Crónicas de la ciudad

La primitiva ermita de hace 16 siglos de Churriana

En calle Maestro Vert continúa en su tradicional estado de decrepitud un antiguo eremitorio cristiano de la Málaga musulmana, reutilizado por los vándalos

El eremitorio de los siglos VII-IX de Churriana, esta semana.

El eremitorio de los siglos VII-IX de Churriana, esta semana. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Aunque si examinamos a villanos interplanetarios como Vladimir Putin o Daniel Ortega da la impresión de que el mundo continúa parado en el Neolítico, no hay que medir la vida por el índice de malvados de película, que siempre los habrá, incluso más brutos y sanguinarios que este dúo de primitivos sapiens.  

Sin ir más lejos, hubo siglos en los que aquí mismo, en Málaga capital, para no dar la nota con las creencias personales, lo más discreto era marcharse a una cueva en mitad del campo a desarrollarlas. 

En este sentido, queda muchísimo por hacer en Churriana para dar relevancia y difundir la vida de las comunidades cristianas bajo la dominación musulmana. Como muchos saben, en este antiguo pueblo de la provincia, anexionado a Málaga en 1905, se están descubriendo refugios excavados en piedra realizados por estas comunidades y en el arduo camino administrativo de realzar estos lugares -que pasa también por la larga tarea de culturizar a nuestros cargos públicos- ya mordió el polvo una iglesia rupestre. Faltaría más. 

Hay otra, recién descubierta, en pie, pero los pasos dados por las administraciones para protegerla son como las muñecas de Famosa cuando se dirigían al portal, así que lo mismo la perdemos también por el camino, porque está sufriendo daños preocupantes. 

Pero es que tampoco los restos arqueológicos recuperados y en teoría, salvados del olvido, son garantía de que pervivan mucho tiempo entre nosotros. Hablamos de un cíclico protagonista de esta sección, el eremitorio de la calle Maestro Vert, a dos pasos de la biblioteca municipal José Moreno Villa

Otra vista del eremitorio.

Otra vista del eremitorio. / A.V.

Una placa a la derecha de este yacimiento arqueológico nos informa de que se trata del conjunto rupestre de Hacienda Platero, en concreto de un eremitorio que entre los siglos VII y IX acogió a uno o varios ermitaños o eremitas (de ahí, claro, proviene la palabra ‘ermita’).

Pues desde que esta primitiva ermita se integró en la urbanización de la zona, no gana para sustos o más bien, para vándalos, porque, pese a que está enrejada, un grupo tenaz de mamíferos ha convertido la cueva y el entorno en su lugar de esparcimiento, que incluye el 'fumeque', la bebida y el esparcimiento de todo tipo de basuras dentro y fuera de la centenaria cavidad. 

El eremitorio, por cierto, lleva años con las mismas pintadas; una vez más, un potente mensaje de que cualquier merluzo puede dejar su huella pictórica durante lustros. En resumen, la basura y las pintadas de siempre. Menos mal que el ermitaño hizo mutis por el foro.

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