Salud

Tres de cada diez personas con epilepsia presentan resistencia a los fármacos

Denominados farmacorresistentes, estos pacientes no pueden controlar sus crisis epilépticas con una medicación, lo que les limita en el día a día y deteriora enormemente su calidad de vida

La epilepsia no controlablecondiciona enormementela calidad de vida.

La epilepsia no controlablecondiciona enormementela calidad de vida. / E. P.

Tres de cada diez personas con epilepsia presentan resistencia a los fármacos. Denominados farmacorresistentes, estos pacientes no pueden controlar sus crisis epilépticas con medicación, lo que les limita en el día a día y deteriora enormemente su calidad de vida.

A pesar de que en la actualidad existen más de una treintena de fármacos para tratar la epilepsia, el 30% de la población que padece esta enfermedad neurológica no responde a estos tratamientos. Esta resistencia supone una discapacidad «muy grave», advierte Pedro Serrano, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Regional Universitario de Málaga, vicedirector científico del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga, profesor asociado de la Universidad de Málaga y coordinador de la Red Neuro-RECA.

La epilepsia, explica este especialista, es una enfermedad diferente a otras, puesto que el paciente presenta crisis epilépticas que se producen en un momento determinado, pero entre las crisis puede que no haya ningún otro indicador que evidencie que esa persona padece la enfermedad. «Por lo tanto, la mayor parte del tiempo no se sabe que el paciente tiene esta patología. Son crisis espontáneas que aparecen en muchas ocasiones sin que haya nada que lo identifique».

Si bien es cierto que sí existen situaciones externas que pueden aumentar el riesgo de que un paciente sufra una crisis en un determinado momento: la falta de sueño, algunos estímulos externos, estímulos luminosos, el alcohol, las drogas, las situaciones de estrés o, en el caso de las mujeres, los cambios hormonales pueden provocar crisis epilépticas.

No pueden conducir, no pueden tener una actividad de cara al público... Aunque el resto del tiempo, cuando no las tienen, son personas completamente normales, el no controlarlas tiene una gran afectación a la calidad de vida

No controlar estas crisis condiciona la vida de estas personas. «No pueden conducir, no pueden tener una actividad de cara al público... Aunque el resto del tiempo, cuando no las tienen, son personas completamente normales, el no controlarlas tiene una gran afectación a la calidad de vida», indica Pedro Serrano. A estos pacientes, explica, se les plantean las terapias no farmacológicas.

La más frecuente es la cirugía de la epilepsia, «pero no todos los pacientes farmacorresistentes son subsidiarios de esta intervención. Para eso necesitan un estudio muy minucioso en el que participan una gran cantidad de especialistas. Hay un porcentaje al que sí se les puede ofrecer un tratamiento quirúrgico». Además, existen otro tipo de técnicas como la estimulación del nervio vago o tratamientos dietéticos como la dieta cetogénica, «que en niños, sobre todo, puede aportarnos algún beneficio».

Cada vez más, indica Serrano, se están conociendo mejor los mecanismos que ponen en marcha las crisis epilépticas desde el cerebro. «Así, probablemente en el futuro podamos disponer de fármacos que actúen a ese nivel, porque ahora mismo la mayor parte de los fármacos lo que hacen es apartar el humo pero no apagar el fuego de la epilepsia».

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Desde la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP) defienden que «el futuro del tratamiento de la epilepsia será la medicina personalizada, dirigida específicamente frente a los mecanismos que generan cada crisis», explica el neurólogo Pedro Serrano.

Así, la «esperanza» de cara al futuro es que cada paciente cuente con un fármaco diseñado para síndromes concretos y capaces de solucionar problemas determinados. Para ello, el diagnóstico genético es una herramienta fundamental.

«El diagnóstico genético ha evolucionado mucho y ahora podemos analizar el conjunto de los genes, todas las variantes... Todas las personas pueden tener variantes dentro de la normalidad, solo aquellas que afectan a la síntesis de proteína tienen una funcionalidad muy específica dentro de la generación de crisis. Estas sí que pueden tener importancia para poder interpretar bien estos estudios genéticos», señala Serrano.

Sin embargo, existen otros componentes a tener en cuenta a la hora de determinar qué pacientes pueden llegar a sufrir una crisis epiléptica: «La genética es una parte sustancial de la medicina de precisión pero no toda, también hay mecanismo inflamatorios que son muy importantes a la hora de decretar qué persona tienen mayor riesgo de padecer epilepsia».

Para poder seguir avanzando en este objetivo y poder abordar la epilepsia de cada paciente de manera personalizada y más efectiva, desde la SEEP « proclamamos la necesidad de invertir en unidades especializadas de epilepsia para atender a la población, que todavía son escasas y necesitan mucha inversión por parte de la administración sanitaria».

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