Cristina Rivas dio un giro de 180 grados a su vida cuando hace apenas nueve meses decidió dejar a un lado su faceta como maestra de Educación Infantil para abrir «Camino: el quiosco de siempre como nunca antes».
Con más de 20.000 seguidores en Tik Tok, Cris se encarga de devolver a la infancia a todos esos adultos de las décadas de los 80 y de los 90, ya que en sus 6 metros cuadrados, como ella lo llama, tiene todo tipo de chucherías y aperitivos «de los de antes». ¿Qué es lo que hace que una maestra decida abrir un quiosco? «La idea era abrir Camino para conseguir la financiación para abrir una escuela infantil, que era mi objetivo principal, lo que yo no sabía es que acabaría gustándome tantísimo dedicarme a esto que ya no me planteo abrir una escuela, sino otro Camino», explica Cris.
En una ciudad en la que casi no existen quioscos y las chuches se compran en bazares o en tiendas de alimentación, Camino abrió en la esquina del Camino de San Rafael con la calle Mahler (en el barrio de El Duende) con una seña de identidad que lo diferencia del resto. Además de conseguir (tras búsquedas exhaustivas en todos los almacenes) las chuches nostálgicas que sus clientes y seguidores le piden a través de sus directos en Tik Tok, Cris hace cajas personalizadas que envía a toda España. Aún se acuerda de todas las personas que al principio «no entendían cómo podíamos emprender este negocio con esa competencia». «De alguna manera conseguimos conectar con todos los seguidores de otras comunidades autónomas con las cajas, ya que ellos nos dicen que no existen quiscos y que estas chuches hace años que no las ven», cuenta Cris a La Opinión. La mayor parte de la clientela de Camino es de Cataluña y del País Vasco.
Camino lo forman Cris, su hermana y su madre; las cuales ella asegura que «la ayudan muchísimo». La cercanía con el comercio local ha desaparecido con la llegada de las grandes cadenas, pero en Camino han viajado al pasado, ya que afirman que «muchas veces Camino se convierte en una pequeña barra de bar. A mí me hace muchísima gracia, pero es muy guay. El atender a la gente es de lo mejor». Cris expresa que «le gusta mucho mimar a los clientes y muchos de ellos se han convertido ya en parte de su familia».
Emprendimiento joven
Crear tu propia empresa no es fácil y siempre conlleva una parte de riesgo , pero Cris lo tuvo claro. A través de sus redes sociales, ella comparte sus viajes a los almacenes y hace directos mientras está en el quiosco. «Mi vida social es prácticamente nula, trabajo unas 13 horas al día y hay cosas que no se ven. Es que lo tienes que entregar todo. Tienes que dejar un poco tu vida de lado, al menos los primeros meses y si te centras al 100% ocurre la magia, que es lo que está pasando ahora, que me está viniendo una oleada de cariño y también de trabajo que no me esperaba hace unos meses», añade. Rivas reconoce que al principio cometieron «muchos fallos, como cualquier novato», pero que ahora «han encontrado el equilibrio».
El mundo de las redes sociales sí que no tiene pausa, no existen las vacaciones y de eso sabe mucho Cristina Rivas, que explica a qué se dedica en esos días de desconexión: «Estos días que estamos de parón , no puedes paralizarte, entre comillas, porque ahora tengo que reponer el quiosco, . tengo que llevar las redes sociales porque si no te penalizan al tener tantos días el perfil parado, luego ya no lo enseñan a tus seguidores. Entonces, como que de alguna manera siempre estás alerta, siempre estás con el trabajo en la cabeza».
Cris, emocionada, cuenta a La Opinión lo ilusionada que se siente cada vez que abre las redes sociales y ve «los cientos de mensajes de amor» que le llegan. « Trato de responder a todos y cada uno porque sé que esto va para arriba cada día más y llegará un momento en el que no dé abasto, pero de momento quiero tratar de responder cada mensaje porque los escriben con un cariño, con un amor... Es increíble todo lo que me transmiten a diario».
Como el pequeño negocio, Camino, ha crecido tanto, Cris se plantea expandir su idea por otros sitios de España. En concreto, piensa en las Islas Canarias. Recuerda que sus primeros seguidores fueron de allí y que le trasladaron que «solo podían comprar chuches en las gasolineras». Cristina Rivas y su Camino tienen un objetivo claro: «abrir un quiosco en Tenerife y repartir cajas personalizadas por todas las islas».