Hace unos días, cuando me dirigía hacia la cobertura del Congreso del Partido Socialista Europeo, aprecié desde el coche que una calle malagueña llevaba el nombre del brillante filósofo nacido en Algeciras -y vinculado antes de su exilio a Málaga- Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011). De repente, recordé que aquel hombre amable y culto -tras sobrevivir a la huida por la Carretera de Almería en la Guerra Civil y subir a bordo del buque Sinaia- llegó a ser una eminencia de la docencia universitaria en México. Y que tuve la suerte de entrevistarlo en 2004, durante una visita que hizo a Málaga cuando ‘la desbandá’ dejó de ser un tabú. Jamás olvidaré cómo se abrieron mis ojos al escucharlo insistir en que ‘las dos España’ seguía siendo el principal problema del país que él tuvo que abandonar. Y, de hecho, mientras todo aquello me venía a la cabeza, me acerqué conduciendo a una rotonda en la que el destino vino a recrear la triste certeza de aquello que él proclamaba. En las inmediaciones de esa glorieta, una veintena de personas con banderas rojigualdas aguardaban el paso del coche oficial en el que Pedro Sánchez se desplazaría hasta la clausura del cónclave de su partido, prevista aquel sábado en el Palacio de Ferias y Congresos de la capital malagueña. Era otra de las numerosas protestas contra la amnistía que viene apoyando Vox. O, dicho de otra forma, la enésima muestra de que este país suele brotar fragmentado, partido por dos miradas antagónicas a una misma realidad.
En la Carrera San Jerónimo y en Cibeles
El pasado jueves, con la ‘hora del Ángelus’ ya atravesada y cuando la votación de la investidura empezaba, en la cuenta de Twitter de Elías Bendodo apareció un mensaje en el que ya se invitaba a una nueva movilización contra la amnistía. Pedro Sánchez aún no era el presidente electo y el coordinador general del PP difundía esta consigna, abrazada al hashtag ‘España no se rinde’: «Hemos de defender y trabajar por nuestra democracia. Frente a Sánchez y su plan para dividir a los españoles, el sábado 18-N, yo estaré en Cibeles». Ante este tipo de gestos virtuales -que miraba desde la madrileña Carrera de San Jerónimo hacia la plaza de Cibeles- se confirma que la polarización seguirá formando parte del decorado y que la elección del presidente no ha aplacado, precisamente, los ánimos.
‘Reaparece’ Ana Fuentes
Entre las múltiples estampas que ha generado la situación política y el clima de protesta, la de la visita de Pedro Sánchez para darle ánimo a los trabajadores del PSOE en calle Ferraz dejó un detalle con ingrediente malagueño. Al lado del líder socialista se encontraba la rondeña Ana Fuentes, quien hace dos años ‘ascendió’ en el organigrama de la propia sede y se convirtió en la gerente de la formación progresista. En aquella ocasión, cuando se hizo público su nombramiento, Ana Fuentes esquivó en la medida de lo posible el foco mediático. Y permaneció abonada al plano discreto que eligió desde que dejó la política institucional y terminó desarrollando su carrera profesional en Madrid. En la primera década del presente siglo, Ana Fuentes emergió como uno de los activos con más futuro dentro del PSOE malagueño y llegó a ser la candidata a la alcaldía en Ronda, parlamentaria andaluza y diputada nacional.