Crónicas de la ciudad
Al menos seis años con las pintadas de la calle Gaona
Si atendemos a Google Maps, las mismas pintadas realizadas por asnos anónimos llevan como mínimo desde 2017 sobre la antigua capilla barroca del conde de Buenavista

Las pintadas de calle Gaona, el pasado febrero. / A.V.
Hay una escena impactante en ‘El milagro de Ana Sullivan’, la película que cuenta el duro proceso de aprendizaje de Helen, una niña sordociega, en la que Ana, la maestra, aparece con el pelo descolocado y la cara crispada para anunciar triunfante que la niña ya ha aprendido a doblar la servilleta.
Un reto casi tan complicado para la Ana Sullivan de la película sería transmitir un soplo de civilización a la reata de asnos grafiteros que andan sueltos por Málaga.
Siempre hay que precisar, claro, que en absoluto forman parte de este colectivo los artistas que embellecen nuestra ciudad con murales memorables como forma de trabajo. Caso distinto es el de las acémilas con spray que en lugar de coces dejan su firma en cualquier pared de Málaga, aunque esté cargada de belleza y de siglos.
En esta sociedad tan centrada en la reafirmación hasta el hartazgo del yo más superficial, la pintada palurda está en boga y por eso no se detiene ante nada, ni mucho menos ante un bien patrimonial, algo que les sonará a arameo a estos prendas con metafóricas orejas de burro.
Como esta sección apuntó hace un par de años, quizás el summun de la 'palurdez' grafitera, la máxima expresión de estulticia que puede dejar para la posteridad un botarate con bote sean las pintadas que se localizan en un trozo de la calle Gaona. Como no podía ser de otra manera, el mandril o mandriles a cargo de la hazaña escogieron un tramo de pinturas murales con motivos geométricos para pintar sobre ellas.
Forman parte estas pinturas, como informó esta sección hace dos años, del mismo conjunto de la iglesia de San Felipe Neri pero en concreto se corresponden con el exterior de la primitiva capilla del Conde de Buenavista, así que fueron realizadas un poco antes de 1730; en tiempos de Felipe V nada menos.
Lo preocupante no es sólo que haya borricos dispuestos a anteponer su absurda fama de brutos a una hermosísima pintura barroca. Cualquier persona que se adentre por calle Gaona de forma telemática, empleando la herramienta de Google Maps, comprobará que las pintadas llevan como mínimo desde agosto de 2017.
Es decir, que en seis años ninguna institución o administración ha sido capaz de eliminar estas pintadas vandálicas en una iglesia de Málaga de gran valor histórico-artístico... y lo que te rondaré.
Mala noticia para los defensores del patrimonio aunque estupenda para cualquier grafitero con dos dedos de frente y un spray. Habrá que llamar a Ana Sullivan.
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