Teatro Caníbal: hambre de escenarios

Tertulia de pobres con mascarillas negras como el hollín en plena pandemia, un artista con una cabra llamada María Luisa, un banco que repudia el dinero y que tiene de jefe de seguridad a Lucifer... es el Teatro Caníbal, surgido hace cuatro décadas de la imaginación del profesor Francisco Morales Lomas, presidente de honor de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, que lleva publicadas unas 60 piezas, en su mayoría de 20, 25 minutos de duración. 

Ahora, lo presenta agrupado en dos nuevas entregas: en primer lugar, en el volumen VI de su ‘Teatro Caníbal Completo’ (Ediciones Carena), con estudio introductorio del catedrático de Literatura Española Francisco Gutiérrez Carbajo y además, en ‘El Covid y otros canibalismos’, un volumen encargo de la Academia de Buenas Letras de Granada, del que es miembro.

«Somos una sociedad caníbal que se basa en el uso del poder hacia el otro o contra el otro, lo de comerte a otro tiene un valor alegórico y metafórico», explica de la llamativa denominación de su teatro, que si hubiera que etiquetarlo y nombrar sus principales ingredientes, sería «una variante del teatro del absurdo», representando con pocos recursos escénicos que se acerca al ‘teatro de lo pobre’. 

La «veta cómica»

Además, su creador explica que tiene como elemento fundamental «la veta cómica», pero en cuanto que mueve a la crítica y la reflexión. «Los personajes a veces dan la sensación de ser un tanto histriónicos y alocados pero están hablando de las cosas más profundas», resalta. 

Como curiosidad, el autor explica que esa veta cómica es algo que forma parte de su personalidad «pero por ejemplo en narrativa o poesía soy incapaz de que surja pero si embargo en teatro me sale automáticamente, creo que tiene ese elemento de la espontaneidad y me encuentro muy a gusto haciéndolo». 

Y como influencias de este canibalismo teatral Francisco Morales Lomas enumera entre otros ‘Los sueños’ de Quevedo, el teatro breve de Alfonso Paso, el teatro popular de Lope de Vega «e incluso el de aquellos cómicos de la legua que iban por los campos». Y claro, tampoco se olvida de la influencia de Valle-Inclán, al que le dedicó su tesis doctoral. 

De hecho, este dramaturgo jiennense afincado en Málaga subraya que algo crucial en toda clase de teatro, también en el suyo, es «el cambio de perspectiva y si Valle-Inclán no le hubiera dado su perspectiva personal a su teatro se habría quedado dentro de ese teatro neoexpresionista de primeros de siglo que se habría olvidado». 

Como explica, el Teatro Caníbal nació en sus tiempos de estudiante de Filología Hispánica en Granada, «cuando se produce el golpe de Tejero y entra en el Congreso pegando tiros pensé: ‘Esto son las farsas de Valle-Inclán, es un esperpento'». Además de a ese episodio, también dedicó una tempranera pieza a la primera ministra británica Margaret Thatcher. Y desde siempre, «conectando con la tradición pero intentando mirar al futuro, sin diálogos estilo Mihúra que eso se quedaría en una mera copia». 

Dramaturgos en sintonía

Francisco Morales Lomas señala además que hay un grupo de dramaturgos andaluces como Alfonso Zurro, Moreno Arenas o García Teba «que podemos estar en una sintonía», con una serie de elementos que «se acercan». 

Además, comenta cómo, en torno a 2010-2012 ha empezado a surgir con la misma denominación de Teatro Caníbal una serie de obras en Galicia, Madrid y hasta Argentina, aunque sin la perspectiva del dramaturgo andaluz. 

En la actualidad, explica, sus piezas ‘canibalísticas’ se representan por toda España, en muchas ocasiones por grupos de teatro amateur, aunque también han tenido cabida en escenarios como el del Festival Internacional de Teatro de San Sebastián.

Por otro lado, señala que está en conversaciones para poder llevar a las tablas de algún espacio de Málaga sus llamativas piezas canibalescas, pero el dramaturgo va mucho más allá en sus metas y piensa en el teatro andaluz: «A lo que aspiro, sobre todo a través de las estructuras de poder de la Junta de Andalucía es a que haya una organización que permita que el Teatro andaluz se pueda representar. Hay mucha gente trabajando en el Teatro andaluz que tiene mucha vitalidad y sin embargo eso no se publicita, te tienes que crear tu propia empresa para hacer eso». Faltaría, a su juicio, un empujón institucional. 

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