Renovación

Las bibliotecas reivindican su función social ante la caída de las visitas y del préstamo físico

Estos espacios aún no se han recuperado del bajón que provocó la pandemia, una presencialidad mermada por los cambios de hábitos y un déficit de atención que afecta de lleno a la población infantil pero también a los adultos, a los que cada vez les cuesta más concentrarse para leer

Una imagen de archivo de la biblioteca provincial de Málaga.

Una imagen de archivo de la biblioteca provincial de Málaga. / L. O.

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Málaga

En la era de las plataformas digitales de contenidos, los streamings y las redes sociales, las bibliotecas públicas tienen que reinventarse para no quedarse atrás y seguir siendo espacios de culto al conocimiento para la población.

El reto no es sencillo y las cifras son claras. En una década, el número de visitantes a las bibliotecas públicas malagueñas ha caído un 43%, pasando de recibir 2.790.762 usuarios en 2012 a los 1.578.010 con los que cerró el año pasado, tal y como refleja la estadística de la Red de Bibliotecas Públicas de Andalucía que desarrolla la Consejería de Cultura de la Junta.

Eso sí, hay que tener en cuenta los efectos que la pandemia de la Covid-19 provocó en los hábitos de la población y, en especial, sobre las actividades presenciales, impulsando la vida a distancia para minimizar el riesgo de contagio.

La caída en las visitas durante la crisis sanitaria fue contundente, descendiendo hasta 1.007.385 visitantes anuales, lo que supone una caída, esto es, un 63% menos de visitas, manteniendo la comparación con el 2012.

Este descenso no atañe solo a las bibliotecas públicas malagueñas sino que se dio de forma generalizada y aunque en los dos últimos años ha empezado a remontar, aún no se llegan a las cifras previas a la pandemia, cuando ya se venía de una disminución gradual de los visitantes.

«Vivimos en una sociedad en la que se está potenciando la hiperconectividad a través de los móviles y nos estamos alejando de la lectura», advierte la directora de la biblioteca provincial de Málaga, Antonia Morales. «Hay un cambio de tendencia a la hora de acceder al conocimiento, ya no es tanto a través de libros, enciclopedias… sino que utilizan medios digitales, internet o los propios móviles».

Ese déficit de atención es palpable en la población infantil aunque también atañe a los adultos, incluso a los lectores más ávidos, a los que cada vez les cuesta más concentrarse.

«Estamos pendientes constantemente de pequeñas noticias, vídeos, que nos están provocando un déficit de atención. Todos hemos caído en eso».

De hecho, esa tendencia hacia la que apunta Antonia Morales se observa con claridad en la estadística de la Consejería de Cultura, que evidencia cómo los préstamos bibliotecarios también están decayendo, en concreto, un 36% en la última década. Así las bibliotecas públicas de la provincia han pasado de prestar 946.230 documentos a 604.430 en un año.

Préstamos

¿Quiere decir esto que la población lee menos? No necesariamente. Al respecto, la directora de la biblioteca provincial recalca que mientras decae el préstamo físico, aumentan los préstamos digitales.

Un buen ejemplo de ello es la plataforma Ebiblio, un servicio gratuito de préstamo online que ofrecen todas las bibliotecas públicas españolas, salvo las de País Vasco y Cataluña, que cuentan con sus propios servicios.

«Accedes a través de tu carné de la biblioteca y tiene libros, revistas, audiolibros… eso hace que no tengas que desplazarte hasta la biblioteca». Una manera de acercarse a la lectura que potenció la pandemia y que parece haberse mantenido.

De igual forma, las bibliotecas apenas prestan ya películas, música o material audiovisual, a la que la población accede cómodamente mediante las múltiples plataformas de pago.

«Prestábamos muchísimos audiovisuales, documentales, vídeos, música… hoy eso no sale», añade Antonia.

Hacer comunidad

Ante este panorama, caracterizado por los cambios de hábito de la población y la fulminación de la presencialidad, las bibliotecas están orientando ya su propio futuro como un espacio para hacer comunidad más que para el préstamo de información.

Así lo defiende con firmeza la directora de la provincial: «La biblioteca no solo es para leer, también tiene que ser un lugar de encuentro, donde la gente pueda compartir, que es la forma de hacer comunidades y a la vez sociedades más democráticas», recalca Antonia Morales. «Porque si tú solo vas a estudiar las oposiciones y te enfrascas en eso, con toda probabilidad te las vas a sacar pero estás solo. Hay una función social de las bibliotecas».

Esta idea tiene su reflejo sobre los datos estadísticos si se atiende a las actividades que se celebran en estos espacios. Hace 10 años, las bibliotecas malagueñas celebraron 4.831 al año, mientras que el ejercicio pasado se alcanzaron las 6.988 actividades culturales, un aumento del 44,6%.

«Somos una biblioteca muy activa porque creemos firmemente en la importancia que tenemos como espacio de encuentro y diálogo», insiste la bibliotecaria, que recuerda que el lema de este año para el Día Internacional de las Bibliotecas, el 24 de octubre, es «tejiendo comunidades».

De hecho, la biblioteca provincial está trabajando ahora en un taller de lectura y meditación que arrancará en los primeros meses de 2024, orientado tanto para colegios como para personas interesadas.

«Cuando está todo el mundo estresado e hiperconectado y tenemos déficit de atención… pararte y leer le está costando al cerebro lo que los neurocientíficos están equiparando a la meditación».

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