Martín Alfonso Huertas Gonzáles tiene 23 años y estudia el grado de Ciencias Gastronómicas y Gestión Hotelera en la Universidad de Málaga. Llegó desde Perú hace dos años atraído por estos novedosos estudios de la UMA. Él es uno de los 2.286 estudiantes extranjeros que se reparten este curso entre los campus de Teatinos y El Ejido. Aunque la UMA y el resto de la oferta formativa de la ciudad atraen también a muchos alumnos de otras provincias andaluzas y del resto de España. Málaga está de moda para estudiar y tiene razones para ello.
Aunque los estudiantes suelen destacar lo acogedora que resulta la ciudad, el amplio catálogo de servicios y su ambiente cosmopolita, la oferta académica, tanto en la universidad, como en los ciclos de FP u otros estudios, es lo prioritario.
A la UMA, que lleva varios cursos seguidos sumando nuevos grados, llegan alumnos de países cercanos como Marruecos a mucho más lejanos como Canadá o Indonesia. Por cifras destacan los 790 alumnos de América Latina y el Caribe, los 628 de la Unión Europea, o los 367 del norte de África, según los datos del Servicio de Calidad.
Martín, estudiante en la Facultad de Turismo, pertenece a ese amplio grupo de estudiantes sudamericanos de la UMA y reconoce que el idioma facilitó su decisión.
Además, el tener una prima ya en Málaga le empujó a cursar sus estudios aquí. En Lima estudiaba un grado de «hotelería» pero la pandemia interrumpió todo y le hizo replantearse su futuro. Decidió lanzarse a la aventura de estudiar fuera.
Cuando llegó al aeropuerto, sobre las 21.00 horas de un día de final del verano, lo que más le impresionó fue la luz de Málaga. Ese es su primer recuerdo, pero más allá del paisaje destaca el trato amigable de la gente. «Los malagueños son muy abiertos, siempre están dispuestos a ayudar», comenta.
Este joven peruano asegura que el grado, del que ya cursa el segundo año, ha cumplido sus expectativas y destaca el trato del profesorado. Además, sabe que la oferta laboral en el sector turístico en Málaga y en España no para de crecer. De hecho, el verano pasado ya trabajó como camarero en Estepona.
«Podía haber sido Madrid, Barcelona, Valencia… pero afortunadamente ha sido Málaga y me siento muy a gusto acá», subraya.
La Oficina Welcome to UMA, el punto de referencia para los alumnos extranjeros, también tiene mucho que ver en que Martín se haya integrado a la perfección al permitirle conocer la ciudad y la provincia con las numerosas actividades que organizan, como visitas a museos o al Caminito del Rey.
Aumento de las residencias
Como negativo, el joven peruano reconoce que el tema del alojamiento es un problema por los altos precios de los pisos y la escasez de alquileres que no sean turísticos. Él está en la residencia universitaria Alberto Jiménez Fraud.
El aumento de estudiantes de fuera y la falta de alojamiento han hecho que el mercado de las residencias privadas se fije en Málaga. Según un reciente informe de la consultora inmobiliaria JLL, ya hay más de 2.700 plazas y de aquí a 2024 se sumarán otras 464.
La Residencia Resa Málaga Centro abrió sus puertas hace dos años y, como comenta su directora, Ana Muñoz, es un servicio muy demandado. En su caso, sus residentes de larga estancia, unos 100 de las 140 plazas con las que cuentan, tienen un perfil nacional. Sobre todo proceden de Jaén, Granada, Ceuta, Melilla, Ciudad Real y de la provincia.
Según los datos del Servicio de Calidad de la UMA, los alumnos de Jaén fueron el curso pasado los más numerosos de toda Andalucía, sólo por detrás de los cordobeses y de los de la propia Málaga.
Ana Muñoz confirma que lo primero que atrae a los alumnos a estudiar en Málaga es el amplio catálogo formativo: «Málaga es una ciudad de oportunidades, ha sabido detectarlas y adaptar su oferta académica y con ello le hemos ganado la partida a otras provincias». Destaca la industria de los videojuegos y las nuevas escuelas, algunos de cuyos alumnos se alojan en Resa Málaga Centro.
Esta residencia en el Centro -tienen otra en Teatinos- acoge sobre todo a estudiantes de Económicas, Arquitectura, el Conservatorio Superior de Música y la Escuela de Danza, que está justo al lado.
Uno de ellos es Nacho Herrera, un joven de 20 años de Vélez Málaga que tenía claro que su opción era vivir en la capital para estudiar Diseño Gráfico en la Escuela de San Telmo. No sólo por la calidad de este centro, sino porque es consciente de que la oferta de trabajo en este campo en Málaga está creciendo.
«Málaga se ha puesto al nivel de Granada y de las mejores ciudades universitarias», afirma para destacar a continuación otras cualidades de la ciudad como el clima, la gastronomía o el carácter de la gente.
Aunque el año próximo Nacho se irá de Erasmus, tiene decidido volver a la residencia, de la que valora la oportunidad de conocer gente y sus actividades, que ponen en contacto a los estudiantes de las 40 residencias que Resa tiene en toda España. «Te da ese vínculo de estar como en la misma casa. Nos sentimos de la misma comunidad», dice.
Aunque las habitaciones de esta residencia, como la gran mayoría hoy en día, son individuales, los alumnos valoran mucho los espacios que les permiten relacionarse como la sala de relax, las de coworking, el gimnasio o la cocina común con siete islas donde pueden hacerse su propia comida. Y lo que más, explica Ana Muñoz, el tener una recepción 24 horas donde poder recibir paquetes.
Otra de las residentes es Dea Señor, también de 20 años y de Algeciras. Ya había vivido en Málaga de pequeña y se acabó de decidir por la ciudad para estudiar Arquitectura en la UMA porque su hermana estudió Psicología aquí.
«Málaga tiene muy buen ambiente estudiantil. En la residencia hay gente de fuera y tenemos muy buenas relaciones entre todos», cuenta. Además, esta futura arquitecta no puede dejar de comentar la historia y cultura que tiene Málaga y que por sus estudios está conociendo con profundidad.
Aunque estudia una carrera muy exigente y no sale mucho, Dea subraya la ubicación de esta residencia de Resa, en pleno Centro: «Estudiar y vivir en el Centro es un lujo».