Crónicas de la ciudad

La república independiente del Marqués de Valdecañas

Pese al esfuerzo encomiable de muchos vecinos, hace décadas que esta calle se transformó en cantón independiente de las hordas de homínidos grafiteros

La calle Marqués de Valdecañas con el Garaje Las Delicias, el mes pasado.

La calle Marqués de Valdecañas con el Garaje Las Delicias, el mes pasado. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Ya vimos hace unos días cómo las intrusivas Torres de Martiricos se colaban por cualquier recoveco del Centro Histórico y ‘anegaban’ para los próximos siglos vistas y paisajes, a causa de la imprudencia municipal. 

Parece que en Barcelona se prepara un modelo informático que permitirá prever el impacto paisajístico real de cualquier construcción, para no dejar el desarrollo de las ciudades patrias en manos de cargos públicos sin formación de urbanistas o de infografías promocionales que hermosean la cruda realidad.

Como vimos, estas dos desdichadas ocurrencias asoman por encima de la portada del veterano Garaje Las Delicias, desde la calle Molinillo del Aceite.

Llama la atención que el acosado Garaje de Las Delicias no haya sido reconvertido en apartamentos turísticos. Se salva de momento de esta plaga invasora por contar con protección arquitectónica dentro del Pepri Centro y porque en su interior conserva el templete superviviente de los Baños de Álvarez de 1842. Pero con la gestión pública malagueña transformada en promoción inmobiliaria, todo puede pasar. 

Detalle del Garaje Las Delicias, en la calle Marqués de Valdeflores, en mayo.

Detalle del Garaje Las Delicias, en la calle Marqués de Valdecañas, en mayo. / A.V.

Mientras tanto, el garaje tiene la desdicha de que su artística portada asoma a la calle Marqués de Valdecañas, una vía que hace décadas fue declarada ‘república independiente’ por las hordas de homínidos grafiteros. En este sentido, hay que hacer una clara diferenciación entre los artistas que se expresan con el espray para dejarnos soberbios murales y los palurdos que, desprovistos de todo sentido artístico, optan por la gloria efímera de los vándalos, al manchar con su firma el patrimonio ajeno. 

Hace ahora diez años, el muro del Garaje Las Delicias lucía impoluto, pero fue un mero interregno, un mínimo descanso antes de que los homúnculos volvieran a la carga. El resto de viviendas de la calle hacen también lo que pueden, esfuerzos ímprobos por repintar los inmuebles, pero casi siempre es sólo un receso antes de la tormenta de colorines.

Uno de los tramos vandalizados de la calle Marqués de Valdecañas, en mayo.

Uno de los tramos vandalizados de la calle Marqués de Valdecañas, en mayo. / A.V.

En la calle Marqués de Valdecañas los vándalos no descansan, de ahí que por aquí hayan pasado, a lo largo de los lustros, las firmas de reconocidos salvajes como ‘Plaka’, ‘Koof’, ‘Foker’ y otros. 

El desparrame grafitero ha convertido buena parte de la calle en una indigesta sopa de letras. Si a Puigdemont no le saliera bien su república etnolingüística, en esta calle de Málaga tendría un cantón al margen de la civilización a su entero servicio. 

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