Crónicas de la ciudad

Jolgorio cromático en la plaza del Siglo

Las ordenanzas del Pepri Centro prohíben la iluminación de color, pero abren la puerta a excepciones tan de casino de Las Vegas como este chillón inmueble

El inmueble de la plaza del Siglo, iluminado a primeras horas de la mañana la pasada semana.

El inmueble de la plaza del Siglo, iluminado a primeras horas de la mañana la pasada semana. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

La declaración del Centro Histórico de Málaga como conjunto histórico artístico en 1985, la creación del Pepri en 1990, el plan estratégico de 1992 o el programa Urban emprendido por el Ayuntamiento en 1995 y cofinanciado por la Unión Europea son pasos en el largo camino de la rehabilitación del Centro, que a partir del año 2000 ‘tomó la carrerrilla’, sin olvidar el papel crucial de la Oficina de Rehabilitación del Centro.

La recuperación del casco antiguo llevó consigo la eliminación de todo tipo de incrustaciones publicitarias y comerciales, tan en boga en los años 60, 70 y 80. Gracias a esta medida, se desarboló el caótico bosque de señales, rótulos, módulos y galerías acristaladas que parecían proyectiles enemigos tras impactar en las casas del XIX.

A partir de ahí, siempre en teoría, vino la ordenación civilizada del Centro en todos los aspectos: medianerías, retranqueos, elementos salientes, cables, el tratamiento de las cubiertas y de los áticos... En suma, una catarata de normas para no repetir en este centro con proteccción BIC el bullanguero y poco respetuoso pasado. 

Por todo ello, llama la atención el ‘look’ irrefrenablemente merdellón del nuevo Museo del Videojuego, en la plaza del Siglo, a un tiro de piedra del barroco palacio del Obispo

A medio camino entre una verbena y el famoso Teatro Chino de Manolita Chen, el edificio que lo acoge -según la ficha de Urbanismo de 1850- parece un reclamo de Las Vegas o del barrio más chillón de Tokio por su cargante exhibición de luces de todos los colores que fustigan la noche e incluso metido el amanecer, como puede verse en la foto. 

Las propias ordenanzas del Pepri Centro ya nos recuerdan que «dada la gran incidencia que tiene en el paisaje urbano el alumbrado (...) resulta fundamental (...) el estudio concienzudo del tipo de iluminación y de los materiales empleados». De hecho, expresamente prohíbe la «iluminación de color»... pero como estamos en Málaga, a continuación llega la excepción:«Salvo en casos excepcionales en que precisamente se persiga conseguir el efecto escénico concreto». Visto lo visto, las pérgolas nada discretas que rematan este edificio transmutado en jolgorio cromático casi se dan por descontadas. 

Curiosa evolución la nuestra, hemos pasado del «Mata al Rey...y vete a Málaga» al «Vente a Málaga... y promueve o construye lo que te venga en gana». Es nuestro gen fenicio y de nuevo rico. Habrá que incorporar al escudo de Málaga el lema de estos tiempos: «Todo está permitido. Todo sea por la pasta»

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