Medioambiente

Así se ha "comido" el mar la costa de Málaga

Imágenes áereas entre 1957 y 2023 evidencian como la línea de costa ha ido retrocediendo, alcanzando construcciones en Arraijanal y Almayate

Costas achaca este comportamiento a las transformaciones urbanísticas, los cambios hidrológicos de los cursos de agua y a los efectos del cambio climático

La Ebar de Guadalmar, en 1993 y 2023.

La Ebar de Guadalmar, en 1993 y 2023. / L.O.

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Las playas de Arraijanal y de Almayate son claros ejemplos de cómo los cambios en la dinámica del litoral debido a la actividad humana y los efectos del cambio climático van erosionando progresivamente las zonas costeras, provocando que la línea de costa retroceda mientras el mar avanza.

Basta echar un vistazo en orden cronológico a las imágenes aéreas de estos dos tramos del litoral de la Costa del Sol, en la capital y en el municipio de Vélez-Málaga, para comprobar cómo entre 1957 y 2023 el mar se "ha comido" estas zonas costeras.

Así se muestra en el compendio de fotografías cenitales que incluyen los informes en los que se ha basado la Demarcación de Costas en Andalucía Mediterráneo para declarar estos dos segmentos costeros en "riesgo de regresión grave", lo que implicará la prohibición de la ocupación del dominio público marítimo terrestre y condicionará la permanencia de las construcciones ya existentes al propio avance del nivel del mar.

En el caso de la playa de Arraijanal, en la zona de Guadalmar, el testigo más evidente de ese avance del mar es la EBAR que hay allí instalada. Si se comparan las imágenes de 1993 con la más actual que ofrece el satélite de Google Maps, en 30 años se puede apreciar cómo actualmente la estación de bombeo está actualmente protegida por una escollera debido al avance del nivel del mar mientras que en los noventa aún la separaba de la orilla un espacio amplio de arena. De hecho, el año pasado Emasa ejecutó unas obras de reparación del principal colector de saneamiento que da servicio a la urbanización de Guadalmar y que conecta con esta Ebar.

En este sentido, Costas remarca que tanto la Ebar como las canalizaciones que permanecen en la playa deberían "retranquearse" para "evitar roturas y, por ende, vertidos, a la playa y al mar en situaciones de temporal marino con fuerte oleaje, erosión y pérdida importante de arena".

En el caso de Vélez, se percibe cómo la desembocadura ha ido estrechándose con el paso de los años -el pantano de la Viñuela se construyó en los años 80- y cómo la línea de costa ha ido remitiendo de forma gradual.

Causas

Como ya informó este periódico, Costas hace hincapié en el efecto que tuvo la transformación urbanística de Guadalmar acompañada de la construcción de espigones así como la transformación de la desembocadura del río Guadalhorce en los años 90. Ambas intervenciones "han determinado la dinámica litoral" y han favorecido los movimientos regresivos del litoral.

En el caso de Vélez, se detectan cambios en la hidrología dentro de la cuenca del río de Vélez que afectan al litoral, como es la reducción de los aportes de sedimentos provocados, por un lado, la caída de las precipitaciones y, por otro, por el control de los cursos de agua que ejercen los embalses, en este caso, el de la Viñuela.

A estas causas se suman los cambios en el clima marino, con un "claro" aumento en la frecuencia de los temporales en los dos tramos del litoral malagueño estudiados. "A partir del año 2006 hay un incremento en la velocidad de aumento de la frecuencia de temporales, llegando a ser hasta cuatro veces superior de lo que acontece en las décadas de los 60, 70 y 80".

Asimismo, se ha producido un "importante cambio" en la orientación del oleaje de estos temporales, cobrando más fuerza los temporales de poniente frente a los de levante.

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