De niño, dejaba el partido de fútbol a medias para irse a la biblioteca del colegio en Campanillas a leer a Jack London, Mark Twain o a seguir las aventuras de Sherlock Holmes. Le encanta la obra de Walt Whitman, Becquer y Benedetti y confiesa que lloró el día en que conoció la muerte del novelista Carlos Ruiz Zafón.
Es Antonio Olmedo Beltrán, un malagueño de 52 años, oficial de primera maquinista en Reciclajes Olmedo, a dos pasos de su casa con huerto, casi en mitad del campo, en la Carretera de La Fresneda, en Campanillas.
Antonio posa delante de recios bloques de chatarra con los dos libros de poesía que ha publicado hasta la fecha, ‘Camino de los Girasoles’ (2007) y la obra ‘...Y primavera de azules poemas’ (2023). «El primer libro, como no me conocía nadie, fui puerta por puerta, los distribuí entre vecinos de Campanillas y familiares. Paré cuando cubrí gastos, todavía tengo tres cajas pero la satisfacción personal de haber escrito mi libro», confiesa.
El poeta de la yerbabuena
Como explica, el flechazo con la poesía le vino de la mano de un pariente muy querido para él.«Tenía unos 8 añitos y en un evento familiar vi aparecer a Antonio Beltrán Lucena -el poeta de la yerbabuena-, me quedé fascinado por la elegancia que desprendía y pensé: ‘Quiero ser poeta como ese hombre’». Por eso, ese primer libro fue prologado por su admirado Antonio Beltrán Lucena.
Pero la vida de Antonio Olmedo ha estado sobre todo ligada a la épica, como tantas familias que han vivido en un entorno rural. «Aquí no hemos conocido vacaciones ni días de fiesta, todos los días había que trabajar y compaginar estudios con trabajo», explica, al tiempo que recuerda ese mes de agosto del 88 en el que él y su padre, Antonio, sembraron 40.000 plantas de alcachofa en el terreno ajeno que cultivaban -de un propietario con el que partían a medias los beneficios-. «Pero con las inundaciones del 89 perdimos todo», recuerda.
Antonio Olmedo, el mayor de cuatro hermanos, estuvo muchos años también compaginando el colegio y el instituto en Campanillas con el cuidado de las 14 vacas de la familia, «que todos los días había que ordeñarlas, darles de comer y limpiarlas» y cuya leche vendían entre los vecinos «y lo que sobraba se vendía a Colema».
También estuvo saliendo al campo con un rebaño de ovejas «y mientras pastaban en el monte escribía poesía». De hecho, como recuerda, su primer poema lo escribió con 15 años «a la chica de la que me enamoré, pero nunca se lo di», confiesa.
Aunque la vida de Antonio Olmedo dio muchas vueltas y por eso comenzó Ciencias Biológicas en la UMA. Estudió dos cursos, pero no pudo continuar por la mala situación económica en casa. «Era un sacrificio enorme para mis padres y no quise ser una carga», cuenta.
Por eso dejó la Universidad, comenzó a estudiar unas oposiciones e incluso estuvo vendiendo enciclopedias, hasta que su hermana, emigrante en Cataluña, le animó a subir al norte. Allí estuvo más de una década, en un primer momento, «de camarero en un área de servicio de 12 de la noche a 8 de la mañana», mientras veía desfilar a los personajes más peculiares de la noche y luego, en un gran matadero.
Fue en Cataluña donde comenzó a fraguarse el primer libro de poemas, aunque lo publicó en Málaga en 2007. Dos años antes, contrajo matrimonio en Málaga con Lucrecia, su gran amor, con quien tiene dos hijos, Antonio José y Manuel Alejandro, quienes estos días se gradúan en Secundaria y Primaria, respectivamente.
Amor y vida interior
Los poemas de Antonio Olmedo hablan sobre todo de amor y de vida interior y como le dijo en una ocasión Enrique, el librero de Renacer, tienen el encanto de la sencillez. «Yo quiero transmitir de una forma sencilla y sincera, que llegue a la gente sin que busquen una metáfora», recalca el autor.
‘A estas horas, se ha acabado la lucha;/sólo queda un infinito espejo del cielo’, puede leerse en ‘Bahía Mayo’, de su primer libro.
Y de ‘...Y primavera de azules poemas’, su más reciente obra, con muchos poemas dedicados a su mujer y también a sus hijos, son estos versos: ‘Tengo guardado en el viento/ y oculto en mil y un mares/ todos los secretos necesarios/ para amarte después de amarte.’
Precisamente su último libro lo presentará el viernes 30 de junio a las 19.30 horas en Campanillas, en un lugar que no podía llevar otro nombre: el Centro Cultural Antonio Beltrán Lucena.
Antonio Olmedo, que forja versos de amor después de una jornada manipulando hierros, cuenta que ya está embarcado en su tercer libro: ‘Hombre de Faro’.