en estos días tan señalados. La labor de los enfermeros y enfermeras es pura vocación y la llevan a cabo cada día de la mejor manera. Sin embargo, en estas fechas todo adquiere un sentido especial: «Los pacientes son los que peor están, son personas que en algunas ocasiones están muy malitas. Tienen que pasar por la misma situación de estar fuera de casa y lejos de su familia pero encima estando mal».

Por y para ellos, durante estos días dejan a un lado todo lo demás y dan la mejor versión de sí mismos para brindarles unos días en los que poder disfrutar y olvidar donde están: «Todo esto te hace reflexionar y decir hoy por ellos tengo que estar bien. Por esa parte es muy bonito, ves lo agradecidos que son aún estando mal. Yo sin duda me quedo con cómo es la gente contigo, con su gratitud».

El brillo en los ojos de un paciente que agradece como lo estás atendiendo, ese es el mayor regalo para una enfermera. «Suficiente tienen los pacientes y los familiares con tener que estar ahí metidos y aún así están continuamente agradeciendo nuestro trabajo. Que al fin y al cabo es mi trabajo, es lo que yo he elegido, pero son increíbles», asegura esta enfermera malagueña. No cabe duda de que Lucía nunca olvidará la que está siendo una Navidad nada convencional: «Somos una familia, esa es la cara bonita».

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