Consumo
Preocupación por la caída del consumo de carne en Málaga
El aumento del precio de la compra reduce las raciones por persona y día, aunque también subió el coste en origen del tomate en una Semana Santa con máximos de ocupación turística

El sector de las carnes y pescados subraya la bajada del consumo. / FRAN EXTREMERA. Málaga

Carnicerías, pescaderías y muchos otros establecimientos de venta de productos alimentarios al por menor vuelven a mostrar su preocupación por la pérdida de ventas que acumulan en el último año. Especialmente es acusado el descenso del consumo de carne en Málaga si observamos la comparativa desde antes de la pandemia. Fuentes ministeriales lo sitúan por encima del 25%. En el caso del pescado, en una provincia como la malagueña la caída es mucho más reducida, aunque según los propios vendedores, roza el 10%.
Para el presidente de Asaja en Málaga, Baldomero Bellido, «es una mala noticia, aunque el motivo por el que suben los precios de los productos agroalimentarios no se debe vincular al agricultor o al ganadero. Estamos trabajando con unos costes de producción muy elevados. Ciertos abonos multiplicaron su precio el pasado año hasta por tres y, aunque hayan tenido una bajada moderada, del 30% en algunos casos, aún obligan a muchos agricultores a trabajar casi sin márgenes».
La Semana Santa también ha marcado una parte de la variación más reciente de los precios que en origen se pagan por carnes, pescados y frutas o verduras. Así, en productos hortofrutícolas como el tomate, que durante el mes pasado había tenido un descenso del precio, por la bonanza meteorológica que ha propiciado más producción en países como Francia, la reapertura de alojamientos turísticos para estas fechas vacacionales, de récord de ocupación, ha recuperado los máximos que en los últimos años se habían alcanzado a estas alturas del año.
Los sindicatos del sector primario insisten en la necesidad de suprimir también para carnes y pescados el IVA. «No es justo que se nos esté atacando cuando nos comen los costes. Hay una normativa para no trabajar a pérdidas, pero en ciertos momentos no nos queda más remedio. No puedes tirar toda la producción, porque al menos tienes que salvar parte de la inversión realizada», defiende el propio Bellido.
Otro factor añadido es el de la falta de precipitaciones en estos últimos años hidrológicos, todos ellos con números muy por debajo de la media de la última década. «Es nuestra mayor preocupación. Esperemos que este periodo pueda dar paso a otros más lluviosos y que podamos ver los precios más normalizados. De otra forma no podrán continuar las explotaciones trabajando como lo han hecho hasta ahora. Muchos asociados, por ejemplo, han dejado de abonar sus cultivos ante la subida de los gastos», finaliza este portavoz del sindicato Asaja.
En el ámbito nacional, el Ministerio de Agricultura incide en que el consumo de carne respecto a antes de la pandemia ha caído más de un 20% en todo el país. Pero según los datos del INE, el incremento de precios en los dos últimos años es superior al 70% en el caso de los aceites, de más del 15% en las propias carnes, los pescados y la fruta. Subió el pan por encima del 25%, con al crecer los costes de las harinas, y en el caso de la leche, hasta superar el 30%. Y menos acusada fue la subida, del 10%, en las legumbres.
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